El mayor Hugo Parra Martínez y el primer teniente Erick Molina son dos del centenar de militares que desertaron en Cúcuta el pasado 23 de febrero atendiendo el llamado de Juan Guaidó y sin embargo actualmente están en Estados Unidos (EEUU) sin ninguna protección o asilo, mientras otros en similares condiciones se encuentran disgregados en otros países de la región.
Un reportaje especial reseña los testimonios de los militares desertores y señala que la promesa de protección y garantías del autorproclamado «presidente interino» no se cumplió en ningún momento.
“Caí en un saco y estoy en el fondo. Perdí todo: mi familia, mi casa. Lo que hice no valió nada. No veo una salida”, relata el mayor Hugo Parra Martínez en el Winn Correctional Center de Louisiana, una de las cárceles estadounidenses que es centro de retención de inmigrantes que esperan resolver casos de asilo.
Parra se entregó a las autoridades migratorias estadounidenses en el puente Internacional número II de Nuevo Laredo, México, el 11 de abril, a partir de ese momento fue trasladado en dos oportunidades a un centro de detención y le negaron peticiones de libertad bajo fianza, sin tener aún cita con algún juez de inmigración.
El reportaje señala que Parra es uno de los 100 militares venezolanos que desconocieron al presidente constitucional Nicolás Maduro a principios de 2019, cuando el diputado Guaidó impulsó la llamada Operación Libertad para un gobierno de transición y nuevas elecciones.
El 23 de febrero Parra apareció en un video en el que expresaba su apoyo a Guaidó, el cual se hizo viral en redes; luego del fracaso de la llamada «ayuda humanitaria» los desertores se entregaron en Colombia, para ser recibidos por el oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Parte de estos efectivos militares buscaron refugio en Eestados Unidos, país que inicialmente mostró su apoyo, pero luego de casi un año no los han recibido y oficiales como Parra se sienten abandonados por Guaidó, quien también aseguró que los protegería.
SIN EL APOYO PROMETIDO
Por su parte, Erick Molina, otro de los desertores, dice que vive con un “terror” a ser devuelto a Venezuela, luego de haber pasado tres meses detenido; le fue concedida una fianza, aunque sin respuesta aún sobre su asilo.
“Pensamos que como Estados Unidos es aliado de Guaidó hablarían entre ellos y nos ayudarían con el proceso migratorio”, explica, “pero todos los militares que pasamos a Cúcuta estamos en la nada. Flotando”.
Raynell Martínez, exmayor de la Aviación Militar Boliviariana que desertó en 2014 bajo condiciones similares, ha ayudado tanto a Parra como a Molina para el asilo y fianzas, pero señala que no han recibido el apoyo prometido.
“Se han hecho todas las diligencias para que el embajador de Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio, apoye a Parra con un abogado, pero nada ha sucedido”, lamenta.
Guaidó quien llamó a los militares a ponerse «del lado correcto de la historia” y les prometió “amnistía y garantías”, no cumplió con lo acordado, reseña Telemundo.
Señala el reportaje que «Hugo Parra Martínez pasa sus días tras las rejas en constante tensión: no sabe cuándo saldrá o si las autoridades migratorias terminarán deportándolo a Venezuela».
Añade el trabajo de investigación que a pesar de que Estados Unidos «fue el primer país en reconocer y apoyar a Guaidó, catalogar al Gobierno de Maduro como una dictadura y reconocer la crisis política y humanitaria, continúa deteniendo y deportando a los venezolanos que se han mostrado reacio en aprobar un Estatus de Protección Temporal (TPS)».
La situación de estos militares en el olvido, con ninguna protección «podría alejar a potenciales aliados dentro y fuera del territorio venezolano y desalentar a otros militares para futuros alzamientos», señaló a Telemundo el exteniente de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela José A. Colina, exiliado en Miami y presidente del llamado «grupo de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex)».
Colina comentó que ha pedido en varias oportunidades a Guaidó y al Departamento de Estado interceder por un decena de militares en la misma situación que Parra y Molina, pero no ha obtenido respuesta.
Al consultar al director de Asuntos Consulares de la Embajada de Venezuela en Washington, Brian Fincheltub, este dijo a Telemundo que Guaidó está al tanto de la situación que atraviesan los militares disidentes como Parra y Molina, sin embargo, «el diputado no solamente tiene este ‘incidente’ del que hacerse cargo». Por su parte, el Departamento de Estado se ha rehusado en contestar, igualmente que el Departamento de Seguridad Nacional.
El 23 de febrero, día en que los efectivos militares desertaron, es una fecha rodeada de varios escándalos vinculados a Guaidó, como el robo del dinero recaudado para el concierto Venezuela Aid Live en Cúcuta, su paso hacia Colombia protegido por la banda narcoparamilitar «Los Rastrojos» y la juerga con prostitutas del diputado opositor Freddy Superlano.
Semanas atrás, Humberto Calderón Berti, «exembajador» de Guaidó en Colombia, denunció que los recursos destinados a los militares desertores fue usado indebidamente, con facturas ficticias y gastos en licor y prostitutas.
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