Para Nicmer Evans es muy factible convocar un revocatorio a Nicolás Maduro, pues considera que la presión internacional y, especialmente la interna, muestran una situación diferente que hará que en esta oportunidad se logre el objetivo, aunque advierte que para que esto suceda, los sectores dispersos de la oposición deben aglutinarse.
Aunque el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) logró la mayor cantidad de gobernaciones y alcaldías en juego tras los comicios regionales y locales del pasado 21 de noviembre, la suma de los votos de los sectores que adversan al gobierno de Nicolás Maduro superó ampliamente la votación lograda por los abanderados oficialistas.
El resultado refleja —a pesar de que aún quedan algunos factores que insisten en el camino abstencionista— una notoria recuperación de la votación opositora que la acerca a los números requeridos para deponer el mandatario en un eventual referendo revocatorio que se puede convocar a partir de 2022.
Desde hace varios meses, actores políticos como el Movimiento por la Defensa de la Constitución, integrado por exministros de la gestión de Hugo Chávez; el Movimiento por la Democracia y la Inclusión, fundado por el politólogo Nicmer Evans, y el Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover) vienen planteando la posibilidad de convocar una consulta acerca de la permanencia de Nicolás Maduro en el poder. Lo hacen a pesar de la iniciativa fallida de 2016, que ocasionó la inhabilitación de dirigentes y partidos políticos sin que se lograra preguntar al electorado si deseaba que el mandatario continuara en el poder.
En esa oportunidad, una sentencia por parte de un tribunal regional hizo que el Poder Electoral sucumbiera a decisiones de instancias de un nivel inferior, y se suspendiera la recolección de firmas de electores que desearan convocar la consulta.
Para Nicmer Evans la experiencia no se repetirá en 2022, cuando ya estará cumplida la mitad del período para el que fue elegido Nicolás Maduro en 2018.
«Al final (de las elecciones del 21-N) fueron 4,6 millones de votos para la oposición, y para activar el referendo necesitamos 4,1 millones de firmas. Además de eso necesitamos lograr 6,3 millones de votos (lo que obtuvo Nicolás Maduro en 2018), eso quiere decir que nos harían falta 1,7 millones de votos solamente», expresó Evans.
Añadió que si se toma en cuenta que en los procesos regionales la abstención aumenta notablemente con respecto a unos comicios nacionales, y que además existe una población que actualmente reside en el exterior que podría sufragar en una contienda nacional, se concluye que las cifras requeridas para activar la consulta y lograr el objetivo se muestran cercanas.
«El dato más interesante —asegura Nicmer Evans— es que el chavismo llegó a su techo. Esos cuatro millones de votantes del PSUV constituyen la primera vez que tienen un nivel de votación tan bajo. Incluso, en ocasión de una participación del 30% del electorado, como supuestamente hubo en las elecciones a la Asamblea Nacional de 2020, obtuvieron más votos. Así que su caudal de votos no ha parado de decrecer y eso es determinante», apunta el también director del portal web Punto de Corte.
A juicio de Nicmer Evans, en los actuales momentos solo un fenómeno de mejoría económica y bienestar generalizado podría hacer que el gobierno reflotara e incrementara su proporción de votos.
«Ellos (el gobierno) estuvieron exigidos en relación con la capacidad de su maquinaria, que dio todo lo que pudo dar en las regionales, y aun así no obtuvieron la mayoría de los votos, aunque sí la mayoría de cargos, y esto creo que son elementos cuantitativos, objetivos para decir que la potencialidad del referendo revocatorio solamente depende de un factor, que es la unidad de la oposición venezolana para forzar que haya condiciones y se pueda activar el referendo».
Necesidad de cambiar el Reglamento de Referendos
—El gobierno bloqueó la realización del referendo en 2016, ¿qué factores pueden permitir en esta oportunidad que se active?
—Primero, la situación de la observación internacional en este último proceso electoral, así como la presión internacional, que pueden ser importantes, relevantes, aunque no determinantes. Es un factor de mucho peso. Vimos cómo la observación internacional influyó de alguna manera en este último proceso electoral. Quizás no tanto como quisiéramos, pero lo hizo, y creo que eso puede potenciarse hacia el camino a la construcción de un referendo revocatorio.
»Por otra parte es importante que la sociedad civil y los sectores políticos asuman la responsabilidad de la presión necesaria para el cambio del Reglamento Electoral. El movimiento por el referendo revocatorio va a presentar próximamente objeciones y observaciones al reglamento vigente y, además, hay una serie de expertos que están formulando una propuesta de reglamento. Esperamos que pronto puedan presentarlo ante el CNE».
Indica Evans que, por conversaciones con los rectores del CNE, Enrique Márquez y Roberto Picón, hay consciencia de la necesidad de reformar el reglamento. Resalta que, aun cuando no tienen mayoría en el directorio, es mejor tener dos rectores de cinco que estén conscientes y presionando con este objetivo en mente, que no tener ninguno.
«Lo del reglamento es determinante porque dentro de este marco hay un factor fundamental. Aunque hay una serie de observaciones importantes, lo determinante es el tema de las firmas. La inhabilitación de facto que se hizo en el proceso de 2016 fue consecuencia de la judicialización de un proceso que se le transfirió al solicitante para que estas firmas rindieran una serie de requisitos que el Poder Electoral tiene absoluta potestad de decidir».
Detalla Evans que la propuesta central para poder superar esta acción que atenta contra el derecho constitucional a revocar —que es el mismo derecho que asiste al derecho a elegir— es el hecho de que esta recolección de firmas sea desarrollada por el mismo Poder Electoral para que no tenga que auditar ni verificar ni corroborar, «ni con reafirmazos ni con recontra reafirmazos» las firmas, sino que habilite, utilizando los cuadernos electorales y abriendo los centros electorales a nivel nacional, como se hace para las primaras del PSUV, las instalaciones necesarias para que las personas manifiesten su voluntad de activar el mecanismo.
Resalta que este planteamiento central permitiría obviar cuatro pasos que impiden el derecho a revocar y acortaría los tiempos establecidos del reglamento actual, que proyectan el tema de la revocación a nueve o 10 meses, y que podría verse recortado hasta en unos cinco meses.
«Estamos convencidos de que no hay que esperar el 10 de enero para empezar el proceso. Lo primero que tiene que suceder en diciembre de este año es que el CNE publique los cargos que son susceptibles a ser revocados el año que viene. A partir de que eso sea publicado en diciembre, ya las organizaciones políticas interesadas podrán hacer la solicitud en ese mes para pasar a la fase de validación de la organización (que promoverá la consulta) en la que debe conseguir el 1% de las firmas para hacer la solicitud».
Hace hincapié Evans en que esto también podría recortar los tiempos, ya que, comenzando en diciembre el proceso de recolección de firmas, a mediados o finales de enero la organización estará validada por el organismo electoral.
«Creemos también que este proceso de validación de firmas podría hacerse abriéndose centros electorales para que haya la validación de estas firmas. Que el Poder Electoral, en lugar de ser el contralor y verificador de este proceso, sea a la vez ejecutor y contralor, para evitar cualquier posibilidad de distorsión; si ellos las recogen solamente solo podrán cuestionarse a ellos mismos, pero no a quien lo solicita».
Suma de esfuerzos facilitará el referendo
—¿Es posible un acercamiento de la disidencia del chavismo con la oposición tradicional para promover el referendo revocatorio?
—No estoy seguro de que, en una primera instancia, haya organismos de articulación. Lo que sí estoy seguro es de que existe la gran posibilidad de que todos empujemos en un mismo sentido. El referendo revocatorio no tiene necesidad de tener un comando único sino una articulación de comandos. Cada quien puede tener el suyo, porque como no es una elección de siglas, de nombres, de cargos sino que tiene la gran bondad de que todo el que quiera empujar lo puede hacer.
Explica que necesariamente va a haber una organización que va a motorizar el asunto (la que promoverá la consulta) y que, si hay la voluntad por parte de esa organización de ser lo más amplio posible para que otras organizaciones puedan participar, eso sería bienvenido.
Acota Evans que, al revisar las redes sociales, se puede constatar que desde el mismo 22 de noviembre el tema del revocatorio se convirtió en tendencia. «Vas a ver a gente del chavismo y de la oposición pidiendo revocatorio. Afortunadamente en las bases el tema tiene muchísimo apoyo».
—Si se da el referendo y se logra la revocatoria del mandato, ¿no cree que con la dispersión de fuerzas se abra el camino para el triunfo de un candidato del gobierno?
—El referendo revocatorio no tiene sentido si, en paralelo, no estamos organizando unas primarias para que, inmediatamente después de terminado el revocatorio, a la semana siguiente, a más tardar, estemos realizando unas primarias para elegir al candidato presidencial. Tampoco tiene sentido hacerlo antes (del referendo), porque eso generaría una distorsión en relación con la organización que debe darse desde la horizontalidad de la sociedad civil trabajando en conjunto. Podría darse el hecho de que se secuestre el derecho a que todos podamos participar juntos del referendo revocatorio, porque no creo que la disidencia del chavismo vaya a tener la voluntad de trabajar a favor de un candidato de la oposición mayoritaria, y las distintas fuerzas podrían verse desplazadas en su interés de tener candidatura presidencial. Por eso estamos proponiendo que, en paralelo a la organización del referendo revocatorio, la mayoría de la oposición que desee participar en primarias vaya preparando este proceso para después del referendo. Suponiendo que no se lograra el referendo revocatorio, ya el proceso estaría adelantado para 2024.
—¿Cuál es su opinión sobre la inhabilitación de candidatos de la disidencia del chavismo. Hubo más inhabilitaciones hacia este sector que en la posición tradicional.
—Venganza, retaliación política. Ese dolor del chavo-madurismo de que no hay astilla que duela más que la del mismo palo. Hay saña por parte del chavo-madurismo hacia quienes vienen del mismo proceso revolucionario, y hay búsqueda de venganza. Se percibe que si a estos sectores se les permite que se puedan organizar van a quitarle más votos al chavismo de lo que ellos mismos han espantado, y ellos saben que en este momento cada voto cuenta más.
»Para las municipales cada voto contó, para las alcaldías donde hubo mayor cantidad de consenso por parte de la oposición, y aquellos donde varios aspirantes a gobernador llegaron a coincidir en una sola candidatura fue donde se lograron victorias. El gobierno, a nivel municipal, tenían el reto de no permitir la dispersión de su voto, ya que estimaban preferible que se perdieran a no sumarlos a opciones distintas».
—¿Cómo vio que los opositores que lograron victorias o son adecos o salieron de AD? ¿Cree que es coincidencia o es todavía el peso de ese partido?
—Hasta ahora con los gobernadores electos de Zulia, Nueva Esparta y Cojedes, sin duda se da un mensaje por parte de la población de esos estados, que refleja una nostalgia producto de la necesidad de renovar la experiencia política; porque los nuevos liderazgos de la MUD en la oportunidad que han tenido de ofrecer una cosa distinta, han negado la vía electoral. Entonces, claro, si los viejos con más sapiencia demuestran la constancia de apoyar los elementos electorales para poder salir de la crisis, estos sin duda alguna tendrán mayor capacidad de obtener mayor apoyo, porque tienen más coherencia en cuanto a resultados reales de solución de problemas.
Advirtió Evans que esta no debe ser una lectura de una vuelta al pasado sino la de los errores de la actual dirigencia de la MUD, que impidió la unidad, y la de que los candidatos jóvenes no terminaron de convencer que eran una renovación porque no hubo coherencia con que la opción electoral era la válida.
—El gobierno hizo algunas concesiones, permitió observadores electorales, previamente la proporción 3/2 de rectores del Consejo Nacional Electoral, y pretendía ser reconocido por la comunidad internacional. Sin embargo, los informes de las misiones de observación fueron negativos en cuanto a la falta de condiciones para unas elecciones justas en Venezuela. ¿Cree que le salió el tiro por la culata al gobierno y se dificulta el levantamiento de sanciones contra Venezuela?
—Creo que, más que el gobierno, la población venezolana este 21 de noviembre decidió decirle al mundo que todavía hay gente en Venezuela resistiendo con la única arma que tiene, que es el voto. Que se haya demostrado que la gente asistió a pesar de la adversidad de las condiciones electorales, que mantiene la postura de cuestionamiento del régimen en Venezuela, y deja constancia de que fuimos a unas elecciones en una dictadura, pero lo hicimos y que logramos ocupar una cantidad de espacios parece indicar que esa es la vía, que se tome la experiencia de Chile, de Polonia o de la España después de Franco, para ir ganando espacios para logar el proceso de democratización.
»Es un doble mensaje, y es absolutamente favorable. La dictadura se vio obligada a permitir observadores electorales; eso demuestra que está en una posición débil a pesar de la arrogancia y que la única manera de sentir ellos mismos que se lavan la cara es generando concesiones. Esto debe proseguir, es una estrategia paulatina que genera resultados concretos y demuestra que quienes tenemos que corregir somos la propia oposición que somos los que estamos cometiendo los errores para que esto siga como hasta ahora. Ellos no van a entregar condiciones nunca y nosotros hemos logrado conquistar condiciones y lo que no hemos logrado es cumplir con la única condición que tenemos, que es ir en unidad».
—¿Y sobre las sanciones?
—No están tanto en el tema electoral sino en el tema político internacional. No va a haber ningún tipo de alteración o cambio, ni siquiera que hubiera habido elecciones perfectas, porque hay una condición de reconocimiento al gobierno interino a nivel internacional, aunque no tenga repercusión alguna a nivel nacional. Así que, mientras esto se mantenga, difícilmente podrá haber algún tipo de flexibilización formal. Sin embargo, a decir verdad, las sanciones se han ido flexibilizando, hemos visto mayor cantidad de transacciones entre Venezuela y EE. UU. La Unión Europea y EE. UU se han dado cuenta de que no tienen un impacto determinante, aunque sea importante. Creo que también es un proceso de negociación dando y dando. Permitieron observación internacional, una participación menos persecutoria contra la oposición; luego de eso habrá un tipo de medidas que permitirá demostrarle a la dictadura en Venezuela que vale la pena seguir dando concesiones. Es un tema de estrategia.
—Qué expectativas tiene sobre la investigación por parte de la Corte Penal Internacional y cómo puede incidir en el panorama político nacional?
—El aspecto fundamental en cuanto a la esperanza de justicia por parte del pueblo de Venezuela está en manos de la CPI. No creo que sea la resolución del problema político, pero es un elemento que va a permitir decirle al pueblo venezolano que vale la pena apostar por la justicia y que lo que se hace en la tierra se paga en la tierra; que tarde o temprano en cualquier momento la impunidad puede ser superada y que todos podemos ser juzgados si cometemos errores y más si estos errores son en el marco delitos de lesa humanidad.
»Es un factor que ha presionado bastante, incluso más que las sanciones en algunos casos a abrir algunas zanjas que permitan avanzar un poco más en el ganar terreno hacia la posibilidad de conquistar la democracia en Venezuela».
NotiVeraz