El petróleo y gas de Venezuela cruza sus fronteras de la mano de Repsol bajo el arco de sanciones de Estados Unidos. El cobro de la deuda que contrajo la petrolera estatal con la multinacional española es el salvoconducto que utiliza para evitar las consecuencias de comerciar con el Estado latinoamericano.
“Repsol lleva 20 años en Venezuela y espero que al menos cumpla 20 años más”, aseguró en febrero de este año el presidente del grupo, Antonio Brufau. Sin embargo, en los último lustro, la empresa ha ido reduciendo poco a poco su exposición en el país.
Actualmente cuenta, según lo expuesto en su página web, con el 50% del Proyecto Perla en Cardón IV, uno de sus mayores descubrimientos en explotación de gas; el 60% de Quiriquire Gas en el estado de Monagas; el 40% de Petroquiriquire; el 11% en acciones del consorcio de Petrocarabobo y un 15% para la producción de gas natural junto a otras empresas y el desarrollo de los bloques Yucal Placer Norte y Sur en el estado Guárico. En total, a cierre de 2019, el valor patrimonial de Repsol en el país era de 239 millones de euros, una cifra 10 veces más pequeña que la de 2016 y una mínima cantidad si se compara con los 49.000 millones de euros en ventas mundiales del pasado año.
El decrecimiento de su presencia viene producido por la inestabilidad existente en Venezuela y las sanciones impuestas por Estados Unidos. Multas que afectan a las empresas extranjeras con negocios en el país y con las que quieren cortar cualquier fuente de ingresos al régimen de Nicolás Maduro. Días atrás, en declaraciones al canal de televisión NTN24, el director para las Américas del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mauricio Claver-Carona, aseveraba que cualquier corporación que operara en el país latinoamericano se enfrentaría a estas.
Pago de deudas
No obstante, la compañía española no tiene previsto abandonar, por el momento, Venezuela. Repsol responde que “cumple en su totalidad con el régimen de sanciones impuesto por la Administración estadounidense”, algo que “siempre ha sido así y que seguirá haciendo”.
De momento, la multinacional sigue exportando hidrocarburos del país caribeño gracias a una excepción en el sistema de sanciones establecido por Estados Unidos. Se trata del pago de deuda por petróleo. “Repsol comunica al Departamento de Estado de los Estados Unidos a través de la embajada de España en Washington que el crudo que se lleva de Venezuela es la forma de pago de una deuda que tiene Petróleos de Venezuela con la petrolera española”, afirma De la Cruz.
Y es que, en 2016, la corporación emitió un préstamo por más de 1.000 millones de euros a la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), como socio suyo en una compañía participada por ambas. “Dicho préstamo lo ha ido recuperando, recibiendo crudo venezolano como pago de estas deudas acumuladas por PDVSA. En la actualidad esta deuda se ha reducido a algo más de 340 millones a fines del 2019. Evidentemente Repsol pretende seguir operando en Venezuela para reducir aún más esta deuda”, indica Núñez.
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