La comunidad venezolana en Lima pide a la justicia de ese país que identifique y castigue pero a los verdaderos delincuentes y generadores de violencia.
El Servicio Jesuita con Migrantes (SJM) de Perú se pronunció acerca de los hechos violentos registrados en varios distritos de Lima, donde ciudadanos enardecidos atacaron con piedras y quemaron negocios y pertenencias de extranjeros, en protesta por los índices de violencia en la ciudad, el cual es atribuido a “las mafias venezolanas”.
A través de un comunicado, el SJM pidió “protección para venezolanos y ciudadanos agredidos sin discriminar por género, nacionalidad o situación migratoria”.
El documento se publica en medio de la polémica surgida, no solo tras los hechos violentos descritos anteriormente, sino después de que supuestos integrantes de la banda de venezolanos “Los Gallegos”, amenazaran de muerte a los peruanos que tuvieran expresiones de xenofobia o ataquen a los migrantes de nuestro país.
Fue el 31 de octubre que los migrantes recibieron golpes, los robaron y los acusaron de ser parte de las mafias que extorsionan contra los comerciantes en los distritos de La Victoria y El Agustino, en la capital peruana.
Por ello, los Jesuitas pidieron a la Defensoría del Pueblo de Perú que “intervenga en la defensa y promoción de los derechos de las personas peruanas, refugiadas y migrantes que puedan ser retenidas de manera arbitraria o frente a cualquier abuso de poder que vulnere la integridad humana”.
Asimismo, el SJM hizo un llamado “a la paz, a no tomar la justicia por manos propias, ni a generalizar a la población extranjera con actos delictivos”.
Rechazo de la comunidad venezolana
Luego de los hechos de violencia en los distritos limeños, la comunidad venezolana en la urbe rechazó los mismos, puesto que en los ataques no se discrimina y, además, son muchos más los connacionales que trabajan y viven honradamente que quienes delinquen.
Jonathan Noguera, coordinador general del Consejo Local de Lima Este y uno de los encargados de la organización de la primaria opositora en la localidad, apeló a la empatía, buscando un espacio de confraternidad.
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