Sebastián De la Nuez precisa que la idea desarrollada en su artículo es poner en evidencia «de manera tristemente irónica» que no solo Venezuela no se se está arreglando, sino «que es quizás el país más contradictorio de la tierra y el más desigual».
Recuerda que nuestra nación sigue «con la emergencia humanitaria compleja declarada por instituciones internacionales».
«El corazón del trabajo que hago es tratar de contrarrestar ese eslogan (Venezuela se arregló) mediante la enumeración de hechos constatables que me comentaron o yo busqué en las fuentes en las cuales confío.
Esas fuentes me han reportado que no disminuye, sino que es peor», explica en alusión a «una serie de (malas) noticias que pasaron a ser endémicas en lo que atañe a sanidad, delincuencia, servicios públicos, calidad de vida».
Opina que tal y como lo hizo Hugo Chávez con la propaganda oficial, el gobierno de Nicolás Maduro «fabrica una realidad paralela, de mentiras; pero eso se hace después de haber machacado la libertad de expresión, de haber tergiversado el lenguaje usual del venezolano de cara al pueblo y después de haber criminalizado a la profesión del periodista. La profesión del periodista es peligrosa hoy en Venezuela».
Recuerda que Maduro cuenta con el apoyo de Estados que le ayudan a la tergiversación de la realidad con recursos técnicos y recurso humano, para levantar «un telón de fondo sobre el que la gente se construye su realidad todos los días».
Cita como parte de las condiciones que ayudan al gobierno a mantener una ficción es «la costumbre inveterada de no querer revelar datos de ninguna especie».
Notiveraz