La gran preocupación que tienen los venezolanos con el alza del dólar

Rafael Rodríguez, un mecánico venezolano con ocho años de experiencia, muestra las palmas de sus manos para demostrar que están completamente limpias este mediodía. Ni ellas ni su ropa tienen rastros de grasa. Es la evidencia, dice, de que el trabajo y sus esperadas ganancias en dólares escasean este jueves.

Se resguarda de una lluvia ligera bajo una enramada de la calle Cecilio Acosta de Maracaibo, cerca de su puesto de oficio, rogando que “caiga” algún encargo por la tarde para ganar “al menos 20 dólares” para comprar comida a su familia, precisa.

El joven atribuye su penuria económica al alto precio del dólar. “No sabéis a cómo va a amanecer” cada día la moneda estadounidenses, asegura. “Ya no podemos más con la economía, no nos llega trabajo porque el dólar está muy caro”, opina.

La moneda oficial en Venezuela es el bolívar, pero el dólar se ha convertido en los últimos cinco años, desde la despenalización de su uso por parte del gobierno de Nicolás Maduro, en el referente de los precios de bienes, productos y servicios.

La tasa oficial del dólar se ha quintuplicado en el último año: en agosto de 2022, rondaba los 6 bolívares; este miércoles de mediados de mes marca los 31,5 bolívares, mientras en el mercado paralelo de divisas supera los 33 bolívares.

Economistas venezolanos advierten que la devaluación del bolívar seguirá en marcha en los próximos meses, ahondando la crisis.

Algunos de ellos, como Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica, estiman que la tasa del dólar superará los 60 bolívares a finales de año.

El economista venezolano Carlos Ñáñez explica a la Voz de América que la tasa del dólar oscilará en diciembre próximo entre los 60 y los 100 bolívares.

El docente de la Universidad de Carabobo explicó que el Banco Central de Venezuela ha realizado intervenciones cambiarias “sucias” por 2.300 millones de dólares para mantener medianamente estable la tasa oficial de esa divisa.

El tipo de cambio en Venezuela sigue siendo “volátil”, sin embargo, remarcó.

“Si el dólar llega a 60, 70 o a 100 bolívares, me voy del país”, apunta Rafael, por su parte, aún sentado en una jardinera, entre varios compañeros de oficio.

Dice que solo ha podido “aguantar la pela”, como llaman en Maracaibo al arte de resistir las crisis, comprando comida a crédito -‘haciendo un fiao’ le dicen- y “prestando plata” a gente de su confianza.

“Sentimos que estamos ganando cada vez menos. Ya 5 dólares no son nada”, indica, confesando que tenido que aceptar 30 dólares o menos por reparaciones mecánicas a vehículos por las cuales suele cobrar 50 dólares o más.

Víctor Peña, uno de sus amigos mecánicos, afirma con picardía que sus clientes “lloran más que una caja de pollitos” para implorarles rebajas en sus tarifas.

A veces, acceden a dar ofertas.

Otro de sus amigos mecánicos, Víctor Manuel Ruiz, quien viste una braga roja también sin manchas de grasas ni aceites de los oficios del día, dice que vivía “súper relajao’” antes de que se permitiera la circulación libre del dólar.

“Apareció el dólar, muchacho, y no tenemos ni pa’l arroz”, dispara.

“Todos los días sube y sube”

La tendencia al alza del dólar en las últimas semanas “preocupa mucho” a Kelvis Villalobos, de 24 años, quien gana un salario mensual en bolívares equivalente a 28 dólares trabajando como técnico en una empresa de computación.

Cada vez que cobra, se apresura a comprar comida o dólares para que sus ganancias no se devalúen por la subida del precio de la moneda estadounidense en el mercado, declara.

“No sabemos qué va a pasar respecto al dólar. Todos los días sube, y sube, y sube, es algo que no va a cambiar”, dice a la VOA mientras aguarda por el aventón de un amigo en la avenida Delicias, cerca de una venta ambulante de artículos.

Cree que el cambio económico o político de su país “se ve muy lejano” y lamenta que miles de jóvenes como él deban buscar oportunidades en el extranjero.

La inflación entre enero y julio fue de 121,3%, según el Banco Central de Venezuela. Ese índice está entre los más altos del mundo.

El presidente Nicolás Maduro ha negado que se haya registrado una recesión en Venezuela, como denunciaron especialistas independientes, y ha estimado que el crecimiento económico del país será superior a los 5 puntos en el cierre del año.

Mientras, el antichavismo prevé elegir en una votación primaria en octubre próximo a su candidato unitario de cara a las presidenciales de 2024.

Expertos independientes y países como Estados Unidos advierten, sin embargo, que no hay garantías suficientes para que esas elecciones sean justas ni libres.

“Es muy difícil. El salario no sirve, es nada. Si no tienes un buen seguro o dólares en el bolsillo, preferiblemente, tú no eres nadie”, expresa ásperamente Kelvis, antes de desbloquear su teléfono celular y volver a teclear en su pantalla.

Un billete, un desmayo

El dólar también puede ser un desafío para algunos venezolanos, como Sonia Andrade, con 28 años en el oficio de la zapatería. Si un cliente quiere pagarle con un billete de 20 o 50 dólares, generalmente se ve obligada a rechazar el trabajo.

“Me desmayo, caigo ‘de a pa’ atrás’”, bromea sentada frente a una mesa de madera corroída y desbaratada, en una acera cercana a la calle 5 de Julio.

Hay pares de zapatos arrumados sobre el viejo tablón y otros tantos a su alrededor, en el piso de cemento de la ciudad.

“Siempre lo rechazo (el billete de dólar de alta denominación). ¿Qué voy a hacer, si nunca tengo para cambiar un billetico?”, comenta a la Voz de América.

Sus clientes le pagan “con lo que puedan”, especifica. Les acepta dólares, bolívares, transferencias bancarias y hasta paquetes de harina de maíz o arroz.

Sus precios, eso sí, los fija en moneda estadounidense: cobra “2 dolitas” por un trabajo mínimo, de poner “una peguita” en alguna parte del calzado, y hasta $15 por una reparación mayor, que puede ser remendar una suela en pésimo estado.

Opina que el incremento constante de la tasa de cambio en días recientes se ha convertido en una “cruda realidad” para los venezolanos.

“Si va por 30 (bolívares), ¿qué más da que llegue a 60?”, se pregunta, instantes antes de que otro cliente descienda de un auto para encargarle otro trabajo.

Sonia, de 57 años, advierte que, si el dólar “se dispara al infinito número” que estiman los expertos, su negocio y sus clientes lo resentirán por igual en una economía que, asegura, solo está “dolarizada para los de frac” y corbata, en referencia a funcionarios y empresarios vinculados al Estado venezolano.

“Los que cobran en dólares son los que están pegaos (al gobierno). Nosotros (el venezolano común) andamos en transferencia soberana”, indica, siempre jovial.

notiveraz

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