Seis meses después de huir de Venezuela, el país sudamericano que intentó dirigir como presidente encargado durante cuatro años, Juan Guaidó, de 40 años y ahora exiliado en Estados Unidos, dice que sigue tan comprometido como siempre con la causa de la libertad en Venezuela y la posibilidad de derrocar al gobernante Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del próximo año.
“Nunca he oído que alguien se vaya a Miami y le salgan canas”, bromeó el ex presidente de Colombia, Iván Duque, antes de abrazar a Guaidó en un evento de líderes de América Latina en Miami la semana pasada.
A los 40 años, el cabello de Guaidó se ha vuelto gris después de que él, en ese momento líder de la Asamblea Nacional liderada por la oposición, asumiera el puesto de presidente encargado en enero de 2019, una apuesta apoyada por Estados Unidos y varios países para aislar a Maduro y ganar impulso para forzar el cambio de régimen.
Pero los partidos de una oposición dividida votaron el 5 de enero de este año a favor de deshacerse por completo del presidente encargado, una decisión que Guaidó calificó de “un error” en una entrevista exclusiva con el Miami Herald.
Actualmente enseña en la Universidad Internacional de Florida en Miami y mantiene la esperanza de que la oposición haya logrado otra oportunidad de desafiar el gobierno de Maduro unificando fuerzas detrás de María Corina Machado, la candidata que ganó las recientes primarias de la oposición.
Pero advierte que Maduro, que ha llevado a la rica nación petrolera a una crisis humanitaria que ha empujado a 7 millones de venezolanos a migrar, no se irá voluntariamente.
Sin dilación, comenzó discutiendo las perspectivas de que Maduro deje el poder en una entrevista editada para mayor claridad y concisión.
P: ¿Tú crees realmente que Nicolás Maduro y Diosdado Cabello—el número dos en Venezuela— van a dejar el poder eventualmente si hay unas elecciones libres y gana la candidata María Corina Machado?
R: No voluntariamente, son una dictadura. De hecho, hoy, mientras estamos hablando, hubo una audiencia en la Corte Penal Internacional. Pocas veces en la historia hemos visto un régimen de facto, en el caso de Maduro, siendo señalado, investigado, acusado por crímenes de lesa humanidad. El responsable de eso es Maduro.
Lo que estamos intentando en este momento en Venezuela no es pedirle un favor a la dictadura, no es mendigar nuestros derechos, es luchar, es exigirlos. Cuando nosotros hicimos una primaria hace unas semanas, la hicimos porque creemos en la gente, en la legitimidad, en la democracia, incluso estando en dictadura. En paralelo a eso, entendiendo que es una dictadura, estamos buscando un acuerdo para que Maduro cumpla con lo básico, que respete nuestra elección, la primaria, el resultado, a María Corina Machado. Estamos muy conscientes de que Maduro es un dictador, de que hay que forzarlo. Logramos la primaria, logramos reunificar a la oposición, logramos una nueva oportunidad para los venezolanos de cara al 2024. No nos lo regalaron tampoco. Fue muy duro. De hecho yo estoy en el exilio precisamente, en parte por eso, porque llevo más de un año promoviendo esa primaria.
P: ¿Crees que Maduro está comprando tiempo? Hay pocos precedentes de dictadores de izquierda que hayan dejado el poder.
R: El objetivo de Maduro es comprar tiempo, es distender la presión internacional. Y el trabajo nuestro es que sea el menor tiempo posible. Ya tenemos un horizonte temporal, el 2024. Él no va a abandonar el poder a título personal o a tener una epifanía hoy y se va a dar cuenta que destruyó el país. Ahora, el ejercicio de mayoría ya es poderoso en sí mismo, poder movilizar a la mayoría de los venezolanos que quiere cambio. ¿Eso no va a ser lo único que necesitamos? No. Con eso necesitamos de nuevo presión internacional.
P: Pero la administración de Biden ahora mismo está tratando de ofrecer una ‘zanahoria’ a Maduro y quitar algunas sanciones petroleras con la idea de que acepte algunas condiciones. La tendencia no es imponer más sanciones sino a quitarlas.
R: [El palo y la zanahoria] Tienen que venir en simultáneo, son dos caras de la misma moneda. Es decir, no hay negociación sin la presión, porque de hecho puedes retirar sanciones porque existían. La administración ha sido muy vocal de que si Maduro no cumple con algo tan sencillo como la habilitación de nuestro candidato, nuestra elección soberana como venezolanos, van a venir más sanciones y es lo correcto. No estamos esperando buena fe de una dictadura, no podemos esperarla, ni nosotros, ni los americanos, ni los europeos, ni los canadienses.
P: En última instancia, hay una acusación formal del Departamento de Justicia contra Maduro.
R: Y de la Corte Penal Internacional.
P: Incluso ofreciéndole determinadas concesiones, quitando determinadas sanciones, hay una acusación también. ¿Eso estaría en juego también?
R: Es un tema de la justicia americana. Yo no me voy a poner a opinar sobre la independencia de poderes en Estados Unidos, porque además es parte de lo que añoro en mi país. También tiene que ver con al justicia y “the rule of law”, cosa que también no tenemos en Venezuela. Una de las tragedias de la lucha por la democracia, no solamente en Venezuela, en Nicaragua, en Cuba, en Bielorrusia o Uganda es, ¿quién forza a esos dictadores a cumplir con la ley? Entonces eso es un reto que tiene el mundo moderno.
P: Mencionaste a Cuba. Si se cree que los cubanos son los que están asesorando a Maduro, ¿alguien cree que los cubanos estarían dispuestos a que Maduro salga del poder y tome el poder la oposición?
R: Los cubanos sin duda han no solamente tutelado a Maduro, sino también asistido a nivel de inteligencia, a nivel económico, no porque le den dinero, sino porque los utilizan de alguna manera para lavar dinero, o pasar por la isla mucho del dinero mal habido de Maduro.
P: Como presidente interino, ¿en algún momento viste alguna evidencia de esos negocios turbios con La Habana?
R: Yo viví estando en las calles protestando cómo un cubano le daba órdenes a militares venezolanos en las calles. Lo presencié, lo viví, lo identificamos, salió corriendo incluso para tratar de que no fuera fotografiado. No podemos ser en este punto de la historia “naive” con el relacionamiento geopolítico de las dictaduras, la alineación criminal que tienen también para el lavado de dinero, de armas, de terrorismo, no solamente regional— cuando hablamos del ELN, las disidencias de las Farc— pero también la vinculación con Hamas que tiene Maduro, cómo han utilizado Venezuela como safe haven para estos grupos.
Nosotros estamos haciendo bien nuestra parte a pesar que no hemos logrado todo lo que queremos lograr. Volvimos a reunificar la oposición, innovamos democráticamente con un gobierno interino apoyado por los Estados Unidos y otros 60 países. Hemos movilizado una y otra vez a Venezuela en las calles, resistiendo asesinatos, tortura, persecución, censura de los medios de comunicación.
No se le puede recriminar al pueblo de Venezuela en ese sentido, a los que hemos resistido y luchado. ¿Ahora, qué más falta? Yo creo que hay que mejorar las herramientas que tenemos para hacer responsables a los dictadores, incluso las sanciones.
Las sanciones son una gran herramienta para hacer responsable a las dictaduras. Estáticas en el tiempo, como cualquier roca que la choca el mar se deterioran. Tienen que ser efectivas. Las medidas internacionales no pueden ser nada más referenciales. Hablo, por ejemplo, la Carta Interamericana de los Derechos Humanos. Eso hoy es poesía, hoy es referencial. Si se cumpliera no estaríamos en problemas en Venezuela, Nicaragua o en Cuba.
P: ¿Crees que fue un error de la oposición venezolana y de la administración de Biden de dejar que se disolviera esta presidencia interina que tú encabezaste durante todos esos meses?
R: Hay muchas cosas que decir sobre el 5 de enero del 2023. La principal responsabilidad es de los partidos políticos que no votaron por la continuidad del gobierno interino. Obviamente fue un error. Y es un error porque dificulta algo que es esencial para cualquier proceso democrático, que es la interlocución, que es el liderazgo, que es la confianza en la comunicación, no solamente a lo interno del país, sino con los países aliados. Entonces, para algo tan esencial como eso, ya desde ahí es un error, porque tú de ninguna manera desmejoras tus herramientas. Nosotros lo que hicimos en la práctica fue desmejorar una herramienta que ya habíamos alcanzado, innovadora e inédita en lo que significa la lucha por la democracia, resistencia interna. Yo logré resistir cuatro años y medio en Venezuela porque tenía el respaldo, la interlocución.
P: Pero, ¿no crees que el respaldo de la administración empezó a erosionarse un poco?
R: Comunicacionalmente y públicamente no. La administración ha sido muy vocal en que iba a respetar nuestra decisión y lo respetaron de alguna manera. Hoy mantienen el apoyo a la Asamblea Nacional.
P: Pero una cosa es respetar, otra cosa realmente es dar apoyo decisivo.
R: Bueno, yo creo, que hay cosas en el futuro y en inmediato que podemos mejorar en conjunto con la administración americana, los canadienses, Europa y obviamente los venezolanos lo estamos haciendo. Nosotros no nos quedamos simplemente en el dolor y nos quedamos estancados. Incluso yo sabiendo que el 5 de enero estaba en riesgo por la participación de estos partidos políticos, un año antes habíamos propuesto una primaria, entendiendo que hay que legitimar el liderazgo. Logramos la extensión de la conducción política en Venezuela de la Plataforma Unitaria, logramos una comisión de primarias, logramos una fecha de primarias, logramos buscar las herramientas para hacerla posible en Venezuela y fuera de ella, sin ninguna intromisión del Estado usurpado.
Así que hoy me siento no solamente satisfecho como venezolano, pero también en lo que fue mi rol y lo que es hoy, que es distinto. Que hayamos logrado esta nueva oportunidad no tiene que ver con Juan Guaidó, obviamente, sino tiene que ver con la resistencia que hemos tenido como sociedad, como dirección política. Hemos tenido ataques internos, eso se vio el 5 de enero, pero es parte de lo que hay que atravesar para enfrentar este tipo de regímenes.
Los ataques que han venido hacia mí no empezaron en este año, han sido constantes, orquestados, principalmente por una dictadura, con la colaboración sin duda de Rusia, sus medios de comunicación y su máquina de propaganda a través de RT, Sputnik, a través de Telesur.
Estamos ante una seria amenaza a la democracia en el mundo y lo que está pasando en Venezuela es un ejemplo de resistencia. No hemos logrado lo que queremos pero estamos inteno
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