La oposición dividida ante nuevas elecciones convocadas por Maduro

Inmersa en una suerte de discusión bizantina sobre cuál debería ser la estrategia a seguir, tras el no reconocimiento del chavismo del triunfo electoral en las elecciones presidenciales de 2024, la otrora unidad opositora de Venezuela parece haber estallado en pedazos tras la decisión de varios dirigentes de participar y llamar a votar en unas elecciones convocadas para este 25 de mayo.

Para el principal referente opositor, la líder conservadora María Corina Machado, no hay espacio para las dudas. No se debe acudir a las urnas hasta no hacer valer el triunfo, que justamente la unidad opositora logró documentar en las elecciones presidenciales del 28 de julio del año pasado, al recopilar poco más del 83% de las actas electorales que mostraron un triunfo 70-30 del exdiplomático Edmundo González Urrutia sobre el gobernante Nicolás Maduro.

Si bien el chavismo ha tenido figuras secundarias o de relleno participando en los diferentes procesos electorales, en lo que algunos analistas catalogan de oposición leal, para las elecciones que se celebrarán dentro de un mes, se han inscritos figuras de primer orden en el mundo opositor venezolano como el dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles, el ex secretario ejecutivo de la Mesa

La presencia de estas figuras en un proceso plagado de irregularidades, como confirmó a DIARIO DE CUBA el periodista especializado en elecciones, Eugenio Martínez, abre según analistas una nueva etapa en la lucha política venezolana por parte de los factores de lo que una vez fue ejemplo de unidad democrática desde la oposición para hacer frente al autoritarismo.

«Es sin duda una fractura. La desaparición de la MUD, también por divergencias, y la posterior constitución de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), no fue solo un cambio de siglas. A todo esto, se suma la decisión del secretario de la PUD, Omar Barboza, de renunciar y manifestar públicamente su malestar por la falta de voluntad para reconstruir una estrategia de consenso», le comenta a DIARIO DE CUBA un veterano diplomático sudamericano asentado en Caracas.

Las elecciones del 25 de mayo son regionales, para elegir gobernadores de estados (provincias) y diputados para renovar por completo la Asamblea Nacional. En 2020, la oposición que en aquel momento tenía como referente a Juan Guaidó, considerado «presidente interino» por decenas de gobiernos occidentales, decidió abstenerse en las legislativas de entonces.

De un total de 167 diputados, el chavismo se quedó con 146 y la llamada oposición leal con 19. Llamativamente, la única voz que le hace oposición frontal al régimen de Maduro desde el Parlamento es Oscar Figuera, del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Al momento de ser electo en 2020 era aliado del chavismo, pero luego marcó distancia por lo que considera la «política antiobrera» del régimen, que pese a tres años con alta inflación en Venezuela no ha aumentado el salario mínimo ni las pensiones, que hoy equivalen a menos de dos dólares al mes.

Gracias a un cambio exprés en las normas electorales, la nueva composición parlamentaria pasará de 167 diputados a 277 para el periodo legislativo (2021-2026), un aumento que representa el 66% del número de diputados actual y el mayor registrado en la historia del país. Esto de por sí es considerado anómalo por diversos activistas que alertan que los factores democráticos no deberían validar ni esta ni otras irregularidades.

Capriles, Torrealba y Rosales, entre otros, manifestaron por separado que su interés es mantener espacios institucionales (diputaciones, gobernaciones) para hacerse oír y al mismo tiempo revindican el derecho de los venezolanos a votar. Para ellos, la abstención solo favorece al Gobierno de Maduro.

Quienes participen en estas elecciones deberán firmar un compromiso público de que no impugnarán el proceso y que acatarán los resultados que emanen del Consejo Nacional Electoral (CNE). La directiva del ente electoral venezolano es la misma que fue señalada de cometer fraude al no poder demostrar con actas o resultados desagregados su versión de que Maduro había sido reelecto.

El CNE no tiene página web activa y según Martínez, una serie de procesos previos al 25 de mayo se han realizado de forma privada, pese al carácter público que deberían tener las distintas etapas previas a una elección.

Ni Capriles ni Torrealba ni Rosales, figuras sin duda relevantes en el panorama político local, han hecho cuestionamientos al CNE y enfatizan en sus posiciones el deseo de participar de los venezolanos. Sin embargo, dos encuestas a las que tuvo acceso DIARIO DE CUBA muestran lo contrario. Solo uno de cada cuatro votantes, es decir un 25% de la población, que a su vez se ubica como voto duro del chavismo, estaría dispuesto a ir a votar.

Las empresas de sondeos, que otrora mostraban públicamente sus resultados en Venezuela, pidieron a DIARIO DE CUBA que no se revelara el nombre de la firma ni resultados exactos de los sondeos por temor a represalias.

El telón de fondo de estas elecciones en 2025, en tanto, es el exilio que vive el candidato presidencial del año pasado, González Urrutia, o la persecución que padece María Corina Machado, quien se mantiene dentro del país, pero prácticamente en la clandestinidad. Ambos protagonizaron una gesta electoral y pacífica. A esto se suman las decenas de testigos electorales que fueron apresados tras las elecciones del 28 de julio de 2024 y los casos de otros tantos que decidieron huir del país, en su mayoría hacia Colombia.

En medio de las discusiones (principalmente en redes sociales) sobre las razones de votar o abstenerse, con acusaciones de diverso calibre entre opositores, se pierde de vista la posibilidad de reconstruir una estrategia unitaria y efectiva ante el hecho cierto de que el régimen que encabeza Maduro desconoció la voluntad popular a favor del cambio.

«Invito a reflexionar. Facciones de oposición en Venezuela han empleado el voto, la protesta civil, los llamados a insurrección o desobediencia militar, la petición de intervención extranjera y de sanciones económicas. Hugo Chávez murió en el poder. Nicolás Maduro lo conserva», comentó el reconocido analista Ángel Álvarez, exdirector del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela.

Para Álvarez, consultado por DIARIO DE CUBA a propósito de un hilo suyo en la red social X, el problema central de los factores opositores es que «no pudiendo nadie lograr lo que se propone [desalojar al PSUV del poder] resulta más fácil acusar a otra facción opositora de los fracasos propios y compartidos».

con redacción de diariodecuba

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