Melvis Humbría, economista y miembro del Comité Ejecutivo del Movimiento al Socialismo MAS, advirtió este lunes que la nueva devaluación acelerada sobre el bolívar en las últimas semanas evidenciaría nuevamente el fracaso del gobierno nacional en materia económica.
“La ambigüedad y la incoherencia en las políticas monetarias y fiscales implementadas están pasando factura dejando al desnudo el trillado dicho de que Venezuela se arregló».
Explicó que una vez más se revive el fantasma de la hiperinflación “que tanto daño causó durante los cuatro años que convivió en la economía y cuyas consecuencias todavía las padecen los venezolanos de menores ingresos”.
Calificó como una actitud “infantil” que el gobierno nacional intente “hacernos creer que los desajustes en el mercado cambiario son producto de la fijación en una página Web del precio de la divisa norteamericana, pretendiendo con ello evadir la responsabilidad del Banco Central de Venezuela, quien de ente emisor y regulador de nuestra política monetaria, se convirtió en la caja chica para financiar el déficit presupuestario de un gobierno que gasta más de lo que ingresa”.
Para el economista, la intervención del Ejecutivo durante el año 2022 en el mercado de divisas por un monto superior a los cinco mil millones de dólares no logró estabilizar el mercado cambiario “y de allí los problemas que hoy confrontamos, los cuales serán difíciles de superar en un futuro inmediato si mantienen las mismas políticas económicas”.
Control de precios = escasez
Sobre la vuelta al control de precios y control cambiario asomados por funcionarios del llamado «gabinete económico», Humbría señaló que “ni en Venezuela ni en ninguna parte del mundo donde se implementaron dichas medidas se lograron buenos resultados, ello genera todo lo contrario al objetivo buscado por lo que control de precios es sinónimo de escasez y desabastecimiento, y control de cambio incrementa el mercado negro de divisas puntualizo».
“Ante esta realidad, urge que el gobierno deje a un lado la arrogancia y llame a una gran concertación en la cual participen los actores políticos, sociales, gremiales, sindicales, empresariales y la iglesia”, concluyó.
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