Ledezma: ¿Por qué Nicolás Maduro está atrapado y sin salida?

Antonio Ledezma es adeco desde los trece años. Por eso sabe que fue en 1971 cuando Rómulo Bethencourt regresó a Venezuela desde Suiza y pasó por Tenerife en un barco, con su esposa, para volver a su país, desde el exilio europeo.

Yo me lo encontré –a don Rómulo– en el Bar Atlántico y me senté en su mesa: estuvimos tres horas hablando de Venezuela. También estaba mi fallecido compañero José Manuel Pérez y Borges. Titulamos en La Tarde aquella entrevista, con esta frase: “Estoy contento porque en Venezuela se vive en democracia y en libertad”.

Es lo mismo que le he escrito a Antonio Ledezma en mi dedicatoria de un ejemplar de mi novela Los gallos de Achímpano, una historia de canarios y de venezolanos.

Tras 1.000 días preso, Ledezma cruzó el puente Simón Bolívar y llegó a Cúcuta a pie, tras escapar de su propio domicilio de Caracas, en automóvil, cruzando 29 controles policiales sin ser detectado y recorriendo los 1.200 kilómetros que separan, por carretera, a Caracas del citado paso fronterizo. Nacido en San Juan de los Morros en 1955, fue alcalde metropolitano de Caracas, gobernador del distrito y senador. Maduro, un día, le mandó a cien agentes del Sebin, la policía política chavista, a detenerlo, acusado ¡de conspiración! Padeció prisión en la terrible y lúgubre cárcel militar de Ramo Verde y luego arresto domiciliario.

Cuando escapó, el sátrapa, lleno de rabia, lo comparó con un vampiro ¡que iba a tomar copas a la Gran Vía! Fue la primera vez que escuché que los vampiros bebieran otra cosa que no fuera sangre.

Antonio Ledezma ha estado estos días en Tenerife para presentar su libro Venezuela, Política y Ambiente. Se trata de datos e ideas absolutamente racionales para alejar a Venezuela de su dependencia excesiva del petróleo y dar nuevas pistas de lo que suponen los recursos venezolanos: alternativas de fuentes energéticas conocidas como verdes, alejadas de las fuentes fósiles, como el petróleo.

También habla de los recursos naturales de Venezuela, incluido el oro, que la convierten en una de las naciones más ricas del mundo. Asisten a la entrevista la esposa del político, Mitzy Capriles, y el catedrático Antonio Alarcó, que pronto será nombrado adjunto a la diputada del Común.


-En tu país nadie habla del medio ambiente.
“Bueno, casi nadie. Es verdad que he sido de los primeros”.


-Todo se concentraba, hasta el momento, en el petróleo.
“Que es también un pozo de corrupción. Pero Venezuela es un país privilegiado que alberga 140.000 especies, en un ecosistema muy peculiar, con un 24% del territorio protegido, 44 parques nacionales, 37 monumentos nacionales, el sexto país de América en biodiversidad, gran cantidad de oro en el arco minero y tantas cosas más”.


-Minas de oro que el Gobierno entrega a militares leales e incluso a algún dignatario extranjero.
“Si es cierto, esto tendrá que solucionarse cuando la democracia llegue de nuevo a mi país”.


-¿Qué te parece Edmundo González, candidato de la oposición en las elecciones de julio?
“Es un diplomático veterano, un hombre de perfil sereno. Habrá que hablar de una Transición, como hicieron en España. Edmundo no está metido en la política activa y eso nos va a ayudar a todos”.


-¿Se resignará Maduro?
“Maduro está atrapado y sin salida. Ellos, los chavistas, se creen parte del paisaje de Venezuela y pretendían convertir las elecciones en unos comicios esmirriados. Él creía que apartando a María Corina de la carrera electoral, ella iba a llamar a la abstención. Y tampoco contaba con que, al eliminar a Corina con trampas, Lula y Petro, sus grandes aliados, se le fueran en contra. Le falló el plan”.


-Parece que se le empiezan a torcer las cosas. Por fin.
“Es normal, le falló la payasada de Guyana. Y el país tampoco puede asumir eternamente que roben el dinero que es de los venezolanos. Los chavistas han convertido a Venezuela en una nación inauditable. Hay que hacer un inventario detallado de cómo han dejado a una nación rica, que fue la envidia de Latinoamérica”.


-Hoy parece que eres, Antonio, un político clave en esa Transición.
“No, no, no lo soy; el verdadero buque insignia del cambio es poder vivir en libertad. Lo demás lo puede lograr cualquiera con buena voluntad y con unidad”.


-¿Existe un plan?
“Mira, Eisenhower dijo que los planes no sirven, pero la planificación es indispensable. Hay una agenda para los primeros cien días, que serán cruciales”.


-¿Solos?
“Imposible. Para iniciar el cambio se necesita capital externo, que naturalmente llegará. Pero es que, además, es preciso pagar la deuda social, recuperar los servicios sociales, poner en marcha la producción. Y al que pague, se le vende, no se le regala nada a nadie y ya sabes por donde voy. Parece mentira que un país, sexto en el mundo en reservas de gas, lo lance a la atmósfera, lo dilapide y los venezolanos no dispongan de ese gas en sus casas”.


-¿Habrá piedad para los malvados, cuando llegue el cambio?
“Habrá paz, garantías, seguridad jurídica, no existirá persecución política, pero tampoco habrá impunidad. De todo esto estoy seguro”.


(Antonio Ledezma abruma con los macro datos de su país, que se conoce al dedillo. Un país rico, pero un pueblo empobrecido. Hay que reactivar las fábricas y generar empleo. Un país con mucho petróleo, pero no petrolero. Pasó de producir 3,5 millones de barriles diarios a los 800.000 actuales con el chavismo. Fábricas paradas porque no las saben manejar. 25 acueductos sin funcionar porque no tienen idea de cómo ponerlos en marcha. Unas reservas inmensas de agua, pero a Caracas no llega el agua suficiente. Se corta la luz por ignorancia en el manejo de los sistemas y se compran generadores que no funcionan. Es imposible producir sin energía).


-¿Y la moneda?
“El bolívar no existe, estamos dolarizados. Las transacciones se realizan en dólares y ahora también en pesos colombianos”.


-¿Una nueva moneda quizá?
“Es posible, habrá que estudiarlo con mucho cuidado. Desde luego, sí que habrá que sacar las imprentas del Banco Central para que la inflación no se convierta en una mayor tragedia”.


-¿Y la propiedad privada?
“El Estado no tiene por qué ser terrateniente. Nadie puede arrebatar una finca a su legítimo propietario. No vamos a ser nunca autosuficientes, pero habrá que importar sólo lo necesario. Se pueden recuperar 80.000 unidades mecánicas paradas y volver a producir con ellas; están averiadas y en lugar de repararlas, las abandonan. Esto no puede seguir así”.


-¿Es verdad que no son buenas tus relaciones con Leopoldo López?
“No, es mentira. Mira, las amistades de cárcel son para siempre. Nuestra relación es muy buena y la oposición ha logrado la unidad en torno a un candidato, que es Edmundo González Urrutia, a la vista de que otros aspirantes fueron vetados por el chavismo y el CNE con acusaciones falsas”.


-¿Qué ha sido de Guaidó?
“Ahora está en Miami, impartiendo clases”.


-¿Te sientes en deuda con tu país?
“Siento que tengo que devolverle a Venezuela todo lo que me dio. Tengo 69 años y quiero corresponder a mi país; aunque sea trabajando de jardinero, me da igual”.


-En ese plan para una nueva Venezuela, ¿cuáles serían las premisas?
“Hay varias, irrenunciables. Mira, hay que acabar con la reelección indefinida de los cargos. Se hace necesario que los gobernantes rindan cuentas a la nación. Ningún presidente podría tener la potestad de incrementar la deuda del Estado. Es preciso proveer un fondo macroeconómico para cuando lleguen las vacas flacas. Se hace fundamental la separación de poderes, la de Montesquieu, que existe en los países democráticos. Es urgente renegociar la deuda externa, mediante la colaboración de bancos y de países amigos. Hay que pagar y comprometernos a devolver lo que nos prestan, de una manera seria”.


-Esto se parece a un nuevo Plan Marshall, Antonio.
“Sí, a un Plan Marshall tropical, pero tomado muy en serio. Y es posible”.


-Atrás queda aquel 17 de noviembre de 2017, cuando cruzaste el puente. Hace casi siete años.
“Lo he contado con detalle en uno de mis libros. Ahí, en ese capítulo, puedes consultar cómo tuve que salir de Venezuela, en busca de volver a ser un hombre libre. Parece extraño, cuando un día fuimos cuna de las libertades en América Latina. Un ser humano debe luchar, antes que nada, por su libertad”.


(Aquel 17 de noviembre, Antonio Ledezma, con ayudas militares y civiles probablemente, bajó al aparcamiento de su casa con una sola persona. Tomó un coche con el depósito lleno de gasolina y se dirigió a la frontera con Colombia, por Cúcuta. Los dos países están separados por un puente que lleva el nombre del Libertador. En los 1.200 kilómetros de carreteras pasaron 29 controles de la Guardia Nacional y de varias policías locales, sin ser detectados. Al llegar al puente, una señora lo reconoció. Faltaban 14 metros para tocar suelo colombiano. Le gritó “¡Señor Ledesma!”, con admiración. El policía fronterizo venezolano que registraba sus cosas lo miró, le guiñó un ojo y siguió a lo suyo. Cuando entregó su cédula falsa al aduanero colombiano, éste lo miró con respeto y le dijo: “No tema, usted ya es un hombre libre, esto es Colombia”. Mitzy y sus hijas lo esperaban en Madrid. Había escapado de las garras del sátrapa de Maduro y de las de sus secuaces, que lo iban a juzgar ¡por conspiración! Y por medio de un tribunal amañado).


-Antonio, en esta faceta tuya de ecologista, has dado una lección con este libro.
“No lo pretendo, pero es que en Venezuela nadie habla del hidrógeno azul, por ejemplo, que contamina muy poco. Yo he reunido en ese libro los recursos de mi país, todos los que existen al margen del petróleo. Tenemos que volver a ser un gran país y esto lo tiene que saber el pueblo venezolano, sin el cual no es posible conseguirlo. El 28 de julio próximo será una fecha clave en el futuro de Venezuela”.


-¿Tiene miedo Maduro? Se dice que nadie sabe dónde duerme.
“Bueno, pues será una veces en Fuerte Tiuna o vete tú a saber. Supongo que tiene miedo y por ello intentará hacer lo posible para que los venezolanos no votemos en libertad. Pero creo que ya es demasiado tarde porque hasta sus aliados, como Lula y Petro, le han dicho: hasta aquí llegamos. Está, como te dije, en un callejón sin salida”.


-¿Ha tenido buena respuesta en España el libro que presentaste en Madrid y en Tenerife?
“Muy buena. A la presentación de Madrid asistió el ex presidente Felipe González y el expresidente de México, Felipe Calderón. También mi amigo el ex ministro venezolano Humberto Calderón Berti, que me ha ayudado mucho en la edición de esta obra. Y en Tenerife se han celebrado varios actos en torno al libro, con una gran presencia de público. Es cierto que en Venezuela se habla muy raramente de medio ambiente, pero yo tengo esperanzas en esta nueva era que se abre ante nosotros. Pero nada llegará sin una apuesta seria, sosegada pero decidida por el medio ambiente y por la explotación racional de los recursos verdes que el planeta nos ha colocado en nuestro país, que tienen un valor incalculable”.

notiveraz

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