Aunque el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, señaló recientemente que las refinerías de Venezuela habían recuperado su producción al 100% y estaban cubriendo la totalidad del mercado interno, la realidad es otra: persiste la escasez de combustible, como lo evidencian las kilométricas colas a las afueras de las pocas estaciones de servicio que se mantienen operativas en Carabobo a menos de cuatro días de Noche Buena.
En la estación de servicio Santa Ana, la única que vende gasolina subsidiada en Naguanagua y que además está controlada por la alcaldía, el surtir o no el tanque de los vehículos depende de la suerte. Diariamente un funcionario del ayuntamiento recibe cientos de cédulas que introduce en una caja para sortear los entre 150 y 200 cupos que podrán acceder a solo 30 litros de combustible cada uno al día siguiente del sorteo.
Guillermo López, habitante de Las Quintas, fue uno de los seleccionados el sábado, entre los cientos de usuarios, para abastecer su vehículo este domingo 20 de diciembre, cuando le corresponde a quienes tienen placas cuyos terminales son 3 y 4 según un cronograma publicado por el gobierno. Señaló que a pesar de ser un mecanismo incierto, la Santa Ana es una de las estaciones subsidiadas que tiene una mejor organización.
“Son solo 30 litros de gasolina por persona porque lamentablemente a las estaciones subsidiadas no llega tan seguido como en la dolarizadas y mientras no haya suficiente combustible, seguiremos en lo mismo”, dijo Guillermo al explicar que trata de administrar bien su cupo mensual porque, aseguró, no tiene el dinero para pagar la gasolina a medio dólar por litro.
A pesar del suplicio que desde hace varios meses representa algo tan común y ordinario como surtir los vehículos con combustible, a su juicio hay otros problemas mucho más graves que complican todavía más la cotidianidad de los ciudadanos. “Aquí lo más complicado es conseguir el gas para que las personas puedan cocinar. Yo puedo quedarme sin gasolina y andar a pie, pero ¿con qué cocinas tú si no hay gas y se va la luz todos los días?”.
Carolina Rojas, quien vive en La Entrada, estaba justo detrás de Guillermo en la cola de la estación Santa Ana. Con resignación, aseguró que las veces que no sale seleccionada su cédula en el sorteo simplemente se retira del lugar frustrada porque de su vehículo dependen sus padres y su hijo, que tiene una condición especial.
Señaló que cada vez es más difícil para ella movilizarse cuando se queda sin gasolina, porque en La Entrada las unidades de transporte público son escasas. “La situación del transporte allá es muy grave. Solo pasa una línea, no como en la parte céntrica de Naguanagua”. La lista de problemas que aquejan a los carabobeños solo crece.
De las al menos 92 estaciones de servicio existentes en Carabobo, 35 expenden combustible a precio dolarizado, lo que representa 38% del total. Las 57 restantes son subsidiadas, pero cada día son menos las que se encuentran operativas y, según denuncias de los usuarios, las pocas que trabajan no reciben despacho de Pdvsa de forma constante.
Quienes acuden a las gasolineras dolarizadas tampoco se salvan de hacer cola, aunque la espera es significativamente menor. Este es un panorama que se repite no solo en el interior del país, sino también en Caracas, donde históricamente el gobierno ha tratado de garantizar los servicios tratándose del Distrito Capital. Sin embargo, la crisis logró permear esa burbuja.
Fue a inicios de diciembre cuando El Aissami aseveró, sin el respaldo de datos concretos publicados oficialmente, que en siete meses la producción de combustible estaba completamente recuperada. Para ese momento incluso sostuvo que toda la gasolina que se consume actualmente en Venezuela es producida en el Complejo de Refinación Paraguaná (CRP), en Falcón.
“El milagro no lo hicimos nosotros, lo hicieron los trabajadores con su amor a la patria. Hace siete meses estas empresas estaban en una situación de total paralización, pero hoy Venezuela tiene garantizado su combustible gracias a los trabajadores del CRP”, insistió el funcionario oficialista.
Ante la ausencia de cifras oficiales por parte de Pdvsa, diversas fuentes del sector petrolero han informado que las refinerías se han mantenido operando de forma inconsistente y a niveles mínimos de su capacidad instalada durante prácticamente todo este año. Tal es el caso de El Palito, en Carabobo, cuya producción no ha podido ser llevada a más de 20 mil barriles diarios a pesar de poder procesar 140 mil, debido a su notable deterioro.
Ya para 2019 se reportaba una caída brutal en los niveles de refinación, de acuerdo a un informe de la Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA, por sus siglas en inglés). En el documento se expone que a pesar de que Venezuela tiene una capacidad de refinación de 1.3 millones de barriles diarios, el rendimiento real de las refinerías el año pasado se estimó en 10%, lo que equivale a 135.000 barriles diarios, aproximadamente 40% menos que lo reportado en 2017.
“El rendimiento de la refinación disminuyó debido a la falta de mantenimiento de las refinerías, cortes de energía y disponibilidad de materia prima después de las sanciones de 2019. Con su infraestructura de refinerías en este estado, Venezuela debe importar productos derivados del petróleo para consumo interno”, dice el documento de la EIA.
Irán sale otra vez al auxilio de Maduro
Una vez más Irán sale al auxilio de Maduro. Según la agencia Bloomberg, la nación islámica está enviando su flota más grande de tanqueros petroleros hacia Venezuela, a pesar de las sanciones impuestas por los Estados Unidos a ambos países, para darle un poco de oxígeno al gobierno en medio de una crisis por combustible sin precedentes.
Se trata de una flotilla de al menos 10 buques iraníes, que luego de descargar el combustible en los puertos venezolanos, serviría para exportar hacia Irán el crudo que mantiene almacenado Pdvsa, informó el medio estadounidense. Este tercer envío sería incluso más grande que el primero, que fue de cinco tanqueros.
Se conoció que, además, ambas naciones están discutiendo formas para que Irán ayude a Venezuela a reacondicionar su refinería Cardón, la última instalación petrolera que se encuentra operando al mínimo de su capacidad instalada.
Escasez de combustible y COVID-19
Esta semana, en su última rueda de prensa de 2020, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que la escasez de combustible en Venezuela ha dificultado el aumento de la detección de COVID-19, a pesar de que hace más de un mes el organismo entregó al Ministerio de Salud madurista unas 340.000 pruebas rápidas de antígenos.
Ciro Ugarte, director de emergencias de la OPS, detalló que hasta la fecha solo se han implementado 1.600 unidades de las nuevas pruebas, lo que representa menos del 1% del lote entregado por la organización. Esto debido a la falta de gasolina, los problemas con los servicios públicos y la capacitación del personal, que también ha representado un reto para el progreso del esquema de detección.
Este programa impulsado por la OPS se concretó gracias a un acuerdo firmado por la Asamblea Nacional liderada por el opositor Juan Guaidó y el gobierno de Maduro. Se esperaba que para el 31 de diciembre Venezuela aumentara la capacidad de detección a 10.000 pruebas por día. Pero la crisis del combustible lo impide.
Los venezolanos llegaron a diciembre con una flexibilización ampliada de la cuarentena, pero sin combustible.
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