Por qué la región le ha dado la espalda a Juan Guaidó

A pesar de lo que diga el secretario de Estado, Antony Blinken, en sus discursos tibios, la realidad es que Estados Unidos mira con lupa los pasos de Guaidó y asociados en la región. Sigue de cerca los recursos que tocan y para qué los destinan. No hay confianza. No es para menos.

Desde que se terminó el periodo legislativo de la Asamblea Nacional legítima en Venezuela —que soportaba el andamio que se formó como Gobierno interino y cuya dirección estaba a cargo de Juan Guaidó— los países de la región se han mostrado cada vez más lejanos al dirigente opositor.

Esto lo han mostrado de diversas maneras, entre ellas tibios pronunciamientos, escuetos comunicados y reuniones con el dictador que muestran cómo estas estrategias diplomáticas se convirtieron en un dolor de cabeza entre los líderes de otras naciones que esperaban que hubiese un resultado o mayor acción por parte de Guaidó.

Las evidencias cada día toman una mayor consistencia, sobre todo cuando Nicolás Maduro fue recibido en México en su primer viaje oficial desde que la Justicia estadounidense lo acusara de narcoterrorismo, al punto de ofrecer una recompensa de USD 15 millones por su captura. Su reciente visita a la Cumbre de la CELAC es una muestra del amiguismo que existe entre Ciudad de México y Caracas, que con cada uno de sus movimientos dejan cada vez más solo al dirigente de Voluntad Popular.

Y es que más allá de dejar en claro ciertos distanciamientos con el régimen en Venezuela, el grueso de los líderes latinoamericanos se ha decantado por sentarse con Maduro en estos eventos, algo que se vio más recurrente cuando expiró el periodo de la Asamblea Nacional, y por ende en muchos aspectos también el interinato.

Del mismo modo, desde la creación del Grupo de Lima, cuando Perú reunió a más de 12 países para condenar la dictadura en Venezuela, no se han mostrado resultados alentadores, pues Maduro sigue en el poder, continúan diálogos que se perciben como bocanadas de aire para el chavismo y la crisis humanitaria ha causado aproximadamente seis millones de exiliados.

Aparte de ello, el panorama se sigue complicando aún más cuando el presidente izquierdista de Perú, Pedro Castillo, anunció la salida del país del Grupo de Lima, avanzando en la dirección que trazó su plan de gobierno para impulsar una “integración sudamericana y una mayor autonomía con respecto a los Estados Unidos”, lo que evidencia un acercamiento a las políticas de regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela.

De este modo, Castillo sigue los pasos de México, Bolivia y Argentina en la lista de naciones que suscribieron la creación de la instancia multilateral que acompañaría y defendería a la oposición venezolana en la búsqueda de una solución a la crisis política y económica, pero que desertaron tras la llegada de gobiernos de izquierda.

Hoy este organismo yace prácticamente moribundo, sin presentar frutos para la oposición venezolana y mucho menos para la ciudadanía.

¿Por qué hoy se toman estas actitudes?

Esta serie de desconocimientos no son casuales. Y es que Juan Guaidó le ha vendido un espejismo a la sociedad opositora para que esté tranquila, que alguien —él mismo— se está ocupando de trazar el camino para la recuperación democrática y… La verdad esto es una gran falsedad.

Al salir Donald Trump de la Casa Blanca —cuya Administración le dio la legitimidad que hoy luce tan endeble— se resquebrajaron varias cosas para el interinato. A pesar de lo que diga en sus alocuciones el secretario de Estado, Antony Blinken, en sus discursos tibios, la realidad es que Estados Unidos mira con lupa los pasos de Guaidó y asociados. Sigue de cerca los recursos que tocan y para qué los destinan.

No hay confianza. No es para menos. Desde su llegada al poder los escándalos de corrupción se han multiplicado como ratas en una madriguera.

Es por ello que, entre otras cosas, el apoyo de la Administración de Joe Biden a Juan Guaidó en Venezuela pierde oxígeno. Casos como la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) por parte de la Asamblea Nacional fraudulenta del régimen de Nicolás Maduro con dos figuras antichavistas –en teoría– suaviza el discurso de rechazo de la Casa Blanca contra los socialistas y cede espacio a la posibilidad de reconocimiento de las acciones que deriven de este organismo.

NotiVeraz

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