Pescadores denuncian una arremetida de la piratería en el Lago Valencia, norte de Venezuela, que debilita una de las últimas actividades productivas que se realizan en la zona.
Piratas fuertemente armados llevan varios meses atacando viviendas a lo largo de la carretera ya en desuso entre las poblaciones de Valencia y Güigüe, estado de Carabobo, cada 15 a 22 días.
Los residentes denuncian que estos llegan en lanchas de motor, armados con ametralladoras, y despojan a los pescadores de sus pertenencias, incluidos los aperos de pesca. Aunque en ataques recientes no se han denunciado heridos, hay motivos para temer una escalada de la violencia si las familias no pueden cumplir las demandas cada vez mayores de los piratas, según notas de prensa.
En 2017, cuatro hermanos fueron encontrados muertos en el lago Valencia, presuntamente asesinados por piratas que intentaron robar el motor de su lancha cuando pescaban.
La piratería en lagos venezolanos no es un fenómeno nuevo ni se limita al lago Valencia. Los pescadores del lago Maracaibo, en el estado de Zulia, noroeste del país, han denunciado haber sido víctimas de extorsión y violencia a manos de piratas a lo largo de una década al menos.
Los ataques arreciaron durante 2019. Varios residentes locales declararon a InSight Crime que los piratas exigen a los pescadores parte de lo recogido en el día. Si estos se niegan o no entregan pescado suficiente, los piratas se llevan sus botes o motores y exigen pagos hasta de US$2.000 para asegurar la devolución.
Con el deterioro progresivo de la situación económica en Venezuela, las pocas industrias que siguen generando algún beneficio están más propensas a convertirse en blancos por excelencia del robo y la extorsión.
La pesca mantiene a flote a las poblaciones locales en las riberas de los lagos Maracaibo y Valencia aunque las ganancias han bajado en los últimos años por la inflación y los problemas ambientales. Este éxito relativo ha garantizado que la piratería siga siendo una economía criminal rentable.
Los pescadores han implorado protección del estado, pero la inacción del gobierno frente a estos ataques dará poca esperanza a las poblaciones vulnerables.
Aunque a mediados de 2019, el gobernador de Zulia anunció la creación de una fuerza marítima para proteger a los pescadores de los piratas, la unidad base estaba formada de solo 35 agentes de policía y una lancha.
En su primer operativo, la brigada liberó a cuatro cautivos y recuperó dos lanchas robadas por los piratas. Pese a este logro inicial, en marzo pasado un pescador local y un líder comunitario declararon que los ataques continuaron.
Gran parte de la pesca en el lago Valencia es artesanal y no provee a grandes industrias, pero los pescadores del lago Maracaibo muchas veces venden el producto a empresas que las despachan al exterior.
Aprovechando esta conexión, las bandas muchas veces cobran cuotas extorsivas para acceder al lago y a las empresas de productos de mar en sus orillas. Un líder comunitario de Zulia confirmó que bandas como el Tren del Norte y Los Leal están entre los grupos dedicados a la piratería que compiten por el control de esta economía en el lago Maracaibo.
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