La crisis económica en Venezuela sigue su curso y, aunque el país parece haber tocado fondo y se prepara para un rebote de su economía, las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) con respecto a este repunte no son esperanzadoras.
El contexto no favorece a Venezuela, pues el inicio de su recuperación coincide con una pandemia mundial que todavía tiene efectos negativos para la economía global y una guerra en Europa Oriental que tendrá impacto a largo plazo.
De hecho, las perspectivas mundiales cambiaron. En su último informe, publicado en enero, el FMI estimaba un crecimiento mucho más sólido de la economía mundial, en un contexto de recuperación tras dos años de cuarentena por la covid-19.
La invasión de Rusia a Ucrania constituyó un revés para este panorama positivista y cambió por completo las previsiones, pues ahora se espera un crecimiento económico mundial más lento y una aceleración de la inflación.
«Las perspectivas de la economía global empeoraron significativamente desde nuestro último informe en enero. Para ese momento, proyectábamos que se fortaleciera la recuperación global para el segundo cuarto de este año. Desde entonces, el panorama ha empeorado, en gran medida debido a la invasión de Rusia en Ucrania», reza el informe del FMI.
Pese a que las peores consecuencias del coronavirus parecen haber quedado en el pasado y muchos países están retirando las medidas de prevención con el avance de la vacunación, la pandemia aún no da descanso a la economía.
Las cuarentenas sectorizadas de China, una de las mecas de la manufactura mundial, atentan contra la cadena de distribución global. El FMI teme que se generen más cuellos de botella en el tráfico marítimo y que, por lo tanto, los fletes sigan encareciéndose.
Con este contexto, el FMI proyecta un crecimiendo del Producto Interno Bruto (PIB) global de un 3,6% tanto para 2022 como para 2023. Es una desaceleración al comparar con el 6,1% que creció el año pasado, en el que se recuperó terreno frente a la masiva caída del 2020.
Este 3,6% representa una desmejora del 0,8% para 2022 y 0,2% para 2023 frente a las proyecciones presentes en el informe publicado durante enero.
Estos resultados ya eran asomados por la directora del FMI, Kristalina Georgieva, quien advertía sobre el peligro del aumento de la inflación que afectaría a muchos países en todas las regiones del mundo.
La funcionaria sostenía que el riesgo inflacionario guardaría relación principalmente con el encarecimiento de la energía y de los alimentos, debido al contexto global que se ha desarrollado en los últimos meses.
Georgieva acotó que el revés afectaría a 143 economías que representan un total de 86% del PIB mundial. Es decir, prácticamente a la totalidad de la economía de todo el mundo.
Si el panorama económico es complicado para el mundo entero, las expectativas para Venezuela no pueden asomar algo bueno. Los datos del FMI apuntan a que tendrá uno de los peores rendimientos de la región y en algunos ámbitos, del globo.
Venezuela en el subsuelo
Las estimaciones del FMI difieren con las efectuadas por otros organismos multilaterales y consultoras económicas. Desde el año pasado se hablaba sobre el rebote de un PIB que no había dejado de caer desde 2013.
No en vano, el FMI proyectó una caída del PIB en un 1,5% para el cierre de 2021, cifra que difiere de los números publicados por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), que estimó una recuperación del 6,8%.
Los números oficiales son una deuda para el gobierno de Nicolás Maduro desde hace casi una década, pues el Banco Central de Venezuela (BCV) no tiene registro público del PIB desde 2014, año en el que este indicador empezó su caída.
No obstante, 2022 se perfila como el año en el que dejará de caer la economía venezolana, después de perder más del 80% de su tamaño desde 2013. El informe del FMI espera que la economía de Venezuela rebote un 1,5% para el cierre de este año y otro 1,5% para 2023.
Las previsiones son mucho menos esperanzadoras que las de otras agencias, pues hace apenas días se hizo viral la estimación del banco de inversión suizo Credit Suisse, que actualizó sus previsiones de este año para la economía venezolana al cambiar el 4,5% de crecimiento que proyectaban a un 20% de rebote en su PIB.
El análisis de Credit Suisse se sustentaba en la situación de Europa Oriental, con un mercado petrolero necesitado de crudo que podría aportar Venezuela si recupera su capacidad de producción, aunado a los precios energéticos que se dispararían en los próximos meses.
Sin embargo, este análisis fue criticado por economistas venezolanos, al no creer que fuese posible una recuperación de tal magnitud en tan solo un año, y menos con el contexto de la economía actual.
Frente a este panorama, el FMI espera poco más del 3% de crecimiento en los próximos dos años, lo que coloca a Venezuela como el país con las peores perspectivas de crecimiento de toda la región. Porcentualmente, Chile y Brasil proyectan un incremento menor, pero el tamaño de sus economías es varias veces el de Venezuela.
El FMI también presenta un gráfico en el que compara el PIB desde 2014, que destaca a Venezuela como el país con peor rendimiento con diferencia, al registrar sendas caídas de 3,9%, 6,2%, 17%, 15,7%, 19,6%, 35%, 30% y 1,5% respectivamente en los últimos ocho años.
La tabla incluye una proyección para estimado en 2027, pero Venezuela es uno de los cuatro países que no posee una cifra, ya que la ausencia de datos oficiales complica la labor del FMI en la recopilación de cifras y los cálculos que elaboran para hacer sus estimaciones.
«Proyectar el panorama económico de Venezuela es complicado debido a la ausencia de converaciones con las autoridades, el entendimiento parcial de la data disponible y las dificultades para interpretar algunos indicadores económicos», explica el FMI para luego argumentar que se utilizan datos de distintos organismos gubernamentales como Pdvsa, el IVSS o Fogade.
El otro renglón alarmante es el de la inflación. Las cifras que maneja el BCV y organismos paralelos como el OVF dan garantías de que la hiperinflación llegó a su fin este año, pero el índice de precios al consumidor sigue siendo el más alto de todo el mundo.
Los números del BCV indican que Venezuela cerró 2021 con un 686% de inflación y para este año, el OVF sostiene que el primer trimestre cerró con «apenas» un 17,8% de inflación. Si se mantiene la tendencia, es poco probable que el año cierre con una cifra demasiado alejada del 100%.
El FMI, por otra parte, cree que para el cierre de 2022 la inflación alcanzará un 500% y que 2023 continuará con esta tendencia y marcará otro 500%.
Esta proyección coloca a Venezuela nuevamente como el país con mayor inflación a nivel mundial, superando con creces el 245% que se proyecta para Sudán, el 86,7% para Zimbabwe o el 59,7% para Yemen en 2022.
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