Los altos costos de las consultas ginecológicas y los estudios rutinarios hacen imposible que las mujeres venezolanas puedan cumplir con un esquema de prevención, poniendo en riesgo su salud a mediano y largo plazo.
Con un sueldo mínimo de menos de 5 dólares, las féminas solo se enfocan en invertir en alimentos, dejando a un lado los controles médicos cuyos precios pueden oscilar entre los 30 y 70 dólares.
Especialistas advierten que, aunque las pacientes se sientan bien, internamente pueden desarrollar cualquier enfermedad.
Depender del Estado en estas circunstancias tampoco es opción, pues la mayoría de ambulatorios y hospitales solo se limitan a ofrecer consultas.
Citologías, ecografías, mamografías y densitometría ósea son necesarias para aquellas mujeres que pasan de los 40 años.
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