Después de un crecimiento exponencial en el país durante la pandemia, las estafas bancarias online comenzaron a bajar. Así lo confirmaron desde la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelito (UFECI) y al menos tres instituciones financieras.
Según los reportes, agosto fue el más bajo en el último año, para un delito que según la fiscalía había crecido un 3000 por ciento durante la peor parte del confinamiento estricto.
“A partir de las regulaciones del Banco Central empezamos a notar una baja en los accesos ilegítimos a cuentas bancarias para vaciar las cuentas y pedir préstamos preaprobados”, confirma Horacio Azzolin, titular de la UFECI.
“Sin embargo, hubo una suba de mensajes por WhatsApp donde los delincuentes se apoderan o crean una cuenta y le preguntan a los contactos -usurpando otra identidad de un “conocido”- si quieren comprar dólares”, agrega. “Lo que se ve es una menor incidencia en el total de denuncias y a la vez un descenso sostenido, y creemos que está relacionado directamente con las nuevas regulaciones”, explica.
A partir de julio el Banco Central tomó algunas medidas. Los bancos tuvieron que empezar a verificar “fehacientemente” -ya sea a través de llamado telefónico, reconocimiento facial o cualquier otra técnica de identificación positiva- que efectivamente es el cliente quien está solicitando un préstamo preaprobado por home banking.
Una vez aprobado, el monto pasó a acreditarse a las 48 horas. La última resolución (A737) incluso va más allá: si los bancos no hacen el chequeo de identidad, tienen que asumir las consecuencias de las estafas.
“En agosto, que son los últimos datos que tenemos, tuvimos el número más bajo de los últimos doce meses”, asegura el presidente del Banco Provincia (con casi 6 millones de clientes), Juan Cuattromo, quien agrega otro motivo por el cual pudieron contener estos delitos: “no fue solo la regulación, sino también los sistemas de alerta, con el que bloqueás una parte importante de las transacciones.
Tuvimos una estrategia de mitigación y de alerta muy activa, que nos permitió prevenir situaciones inesperadas”, explica. Desde otras instituciones, en off the record, aseguraron que las estafas bancarias bajaron “mucho”.
Algunos de las estrategias para estafar inocentes
Por lo general, los accesos ilegítimos a las cuentas bancarias se producían de diferentes maneras. En pleno caos de adopción de herramientas digitales para atender a sus clientes, los delincuentes crearon cuentas falsas en redes sociales haciéndose pasar por las instituciones financieras. A veces, los usuarios los buscaban y les hablaban directamente.
Otras, comentaban y se quejaban en los posteos por algún problema en el servicio. De esa manera, y en esos diálogos, terminaban dando datos clave, como su clave o token (creyendo que así solucionaban su problema); así quienes cometen los delitos podían vaciar las cuentas y hasta sacar créditos pre aprobados por sumas millonarias. En todos los casos, ese dinero se transfería a terceros.
Otra modalidad consistía en una compra falsa a través de diferentes medios. En este caso, el anzuelo empezaba de una forma colateral a las instituciones financieras, como el caso de Fabián, quien vendía un televisor a 18.000 pesos por Marketplace, de Facebook. Mariela le compró, pero con un supuesto error: le transfirió (y así lo decía el falso comprobante) 180.000 pesos. La compradora le avisó al vendedor que lo iban a llamar del banco “por unas cuestiones de seguridad”.
Efectivamente, lo llamaron, aunque no eran de la entidad financiera. Ahí le explicaron que le iba a llegar un mensaje de texto con un código del banco y que necesitaban que se los leyera para poder terminar la acreditación. Con ese SMS, entraron en su cuenta bancaria, que por suerte estaba vacía. El fin era el mismo: vaciar la cuenta y también pedir un crédito.
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