Maduro anunció la devolución de la infraestructura del Centro Comercial Sambil La Candelaria y la apertura hacia el sector privado del conjunto de acciones de empresas del Estado, apartándose definitivamente de la política de su «padre político» Hugo Chávez.
Según tres expertos consultados, este viraje económico que viene adelantando Maduro desde 2017, es un camino repleto de obstáculos y que no necesariamente le allana el camino a su triunfo electoral en 2024.
Con un país dolarizado de facto y donde ha proliferado la venta de productos importados libres de aranceles en detrimento de la industria nacional, el gobierno de Nicolás Maduro comienza a dar indicios de retoma del camino del liberalismo económico con la devolución de activos y el favorecimiento a la inversión de capital privado en empresas del Estado.
Esto contrasta con lo que fue la política del iniciador del llamado proceso revolucionario, Hugo Chávez, quien afirmó tajantemente en enero de 2007 «ni filial ni nada, aquí no se privatiza más nada», al ser juramentado para el período constitucional 2007-2013, cuando comenzó a promover una reforma a la Constitución aprobada por el pueblo en 1999.about:blankAnuncios«El pueblo votó (…) no por Chávez ¡no! No es por Chávez que el pueblo vota, es por un proyecto, es por un camino, es por una vía y Chávez durante una y mil veces lo dijo: vamos por la vía del socialismo.
El pueblo votó por la vía del socialismo y es socialismo lo que quiere el pueblo, y es socialismo lo que requiere el pueblo, lo que necesita la patria», expresó en esa oportunidad el mandatario.
Entonces llamó a cerrar los resquicios que, en su opinión, la carta magna dejaba abiertos para la incorporación de capital privado en las industrias del Estado.
Específicamente se refirió al artículo 302, y detalló que, en la disposición, el Estado se reserva la actividad petrolera, pero no así la gasífera: «Es una sola palabra, pero las palabras son las palabras. Ahí debe estar es (en lugar de la actividad petrolera) la actividad de hidrocarburos líquidos, sólidos y gaseosos, el asfalto y todo eso».
En febrero de ese año, el gobierno avanzó en la adquisición de acciones de la telefónica Cantv y de la Electricidad de Caracas, mientras que en 2008 pasaron a manos del Estado el Banco de Venezuela y las empresas productoras de cemento y, ya en 2009, la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
Cinco años después, la asamblea constituyente que convocó Nicolás Maduro y no el pueblo venezolano aprobó la llamada Ley Antibloqueo, que permite al Ejecutivo evadir dar detalles sobre transacciones y ventas de activos, justificando tal medida con las sanciones financieras impuestas por EEUU.
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