Como ya se sabe, las últimas semanas han sido de altas fluctuaciones eléctricas (los llamados “bajones”), e incluso apagones no tan prolongados como los de 2019, pero sí de tiempo dilatado. El asunto es menor en Caracas, ya que el Gobierno cuida que así sea.
Estados como Zulia o Táchira, por ejemplo, sufren todo el año del problema con la electricidad.
No obstante, el problema parecía haber amainado, la cosa parecía controlada, y ahora todo el país sufre de este nuevo «bajón» en el servicio de electricidad. ¿Se solucionará? ¿Se prolongará y agravará? Nadie lo sabe.
Miguel José Lara Guarenas es Ingeniero electricista por la Universidad Central de Venezuela (UCV), con más de 48 años de ejercicio profesional y con maestría en Ingeniería Gerencial. Trabajó por 30 años en la oficina responsable de coordinar la planificación y la operación del Sistema Eléctrico Nacional -desde 1975 hasta el 2004- siendo su Gerente General.
Banca y Negocios conversó en exclusiva con el experto para conocer más en detalle la situación actual, donde los equipos que se alimentan de electricidad como neveras, microondas, computadores, etcétera, resultan afectados.
Y también el desenvolvimiento normal de las diversas actividades productivas del país, cuando se producen apagones, pues no se puede trabajar y colapsa, verbigracia, el Metro de Caracas. Esto fue lo que nos dijo Lara:– ¿Qué está pasando actualmente con el sistema eléctrico venezolano?
-Actualmente el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) presenta un notable incremento en la frecuencia y recurrencia de los cortes y fallas del suministro eléctrico, a lo que cada día se le suman las innumerables fluctuaciones o bajones, como los denomina la gente. Esta situación de creciente intermitencia del servicio eléctrico afecta negativamente la calidad de vida de la sociedad venezolana y evidencia el estado de precariedad y vulnerabilidad del SEN, producto del modelo de gestión fallido que ha sido impuesto al mismo por el único prestador del servicio, Corpoelec.
«Esta situación de precariedad y vulnerabilidad se caracteriza por insuficiencia en la oferta de generación, ya que apenas funciona una tercera parte de la capacidad de generación instalada en el país y aquella que aún se encuentra operativa, lo hace en condiciones de baja confiabilidad por el abuso a la que está siendo sometida por varios años. Adicionalmente, este remanente de unidades en funcionamiento se opera bajo condiciones que están muy alejadas de los estándares mínimos requeridos».
Además, Lara añade que «por otra parte, todo el equipamiento necesario para hacer que esa insuficiente generación de electricidad pueda llegar a los usuarios, igualmente se encuentra sometido a un abuso continuado y también es operado bajo condiciones inseguras y de riesgo. Si todo esto ya no fuera suficiente para tener el mal servicio que se presta, hay que añadir que el soporte de logística y servicios, requerido para que el personal que sostiene el servicio eléctrico pueda llevar a cabo sus labores, es prácticamente inexistente, por lo que dicho personal trabaja en condiciones extremas y negativas que, en muchos casos, pone en riesgo su integridad física.
Crisis eléctrica: fallas en cadena
– ¿Por qué en todo el país hay bajones fuertes y apagones?
-Es una realidad que todo Sistema Eléctrico es susceptible de tener fallas. Sus unidades de generación presentan contingencias que, cuando no permiten su funcionamiento seguro, los dispositivos que detectan estas anomalías las sacan de servicio para evitar que les ocurran daños mayores. Ocurre lo mismo con el vasto equipamiento de transporte, distribución y redes locales que llevan la electricidad a los centros de consumo. Si el sistema eléctrico se operara con los criterios de seguridad y confiabilidad con los cuales fue planificado, diseñado y construido, estas fallas no serían percibidas por los usuarios ni deberían afectarlos
«Sin embargo, producto de la gran cantidad de equipos que operan en condición de precariedad por el abuso recibido, la probabilidad de que ocurra una falla se viene incrementando día a día y además existe otra realidad en los sistemas eléctricos y es que cada vez que ocurre una falla en algún equipo del SEN, la tensión o el voltaje, en las cercanías del equipo afectado, se deprime, es decir ocurre un bajón y dado que el SEN es interconectado, ese bajón se siente en todas las regiones del país, en mayor o menor grado según sea la distancia eléctrica a la que están del equipo fallado».
«Una vez que el equipo fallado es puesto fuera de servicio por los dispositivos de protección, dicha falla deja de estar presente y el SEN debería volver a la normalidad sin ninguna consecuencia para los usuarios. Pero ese no es el caso del sistema eléctrico en Venezuela.
– ¿Entonces, si las fallas despejadas no deberían afectar negativamente a los usuarios, porqué ocurren los bajones y los apagones?
-Los sistemas eléctricos, y el SEN no es la excepción, son diseñados para que dispongan de equipamiento especializado que le permiten al sistema eléctrico estar en capacidad de manejar las fallas que con seguridad van a ocurrir y evitar que los bajones o fluctuaciones u oscilaciones puedan afectar a los usuarios finales.
«Lamentablemente, al igual que lo está toda la infraestructura eléctrica del SEN, esos equipos especializados para controlar y amortiguar estas fluctuaciones, también se encuentra inoperativos en su gran mayoría«.
– Por esta razón, los bajones afectan y son percibidos en todo el país y se sienten con mayor intensidad cuando la falla ocurre en un equipo relevante del SEN. Otro aspecto que influye para que se presenten apagones es que, por la gran cantidad de equipos inoperativos y por otros cambios negativos que ha sufrido el SEN los ajustes de los sistemas de protección no son los apropiados y, por ello, en muchos casos, una falla provoca o arrastra a otros equipos y puede degenerar en un apagón de amplia dispersión nacional.
– En resumen, al igual que los racionamientos en el SEN son producto de generación insuficiente por indisponibilidad de sus unidades, la gran cantidad de bajones y apagones también son producto de la indisponibilidad e inoperatividad de los equipos que dispone el SEV para controlarlos y evitarlos.
Sistema Eléctrico: las posibles soluciones
– ¿Cuál sería la solución?
-La solución es cambiar totalmente el modelo de gestión fallido que se le ha impuesto al SEN. Ese cambio permitiría abordar un proceso de soluciones integrales y definitivas a la problemática eléctrica que padece el país y no seguir con los paliativos de emergencia que realiza Corpoelec, que si bien pueden dar algunas mejoras, éstas en general, son efímeras y costosas y -por ello- en cuestión de pocos meses se vuelve a reproducir la crisis y lamentablemente los recursos que se usan resultan despilfarrados en esos pañitos calientes por no haber sido destinados a una solución definitiva y permanente.
– ¿Hay ya algún plan esbozado?
-Junto con el Ingeniero José Aguilar Suarez y un grupo de especialistas de los distintos procesos de la actividad eléctrica, hemos trabajado por más de 10 años en la formulación de un plan detallado y estructurado para abordar la recuperación del SEN de manera armoniosa y darle una solución definitiva a la crisis eléctrica, en el menor tiempo y al menor costo para el país.
«El plan parte estableciendo, junto con los fabricantes originales de los equipos, el mejor diagnóstico detallado del actual estado de deterioro del equipamiento del Sistema Eléctrico y con la interacción con los especialistas de los proveedores y talleres más calificados de la industria eléctrica mundial, se determinaron las opciones de recuperación de aquellos equipos prioritarios y factibles de ser recuperados, con base en razones técnicas y económicas».
– El referido plan se estructuró para ser ejecutado en 3 años y tiene la flexibilidad de ajustarse en el tiempo en función del capital de arranque que se pueda destinar al SEN, así como de los aportes que se obtengan con los ingresos por venta de electricidad. Igualmente, el plan establece como se pagará el financiamiento que requiere.
– Se resuelve el déficit existente y deja atrás los racionamientos en su primer año de ejecución. El plan recupera toda la hidroelectricidad instalada en el país, de la cual hay unos 7.000 megavatios (MW) inoperativos y esa recuperación también considera la seguridad de las presas y embalses. También serán rehabilitadas las unidades de esas centrales hidroeléctricas que aún están operando, pero lo hacen con serios problemas de deterioro.
«El proyecto recupera la generación térmica que es necesaria para poder optimizar el uso de la hidroelectricidad recuperada y considera la ampliación del sistema de transporte y distribución que permita el uso de esa hidroelectricidad, para evitar el desperdicio de agua que no se está aprovechando actualmente», sostiene Lara.
– La generación térmica recuperada se focaliza en aquellas instalaciones que tienen la mayor capacidad de generación y duplica su eficiencia energética a objeto de producir mayor electricidad con la misma cantidad de combustible, básicamente gas. De esa forma también se reducen significativamente las emisiones de carbono y con ello el SEN se convertiría en uno de los sistemas eléctricos de más bajas emisiones y de más bajo costo de producción de electricidad de la región.
La inversión necesaria
– ¿A cuánto asciende la inversión que habría que hacer para optimizar nuestro sistema eléctrico?
-Una vez que el ingeniero Aguilar y mi persona culminamos el proceso de más de 300 reuniones que sostuvimos con los fabricantes originales y con los proveedores y talleres calificados y una vez que, junto con el equipo de colaboradores, determinamos cual es la mejor opción que aplica a cada equipo a ser recuperado y con base en los precios indicativos, no vinculantes, para cada uno, los cálculos de los requerimientos financieros totales para recuperar (rehabilitar, actualizar, repotenciar, modificar, reemplazar, etcétera), toda la infraestructura eléctrica recuperable, incluyendo el alumbrado público y 7 millones de puntos de medición, eran inferiores a los 14.000 millones de dólares a finales del 2019.
Sin embargo, la inflación mundial registrada desde 2019 por los ajustes económicos asociados al covid 19; los problemas derivados de la restricciones e insuficiencias que hoy presentan las cadenas de suministro de los materiales para fabricar equipos, partes, piezas y repuestos que han encarecido los mismos; el incremento en los costos de los servicios de ingeniería especializada y también por el incremento en el número de equipos que será necesario recuperar, por el deterioro ocurrido en los mismos en estos 4 años,
Estos requerimientos, actualizados a la fecha, han aumentado al orden de los 20.000 millones de dólares.
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