Las mujeres destacan en Venezuela por su liderazgo y valentía al enfrentar cualquier obstáculo que se les presente, pero son muchas las trabajadoras públicas que este 8 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, se sienten vulneradas en un país donde no son remuneradas por sus labores. Sin embargo, no pierden la esperanza de ser escuchadas y tener calidad de vida.
Lina Mantilla es una de esas mujeres que se siente «violada, vulnerada y rechazada por un Gobierno que no se ocupa de las trabajadoras del país». Con 14 años de servicio en el Instituto Nacional de Desarrollo Rural, adscrito al Ministerio de Agricultura y Tierras, expresó que se siente decepcionada por todos los atropellos que recibe al no contar con un solo beneficio laboral después de tantos años de servicio, publicó el medio El Pitazo.
Afirmó que tener un salario mínimo de 130 bolívares mensuales, equivalente a 5 dólares, no es digno y tampoco es calidad de vida para ella como mujer y trabajadora. Precisó que el sueldo va en picada y desde la creación del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) todos los gremios son robados, pues todos sus beneficios fueron eliminados.
«Mientras el Estado nos debería pagar, somos nosotros quienes lo estamos subsidiando al ir todos los días a trabajar sin nisiquiera tener para pagar un pasaje. Solo podemos comprar harina de maíz y huevos con el sueldo de un mes», expresó la trabajadora que se mantiene en las calles del país en cada protesta para exigir sus derechos.
Angustia y agotamiento
La señora Judith Bracamonte, con 63 años de edad y jubilada de la Universidad Simón Bolívar (USB), aseguró sentirse «muy mal y angustiada porque la vida en este país es muy difícil para quienes dependen del gobierno para un sueldo». Precisó que para tener alimentación y salud es obligatorio contar con ingresos, de lo contrario, no se puede estar bien.
Comentó que tiene cuatro hijos mayores de edad y se siente afortunada de haberles brindado una buena calidad de vida, pero a la vez acorralada al ser jubilada y abuela, sin poder compartir una tarde de helados con sus nietos, algo que era un anhelo como mujer.
Aunque recibe ayuda económica por parte de sus hijos, indicó que como mujer independiente nunca imaginó esperar por alguien más para tener comida en su hogar. Por ello estudió y se formó profesionalmente, para tener un salario que le permitiera vivir cómodamente y disfrutar de una jubilación digna.
Judith Bracamonte es una de esas mujeres que caracterizan las movilizaciones por salarios dignos y, a pesar de sentirse sin aire en muchas de las protestas, afirmó que el deseo por ver un cambio y lograr sus propósitos es mayor que cualquier dolencia que pueda sentir. Solo le pide a Dios que la situación del país mejore para vivir dignamente como mujer.
Frustración y lucha
Leída Brito, de 65 años de edad, es otra de las mujeres de la tercera edad que siempre se puede ver en una protesta exigiendo sus derechos. Expresó sentirse vulnerada y frustrada al tener que ver a sus dos hijos a través de la pantalla de un celular, pues se vieron en la obligación de emigrar del país por falta de oportunidades para progresar.
Aseguró que a pesar de sentirse sola y con su madre en críticas condiciones de salud, no pierde la esperanza de vivir en un país donde los ciudadanos no tengan «un salario de esclavitud que mate al adulto mayor».
En ese sentido, se considera una mujer luchadora que no abandona las calles del país hasta que sus hijos regresen, se generen empleos dignos y se escuche la voz de cientos de trabajadores que desean vivir cómodamente junto a sus familias.
Mujeres en precariedades
La profesora, abogada y dirigente sindical Belkis Bolívar se siente orgullosa por ser luchadora, trabajadora y estar enfocada en lo que quiere, pero consideró que todas las venezolanas se merecen un mejor presente y futuro. Por ello, aseguró que cada día se mantienen luchando hasta lograr sus derechos como trabajadoras.
Precisó que en el país carecen de políticas públicas y de salud para atender a la mujer. Asimismo, dijo que en muchas profesiones y oficios las venezolanas siguen discriminadas en cuanto al pago de sus salarios y se enfrentan a múltiples precariedades.
«La mujer en el país para llevar alimentación a su casa o solventar cualquier situación de salud debe realizar varios oficios para poder resolver las situaciones que se presenten y, a pesar de eso, el dinero no le alcanza», comentó la profesora.
Consideró que las venezolanas forman parte de la reserva moral que sigue luchando por su familia y mejores condiciones de vida. Por esa razón, dijo que la mujer es protagonista en todas las protestas y las acciones que permitan la dignificación del ser humano.
NotiVeraz