La situación en Cúcuta sigue siendo un reflejo de la crisis migratoria venezolana. A pesar de los desafíos, cada día llegan más venezolanos a esta ciudad colombiana en busca de una vida mejor y, eventualmente, el sueño americano.
La ruta migratoria ha cambiado con el tiempo, pero el peligroso tramo del Tapón del Darién sigue siendo un paso obligado para muchos.
En Cúcuta, los venezolanos enfrentan una realidad difícil. Muchos de ellos se convierten en vendedores ambulantes o trabajadores informales, luchando por sobrevivir mientras buscan oportunidades para cruzar hacia Estados Unidos.
La reapertura de la frontera ha permitido un flujo constante de migrantes, pero también ha generado tensiones y desafíos tanto para los migrantes como para la ciudad.
La comunidad internacional ha intentado intervenir, pero la situación sigue siendo compleja. Aunque algunos logran su objetivo y encuentran una vida mejor en el extranjero, muchos otros se ven obligados a regresar a Cúcuta, frustrados y desilusionados.
En consecuencia, la ciudad se ha convertido en un punto de encuentro y transición para aquellos que siguen persiguiendo su sueño americano.
“Hay un crecimiento bastante alto, muy alto, creería yo”, dijo según WRadio el Capellán Jairo Garzón de la ONG corporación Internacional Pinos.
Aseguró que “cada vez están llegando más familias completas, algunas quedarán en Cúcuta o en otros lugares de Colombia, pero la mayoría quieren viajar, quieren irse, el mayor objetivo son los Estados Unidos”.
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