El Metro de Caracas informó vía Twitter que a partir del 01 de marzo, se comenzará nuevamente a vender las llamadas «tarjetas inteligentes» en las casetas de las estaciones como parte de un nuevo intento del régimen de Nicolás Maduro de cobrar el pasaje de forma electrónica, debido a la dificultad que existe para tener bolívares en efectivo que permita la compra del boleto.
El dictador había dicho el domingo 21 de febrero que para alimentar la nueva «tarjeta inteligente» se podrá pagar con biopago del Banco de Venezuela y los fondos del carnet de la patria, así como prometió que habrá puntos de venta para débito y crédito.
“Los usuarios del Metro de Caracas y el pueblo quieren pagar sus servicios, la meta debe ser pagar por sus servicios, lo que significa la mejoría de las condiciones laborales y la mejoría de los servicios. El pueblo quiere que mejoren sus servicios públicos y está dispuesto a pagar un precio justo. Con tecnología cómoda y todo el confort”, afirmó Maduro.
Esto difiere de la última vez que el Metro de Caracas ofreció un servicio similar aproximadamente en 2019, cuando se hizo una campaña para iniciar la compra de tarjetas que permitieran a la ciudadanía el uso del subterráneo. Sin embargo, el pago entonces se debía hacer en bolívares en las casetas de cada una de las estaciones.
Actualmente, cada tarjeta tendrá 20 pasajes y podrá recargarse, pero no se especificó cuánto costará la tarjeta ni desde cuándo entrará en vigencia el nuevo método de pago del Metro de Caracas.
Según dijo el domingo 21 de febrero el ministro de Transporte de su administración, Hipólito Abreu, se hará una prueba piloto en las estaciones y después se buscará extender el sistema al transporte superficial.
La cuenta Twitter del Metro refirió que habrán unas máquinas que permitirán a los usuarios del Metro saber cuánto le queda a la tarjeta para ver si debe recargarla o no.
Según el régimen de Maduro, ahora sí está en puertas la digitalización del pasaje del transporte público en el país. La propuesta no es nueva para el gremio, pues fueron ellos quienes hace siete años la pusieron sobre la mesa como una salida a la crisis que venía venir, y aunque en reiteradas oportunidades el Ejecutivo asomó que se pondría en práctica, más fue la bulla que la cabuya.
La diferencia es que ahora el planteamiento sale del propio gobierno y que lejos de generar alivio ha despertado zozobra e incertidumbre en los transportistas, pues el tema y todo lo que la medida contemplaría sigue siendo una gran interrogante.
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