A pesar de que el ruido mediático de WannaCry se ha rebajado considerablemente toda vez que este ciberataque, el más famoso de la historia, se produjo en 2017, sus consecuencias siguen estando muy vivas.
Tanto es así que el 23,56% de todos los ataques de ransomware de 2019 fueron consecuencia directa de WannaCry, lo que lo convierte en el tipo de amenaza más común, según un estudio de Precise Security.
Este virus se dirige a equipos que utilizan el sistema operativo Microsoft Windows. Según las estimaciones, ha llegado a afectar a 230.000 equipos de todo el mundo, causando pérdidas de 4.000 millones de dólares. Uno de los medios de defensa pasa por actualizar el software y el sistema operativo con regularidad.
Por otra parte, el estudio pone de relieve que las estafas de phishing fueron la causa común de infección de ransomware durante el pasado ejercicio. Y, es que más del 67% de los usuarios informaron de ataques vía spam y correos electrónicos maliciosos.
La segunda causa más común fue la falta de capacitación en ciberseguridad (36%) y, la tercera, las contraseñas débiles (30%). Por detrás se sitúan las malas prácticas de los usuarios, los sitios web maliciosos y el llamado clickbait.
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