José Guerra: “La credibilidad en la política económica determina el precio del dólar”

Ante los desaciertos en la política económica de los últimos años, el tiempo se agotó, recalca el economista José Guerra. El Banco Central de Venezuela ya no tiene margen de acción ante la demanda de dólares, lo que incrementa la depreciación de la moneda y aumenta los desequilibrios en la economía nacional

El tipo de cambio paralelo sobrepasó recientemente otra barrera, esta vez la de los 4.000.000 de bolívares. La realidad económica de Venezuela se resume, de acuerdo con el miembro de la Asamblea Nacional electa en 2015 y economista José Guerra, en una acumulación de desequilibrios que solo pueden ser corregidos con una nueva política económica que le otorgue credibilidad a la moneda nacional y permita estabilizar la tasa de cambio.

“El precio del dólar lo determina la credibilidad en la política económica. Si la gente no cree en el sistema económico, si tienen dudas sobre esa política, no hay manera de estabilizar la tasa de cambio”, destacó Guerra en entrevista concedida a El Pitazo.

El tiempo se agotó, recalcó Guerra. El Banco Central de Venezuela (BCV) ya no tiene margen de acción ante la demanda de dólares, lo que incrementa la depreciación de la moneda y aumenta los desequilibrios.  

–¿Por qué el Banco Central de Venezuela está de manos atadas frente al aumento y fluctuaciones del precio del dólar?

–Lo que está sucediendo es el repudio de los venezolanos hacia su moneda, porque el bolívar tiene una historia de hiperinflación, de que el que mantiene bolívares se arruina y de que los ahorros en bolívares los pulveriza la hiperinflación. Entonces la gente aprendió que la mejor forma de protegerse es teniendo activos, uno de esos es el dólar. El Banco Central de Venezuela tiene las manos atadas porque el acervo de reservas para hacerle frente a la demanda es muy bajo, apenas 6 mil millones de dólares, de los que 70% es oro que tendría que vender para hacerse con liquidez y ofrecer dólares en el mercado. Eso hace que la moneda se deprecie.


El precio del dólar lo determina la credibilidad en la política económica. Si la gente no cree en el sistema económico, si tienen dudas sobre esa política, no hay manera de estabilizar la tasa de cambio


–Si el BCV está de manos atadas, ¿Qué nos espera a los venezolanos?

–Lo que nos espera es lo que estamos viendo: estos períodos de tipo de cambio estable y que luego vuelva a tomar fuerza, cuando el gobierno realiza gastos y esos bolívares salen a la circulación y esa masa de intercambio llega a las manos del comerciante que decide comprar dólares, porque no habrá estabilidad del tipo de cambio mientras siga la escasez de divisas y no haya credibilidad en la moneda. El precio del dólar lo determina la credibilidad en la política económica. Si la gente no cree en el sistema económico, si tienen dudas sobre esa política, no hay manera de estabilizar la tasa de cambio.

–¿A qué se deben entonces los leves retrocesos en el alza del dólar?

–El BCV tiene algunos dólares y euros en efectivo que asigna a unos bancos, principalmente al Banco de Venezuela, el más grande del gobierno, y eso calma por unos días el apetito por los dólares, porque la gente que va a comprar encuentra, pero eso no lo puede hacer todos los días, por eso durante unas semanas está estable. Las pocas reservas que tiene, el BCV las inyecta y el gasto público se retrasa. No hay bolívares, pero hay algunos dólares, por eso observamos que en esos momentos el tipo de cambio se deprecia. Está claro que la tendencia es a la depreciación sostenida a lo largo del tiempo.

–¿De dónde salen esos dólares que se venden y se compran en el mercado?

–En condiciones normales, vendrían de las reservas internacionales del BCV, que tenía una reserva de dólares en Estados Unidos o en cualquier otro país, y pedía transformar una parte en efectivo y que se enviara a Caracas. Entonces eso era lo que vendía a los bancos, pero eso no es lo que están haciendo. Se habla de que tienen unas cuentas en Turquía, en Qatar, y cuando venden petróleo, esas cuentas van a varios de esos países, que le apartan una fracción de los dólares y luego eso es lo que traen para vender; eso es lo que explican los bancos que está sucediendo.

–En la página 49 de su último libro, enumera nueve regímenes cambiarios aplicados desde 1941 a 2019. ¿Cómo se llama el régimen cambiario de Venezuela en 2020 y 2021?

–Tenemos un hibrido, un sistema muy particular, yo diría que es un control de cambio limitado -porque tú puedes comprar dólares en Venezuela- con una fluctuación sucia del tipo de cambio, llamada así por la intervención del BCV en el mercado cambiario para ofrecer dólares. Por ejemplo, en EE. UU. y en Europa existe fluctuación limpia, en donde el banco central no interviene en el mercado cambiario, tampoco en Chile, en donde el precio cambiario es lo que el peso diga. En la mayoría de los países ocurre la fluctuación sucia, el banco central interviene con dólares en el mercado para atenuar la volatilidad del tipo de cambio. En Venezuela, no ocurre eso, tenemos una combinación de minidevaluaciones: el BCV, como no puede sostener la tasa de cambio, admite que se vaya devaluando.  

–¿Esta situación se pudo corregir en algún momento?

–En el pasado fue muy difícil porque la ideología prevaleciente fue la de los controles de precio, de cambio, de tasa de interés, del salario, de los márgenes de ganancias por precios justos, es decir, control de todo. Ahora hay un cierto viraje en la política económica hacia un esquema un poco más de mercado, pero ya es muy tarde porque son demasiados desequilibrios acumulados. Se tenían que haber tomado las medias económicas con anterioridad y no lo hicieron. Esto es la acumulación de los problemas del pasado. ¿Cuál es la solución? Una nueva política económica, no una reconversión monetaria, y el punto focal es un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y Corporación Andina de Fomento, que pongan sobre la mesa al menos 30 mil millones de dólares para la estabilización de la economía. Se requiere un salvataje global, que haga que la economía esté financiada de manera orgánica, con dólares, con euros, para financiar importaciones y que la gente pueda comercializar, vender y comprar.


Las pocas reservas que tiene, el BCV las inyecta y el gasto público se retrasa. No hay bolívares pero hay algunos dólares, por eso observamos que en esos momentos el tipo de cambio se deprecia. Está claro que la tendencia es a la depreciación sostenida a lo largo del tiempo


–¿Por que la administración de Maduro insiste en una reconversión si no es una solución?

–Porque los sistemas contables están colapsados. Las operaciones sencillas de los bancos son inmanejables. El presupuesto, que debería ser 5 mil o 10 mil millones de dólares, no hay manera de expresarlo en bolívares y que se pueda leer: serán trillones de bolívares, no se puede expresar en unidades monetarias comunes y corrientes, entendibles para todos.

–¿Estamos o no dolarizados?

–Claro que estamos dolarizados: una dolarización de facto, principalmente transaccional, porque no hay dolarización financiera todavía. Los bancos están aceptando depósitos, aunque no hay créditos en dólares emitidos en Venezuela, pero eso va a venir porque para qué sirve el bolívar. El gran reto ahora es hacer las investigaciones para conocer el estado de la dolarización en Venezuela.

–¿Existe una inflación en dólares?

–Los economistas nos negamos a aceptar lo de la inflación en dólares porque generalmente la inflación es del país en donde se emite la moneda. Lo que estamos viendo es que, efectivamente, los precios en dólares están aumentado, incluso sucede que la tasa de cambio se queda fija por semanas y el precio en dólares sigue subiendo, ahí hay un tema de expectativas: los precios suben por las condiciones de mañana. El precio no lo determinan las condiciones de hoy, sino lo que podría pasar mañana, eso es lo que está pasando en ese mercado.

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