Jindal Steel & Power Ltd. de India se ha hecho cargo de las operaciones en el complejo de mineral de hierro más grande de Venezuela, el primero para una empresa privada en la industria pesada del país sudamericano en más de una década, pocos meses después de llegar a un acuerdo con la administración de Nicolás Maduro.
Funcionarios de Jindal están llevando a cabo inspecciones en las plantas de mineral de hierro de CVG Ferrominera Orinoco, según dos personas familiarizadas con el proceso, que pidieron no ser identificadas porque la información no es pública.
La empresa, controlada por el conglomerado estatal Corporación Venezolana de Guayana, tiene cinco plantas que producen pellets y briquetas de mineral de hierro que sirven como materia prima para la fabricación de acero.
Jindal pretende exportar 600.000 toneladas métricas de materia prima por mes para fin de año, invirtiendo 800.000 dólares iniciales para mejorar el equipo existente, según una de las personas.
Los términos del acuerdo no están claros ya que ni el gobierno venezolano ni Jindal, con sede en Nueva Delhi, han confirmado el acuerdo.
El Ministerio de Información de Venezuela y Jindal no respondieron a repetidas solicitudes de comentarios.
La asociación de Venezuela con Jindal es un cambio en la antigua renuencia del chavismo a involucrar a empresas privadas en su empobrecida y estrechamente controlada industria minera.
A mediados de la década de 2000, el fallecido presidente Hugo Chávez revirtió un proceso de privatización iniciado por gobiernos anteriores para empresas estatales de oro, acero y cemento.
La medida supuso la salida de Ternium SA de Luxemburgo, Holcim AG de Suiza, Cemex SAB de México y Crystallex International Corp. de Canadá, entre otras. Después de 18 años, Maduro ahora busca restablecer las asociaciones extranjeras.
Ferrominera tiene una capacidad instalada anual de 25.000 toneladas de mineral de hierro y reservas probadas de 4,2 millones de toneladas. Sus plantas han estado funcionando por debajo de su capacidad después de años de falta de inversión y una crisis eléctrica que en 2009 obligó a la empresa a recortar la producción para ahorrar energía. La producción de la empresa ha ido cayendo a lo largo de los años, de 15,6 millones de toneladas métricas en 2001 a 5,7 millones de toneladas en 2017, según las últimas cifras del Instituto Venezolano del Hierro y el Acero.
El sector metalúrgico del país ha sufrido reveses debido a expropiaciones y subinversión hasta el punto de que “prácticamente ha desaparecido”, según un informe de 2023 de la asociación de ingenieros mineros de Venezuela. Desde 2000, el número de empresas privadas en el sector ha caído de 1.200 a 70.
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