En un mundo cada vez más digitalizado y conectado, la evolución de la tecnología y los nuevos modelos de lenguaje han traído una nueva era para la ciberseguridad, pero también plantean una amenaza sin precedentes, asegura la empresa líder en ciberseguridad, Trellix.
En un mundo cada vez más digitalizado y conectado, la evolución de la tecnología y los nuevos modelos de lenguaje han traído una nueva era para la ciberseguridad, pero también plantean una amenaza sin precedentes, asegura la empresa líder en ciberseguridad, Trellix.
Para el 2023, América Latina y el Caribe enfrentaron 200.000 millones de intentos de ataques cibernéticos– un 14,5% del total mundial – según FortiGuard Labs. Y el riesgo de que las cifras aumenten en el 2024, son latentes.
La Inteligencia Artificial (IA), representada por aplicaciones como ChatGPT, ha alcanzado capacidades extraordinarias en la generación de texto coherente, resolución de problemas y codificación, entre otras tareas; sin embargo, también se convierte en una herramienta poderosa y económica para los cibercriminales, eliminando la necesidad de experiencia técnica y el uso de recursos para atacar.
Los delincuentes pueden aprovechar estas herramientas para perpetrar ataques masivos con una eficacia sorprendente. Por ejemplo, la generación automatizada de correos electrónicos de phishing personalizados permite la creación de grandes cantidades de mensajes convincentes en periodos cortos, aumentando el riesgo para los usuarios y las organizaciones en toda América Latina.
La ciberseguridad se ha convertido en una carrera entre los atacantes que aprovechan la IA, para superar los mecanismos de defensa tradicional, y los operadores humanos, que por sí solos no pueden mantenerse al día por el gran volumen de amenazas potenciales y la velocidad a la que evolucionan.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL: ¿ALIADO O AMENAZA PARA LA CIBERSEGURIDAD? AQUÍ TE CONTAMOS
“La ingeniería social automatizada es una preocupación creciente. Los cibercriminales están recurriendo cada vez más a la tecnología para automatizar la recolección de datos y engañar a las víctimas para que compartan información sensible. Esto minimiza la necesidad de participación humana y dificulta la detección de estos ataques” explicó Stephen Fallas, Cybersecurity Architect Strategist de Trellix.
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