Uno de los portavoces del régimen talibán, Suhail Shahin, advirtió que si Estados Unidos (EE.UU.) y el resto de los países no concretan su retirada y las evacuaciones de personas para el 31 de agosto habrán consecuencias.
Este lunes 23 de agosto, en una entrevista concedida a Sky News, Shahin recalcó que el último de agosto «es una línea roja». una fecha que se acerca mientras los países intentan evacuar a marchas forzadas y cuando Biden se plantea que las tropas estadounidenses salgan del país asiático después de esa fecha.
«Biden anunció que el 31 de agosto retiraría a todas sus fuerzas militares», insistió el emisario de los talibanes. Al mismo tiempo remarcó que si el presidente de EEUU, Joe Biden, amplía el plazo la respuesta que darán los radicales ser negativa.
«Significa que hay una extensión de la ocupación cuando no hay necesidad para la misma. Si Estados Unidos o Reino Unido buscan más tiempo para continuar las evacuaciones, la respuesta es no. O habrá consecuencias», agregó..
Las palabras de Shahin también llegan cuando el primer ministro británico, Boris Johnson, ha pedido a Biden extender la fecha límite para dejar Afganistán, una ampliación que busca sacar del país al mayor número de personas, después de que los talibán se hayan hecho con el poder en el país. Mientras, las escenas de desesperación en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul continúan produciéndose, reseñó EuropaPress.
Niños en riesgo
El fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) aseguró que unos diez millones de niños necesitan ayuda humanitaria en Afganistán, al enfrentarse a problemas de desnutrición o violaciones de sus derechos. Aseguró que la inestabilidad en esa nación no impedirá que continúen «sobre el terreno ahora y en los días venideros».
«Se estima que un millón de niños sufrirán desnutrición aguda grave en el transcurso de este año y podrían morir sin tratamiento», alertó la organización en un comunicado en el que también indicó en unos «4,2 millones de niños no van a la escuela, incluidas más de 2,2 millones de niñas», señaló Unicef.
La agencia ONU reportó más de dos mil violaciones graves de los derechos del niño y que cerca de 435.000 niños y mujeres han tenido que desplazarse a otras zonas de Afganistán para huir de la violencia y otros problemas.
«Esta es la triste realidad a la que se enfrentan los niños afganos y sigue siéndolo independientemente de los acontecimientos políticos en curso y los cambios de gobierno», apuntó la organización. Al tiempo que advirtió que la situación se podría agravar en los próximos meses.
El 22 de agosto Unicef y la Organización Mundial de la Salud solicitó en un comunicado conjunto «el establecimiento de un puente aéreo», debido a que el aeropuerto de Kabul tiene suspendidos los vuelos comerciales tras la toma de poder del país por parte de los talibanes hace una semana.
Ambas organizaciones «piden un acceso inmediato y sin obstáculos para entregar medicamentos y otros suministros que salvan vidas a millones de personas que necesitan ayuda, incluidas 300.000 desplazadas solo en los últimos dos meses», reza el comunicado, reseñó EFE.
El miedo regresó con los talibanes
Los talibanes se hicieron del poder en Afganistán apenas se consumó la retirada de las tropas estadounidenses que por casi dos décadas los mantuvieron a raya.
Todo cambió de un momento a otro. Tras la salida del ejército de EEUU, el presidente afgano Ashraf Ghani huyó y los radicales tomaron el control de las principales ciudades en un dos por tres. La toma del grupo radical dejó en entredicho los objetivos y las promesas que según el gobierno norteamericano fueron “cumplidos”, entre ellos preparar a las tropas de Afganistán para hacer frente a los rebeldes.
Los cierto es que con la llegada de los radicales el miedo regresó a las calles 20 años después de haber sido derrotados por el ejército de los EEUU y la coalición internacional, que se conformó luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El regreso del talibán a Afganistán recuerda los cruentos hechos vividos entre 1996 y 2001, cuando el grupo fundamentalista gobernó al país. Bajo su mandato, los asesinos y adúlteros eran condenados a muerte y estas sentencias se ejecutaban de forma pública e inmediata; a los culpables de robo se les amputaban las manos como castigo; los hombres debían dejarse la barba y las mujeres tuvieron que llevar el tradicional burka de cuerpo entero; mientras que los homosexuales sufrieron la cruenta muerte de ser lapidados o sepultados vivos bajo un muro de ladrillos. La televisión, la música y el cine estaban prohibidos y las niñas sólo podían ir a la escuela hasta los diez años.
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