La idea de una segunda vuelta electoral en Venezuela ronda las mesas de debate de algunos dirigentes de oposición, pero, ¿será viable técnica, política y financieramente?
Analistas consideran que sí.
El primero en ondear la bandera de esa modalidad de votación fue el Movimiento por la Democracia e Inclusión (MDI). Nicmer Evans, su presidente, politólogo y precandidato a las primarias de oposición para elegir candidato de cara a las elecciones presidenciales de 2024, explicó a la Voz de América que la iniciativa busca dar un barniz de legitimidad y blindar la unidad de los antichavistas.
Duda que ello ocurra para las elecciones de 2024, pues requeriría un acuerdo con el chavismo, que domina abrumadoramente el Parlamento electo en 2020 y que la oposición desestima como institución legítima por presunto fraude.
“Es inviable en manos de quienes detentan el poder. Sería excelente, pero no les interesa. Exhortamos a la oposición a que pregone con el ejemplo y entremos en una discusión de las condiciones para las primarias, incorporando la viabilidad técnica y económica de una segunda vuelta”, afirma el dirigente político.
Evans, quien apoyó al chavismo en sus primeros años, espera que la primaria de 2023 sirva además para legitimar a la dirigencia de la oposición venezolana.
“Puede permitir escoger una nueva conducción política de la oposición, que los 10 candidatos más votados formen un espacio, una instancia de conducción que tenga legitimidad”, asegura.
Según Evans, el G4 opositor, como se conoce al grupo de partidos con mayor número de curules ganadas en 2015, vive de una “epopeya” de hace siete años y no ha vuelto a medir a sus simpatizantes.
La propuesta de Evans consiste en otra elección posterior a la original en las primarias para que los dos candidatos más votados se midan. Esa opción prevendría cuestionamientos a la legitimidad del proceso, a su juicio.
Omar Barboza, coordinador ejecutivo de la Plataforma Unitaria, confirmó la semana pasada la convocatoria a primarias en 2023 para elegir al candidato presidencial que enfrentará a Maduro, un año luego.
El vocero opositor indicó que pronto se escogerá una comisión nacional electoral para definir los detalles de ese evento. Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por 50 gobiernos desde 2019, secunda la idea y la considera como una herramienta para garantizar la unidad política.
Proceso más complejo
La segunda vuelta en las primarias opositoras podría ser un proceso “complejo” en los tiempos que corren en Venezuela, según el politólogo Jesús Castellano. A su juicio, la organización de una votación simple ya es difícil de concretar no solo por sus retos logísticos, sino también por los políticos.
Un proceso de esa naturaleza, con doble votación, podría dividir aún más a la ya fraccionada oposición venezolana, compuesta por más de 30 partidos, opina.
“La segunda vuelta supone una reagrupación y consolidación de fuerzas y eso pudiera unir a sectores dentro de la oposición. No obstante, dado el nivel de fraccionamiento de la oposición venezolana, la consolidación del sector opositor que resulte derrotado pudiera significar la génesis de una fuerza adversaria al candidato ganador de las primarias” en esa contienda, explica.
Lo positivo de una segunda vuelta sería el aumento del liderazgo del candidato triunfador y de los partidos políticos que lo apoyaron, estima Castellano.
La segunda vuelta supone más recursos, más tiempos para definir un ganador, el probable agotamiento de las bases opositoras y el “reforzamiento de las asimetrías” entre las organizaciones que participen, acota.
“Las organizaciones más grandes y que cuentan con mayores recursos potencian su ventaja comparativa en una segunda vuelta”, advierte el analista.
Confusión y vacío
Andrés Caleca, expresidente del Consejo Nacional Electoral, prefiere no debatir sobre una segunda vuelta electoral cuando existen, a su juicio, tantas dudas sobre los pormenores de la primera, a manos de los aliados de Guaidó.
“Nadie tiene claridad en este momento sobre en qué están fundamentadas las primarias”, dice, advirtiendo sobre cómo la Plataforma Unitaria está lejos de representar al segmento de la población de entre el 70% y 80% que rechaza al madurismo.
Caleca opina que existe “una gran confusión” entre la oposición al chavismo por el “vacío político” y de representatividad de sus partidos entre la ciudadanía.
Explica que hay un sector abstencionista dentro de la oposición, representado por María Corina Machado; otro disidente, en la Alianza Democrática; y otro factor donde se aglutinan el llamado G4 y sus movimientos aliados.
Caleca se pregunta si existirán, en cambio de segundas vueltas, dos o tres primarias organizadas por los propios partidos desunidos en sus iniciativas.
“La oposición debe antes de todo embarcarse en un proceso de unificación del país con un mensaje y una propuesta claros antes de seleccionar una fórmula (electoral) que te va a representar” en las presidenciales, dijo.
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