Los migrantes venezolanos suelen responder rápido a la pregunta sobre la parte más difícil de su viaje por ocho países hasta a la frontera de Estados Unidos, y no es la caminata de varios días por la selva entre Colombia y Panamá con sus víboras venenosas, arañas gigantes y escorpiones. Es México.
“En la selva, tienes que prepararte para los animales. En México, tienes que prepararte para los humanos», dijo Daniel Ventura, de 37 años, después de tres días recorriendo el Tapón del Darién y cuatro meses esperando en México para entrar de forma legal en Estados Unidos utilizando el sistema de citaciones online del gobierno, llamado CBP One. Él y su familia de seis se dirigen a Fort Atkinson, Wisconsin, donde vive un familiar.
La campaña de México contra la inmigración de los últimos meses — a instancias del gobierno de Joe Biden — ha afectado especialmente a los venezolanos. Esto muestra hasta qué punto Washington depende de México para controlar la inmigración, que ha alcanzado niveles sin precedentes y es una de las principales preocupaciones de los votantes de cara a las presidenciales de noviembre, en las que el Biden busca la reelección.
Un gran número de venezolanos comenzaron a llegar a Estados Unidos en 2021, primero tras volar a México y luego, cuando el país impuso restricciones de visa, a pie y en autobús. En septiembre, los venezolanos reemplazaron brevemente a los mexicanos como la principal nacionalidad en cruces fronterizos.
Las medidas mexicanas incluyeron obligar a los migrantes a bajar de los trenes en los que viajaban, llevarlos al sur en avión y bus y devolver a algunos a Venezuela.
La semana pasada, México anunció que daría alrededor de 110 dólares mensuales durante seis meses a cada venezolano que deporte, con la esperanza de que no regresen. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, amplió el martes la oferta a ecuatorianos y colombianos.
Los migrantes cuentan que deben pagar a funcionarios corruptos en los frecuentes puestos de control del gobierno para evitar ser enviados a las ciudades del sur de México. Cada revés es costoso y frustrante.
Los venezolanos son la gran mayoría de los 73.166 migrantes que cruzaron el Tapón del Darién en enero y febrero, y la cifra va camino de superar el récord del año pasado de más de 500.000, según el gobierno panameño, que sugiere que los venezolanos siguen huyendo de un país que ha perdido más de siete millones de habitantes por la agitación política y el declive económico. Las autoridades mexicanas pararon a migrantes venezolanos más de 56.000 veces en febrero, casi dos veces más que en los dos meses anteriores, según sus datos.
México deportó a apenas 429 venezolanos durante los dos primeros meses de 2024, lo que supone que casi todos los demás están esperando en el país.
Mucho temen aventurarse al norte de la Ciudad de México por si son asaltados o devueltos al sur del país. Estados Unidos admite a 1.450 personas al día a través de las citas de CBP One, que se conceden con dos semanas de antelación.
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