Al menos 41.000 jubilados piden una vejez tranquila y que Pdvsa les pague los intereses generados por el fondo de pensiones que, en el año 2015, acumulaba en sus haberes 2.347 millones de dólares. De acuerdo con este monto deberían recibir 660 dólares mensuales, pero solo les pagan cuatro petros que son alrededor de 100 dólares.
Orlando Rodríguez pasó 11 días en medio del lago de Maracaibo, sin agua ni comida en diciembre de 2002. No era un náufrago. Era un trabajador petrolero que se negó a sumarse al paro por el cual salieron de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) 21.000 miembros de la industria.
Dos décadas después se encuentra entre los jubilados de una empresa que no atiende ninguna de las peticiones de quienes ayudaron a construir un país. Orlando, al igual que 41.000 jubilados de Pdvsa, ve flotar, como la mancha de aceite en el agua del lago, la esperanza de una vejez tranquila.
Las protestas y manifestaciones para exigir el pago de la deuda que Pdvsa, la que era una de las empresas petroleras más importantes del mundo, tiene con sus exempleados, se suman por decenas.
En las protestas organizadas por los jubilados en Zulia, Anzoátegui, Falcón, Monagas, Lara y Caracas, además de exigir el pago de los intereses generados por el fondo de pensiones, también reclaman la falta de seguro médico y de insumos en la red de clínicas de la estatal petrolera, porque con lo que perciben como pago no les alcanza.
“El fondo de pensiones estaba destinado a ser nuestra garantía de una vejez tranquila y de calidad, junto al servicio médico que teníamos. Nos daba tranquilidad. No se escatimaba para atender a las personas. Y ahora estamos aquí, mendigando un salario y atención médica. Eso que nos quitaron cada año, no lo estamos gozando y vivimos en constante lucha por eso. Estamos pidiendo lo que es nuestro”, finaliza una jubilada consultada que no quiso dar su nombre.
Los jubilados de Pdvsa siguen su lucha en medio de protestas y asambleas con las que buscan visibilizar su situación, contar lo que viven y cuáles son sus reclamos. Si recibieran los 660 dólares que les corresponde cada mes, comprarían comida, medicinas para atender problemas de salud y pagarían por consultas médicas con especialistas.
Mientras tanto, Orlando, como el resto de los jubilados de la estatal, solo recibe los cuatro petros que se le asignan mensualmente.
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