Las alarmas se han encendido entre las autoridades de las universidades autónomas de Venezuela ante la intervención del Ejecutivo en sus edificios para hacer reparaciones, a través de un plan gubernamental destinado a arreglar las infraestructuras públicas, un hecho que anula, de facto, la autonomía en la gestión de recursos que otorga la ley a las entidades de estudios superiores.
Se trata de la «Misión Venezuela Bella», un plan creado hace cuatro años para recuperar espacios públicos, entre los que Ejecutivo ha incluido la Universidad Central de Venezuela (UCV), en la Ciudad Universitaria de Caracas, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001.
Tras haber recuperado 586 aulas y 95 hectáreas de áreas verdes, la misión estatal planea restaurar este año 36 de sus 108 obras de arte, pese a que su mantenimiento es competencia del Consejo de Preservación y Desarrollo de la UCV (Copred).
En un pronunciamiento, el Copred aseguró que estas «intenciones» de «iniciar trabajos de restauración de 36 obras de arte» sin comunicarlo ni involucrar al centro de estudio representa «otro acto de agresión a la autonomía universitaria» y «una demostración más de una política oficial que niega el diálogo».
El profesor universitario y director de la ONG Aula Abierta, David Gómez, dijo a EFE que el plan representa «un peligro que puede resultar en otro patrón de violación de la autonomía universitaria».
Subrayó que el mantenimiento de los espacios universitarios es «una actividad propia» de su autonomía, por lo que «debe ser efectuado a partir de la asignación integral del financiamiento a las universidades».
Sin embargo, advirtió, el Ejecutivo «impone una asfixia presupuestaria contra las universidades», lo que, a su juicio, es «la raíz del deterioro progresivo de sus espacios, dependencias y servicios, afectando sus procesos de docencia, investigación y extensión».
UNA POLÍTICA DE «MALTRATO PRESUPUESTARIO»
El rector de la Universidad de Los Andes (ULA), Mario Bonucci, manifestó a EFE su desacuerdo con que el Ejecutivo anuncie la ampliación de este plan cuando, al mismo tiempo, aplica una «política no escrita» de «acoso y maltrato presupuestario», que consiste en la merma de recursos asignados para su funcionamiento, lo que ha «deteriorado» los espacios.
«¿Cómo puedes hablar de autonomía administrativa si no tienes dinero con qué administrar?», se pregunta el rector de este centro ubicado en el oeste de Venezuela y que tiene una matrícula de 24.000 estudiantes, un 50 % menos respecto a los 48.000 que había en 2016.
Señaló que, de los 1,3 millones de dólares que el Estado asignó en 2022 a la ULA, entregó 42.222 dólares, es decir, el 3,24 % del monto, cuando la universidad requiere de una inversión de unos 30 millones para la rehabilitación de espacios y la actualización de equipos de telecomunicaciones.
Además, desde 2018, el Gobierno «no envía ni un solo bolívar (la moneda local) para el comedor universitario» de la ULA.
Por su parte, la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, afirmó que la universidad «ha estado, por muchos años, sometida a una política que redujo el presupuesto asignado a insignificantes cuotas que, desde 2020, no son entregadas», lo que ha afectado «el mantenimiento de la planta física, la investigación y extensión».
El plan oficial, a su juicio, «no es suficiente para cubrir todas las necesidades que un presupuesto adecuado sí puede. Para educar libremente y con calidad se requiere de una inversión constante y adecuada, no de una medida esporádica».
MÁS ALLÁ DE LA FACHADA
Para Bonucci, «es un error» creer que una universidad es de «calidad» y «está cumpliendo con sus objetivos» solo porque su infraestructura está «bonita».
«No solo hay que pensar en el tema de la infraestructura, hay que pensar en la inversión que debes hacer en tecnología de punta, tienes que comprar computadoras nuevas o equipos nuevos», señaló.
Asimismo, «destinar dinero para programas que tienen que ver con la formación de nuestros estudiantes, como, por ejemplo, prácticas de campo, servicio comunitario. Tienes que invertir recursos en la seguridad social de tus propios empleados, (…) y en eso no se está invirtiendo», dijo.
«¿De qué sirve embellecer una universidad si tú no tienes un servicio médico para los estudiantes, si tú no tienes equipos de punta para formación de estudiantes, si no tienes el financiamiento adecuado para la generación del conocimiento que es la investigación, si no tienes el dinero para la extensión universitaria?», concluyó.
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