Nicolás Maduro afirmó que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Caracas, cuyas operaciones fueron suspendidas la semana pasada por decisión de su régimen, estaba involucrada en actividades de espionaje y conspiración.
Maduro declaró que la oficina se había desviado de su propósito original y se había convertido en un centro de espionaje interno y conspiración, describiéndola como un bufete de abogados para terroristas, conspiradores, golpistas y magnicidas venezolanos.
«Esa oficina se desvió, se transformó en una oficina de espionaje interno, de conspiración interna, en el bufete de abogados de terroristas, conspiradores, golpistas y magnicidas de Venezuela».
El mandatario aseguró que su gobierno había informado a la ONU en al menos 10 ocasiones sobre estas presuntas irregularidades, incluyendo acusaciones de que los funcionarios de la Acnudh estaban recopilando expedientes y aplicando un enfoque judicial colonialista.
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