Las reglas tienen excepciones. Y esta vez se abre una para el régimen de Nicolás Maduro: dolarizar a Venezuela, adquiriendo los billetes y monedas en circulación en el extranjero sin permiso de la Reserva Federal de Estados Unidos, asegura Steve H. Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, en un artículo publicado en France 24.
El especialista afirma que los dólares fuera de suelo norteamericano ascienden a 1,4 billones, lo que “facilitaría” al Banco Central de Venezuela (BCV) adquirir la divisa de ese “vasto fondo internacional”.
El profesor ya probó las mieles de esta iniciativa cuando operó como consejero de Estado en Montenegro y en Ecuador en 2001, al desempeñarse como asesor del ministro de Economía y Finanzas para orientar sobre el cambio de moneda en ambas naciones.
Asegura que los países oficialmente dolarizados producen tasas de inflación más bajas y menos variables y tasas de crecimiento económico más altas y estables que los países con bancos centrales que emiten monedas nacionales.
Sin embargo, advierte que aunque la dolarización es una opción «probada y verdadera» para mejorar la economía se requiere de una «estabilidad» financiera.
Así se ejecutaría la dolarización
Para dolarizar a Venezuela, el Banco Central tendría que dejar de emitir bolívares a menos que constituyan un reemplazo de cantidades iguales de moneda antigua que se gaste, afirma el especialista.
Salarios, precios, activos y pasivos se convertirán de bolívares a dólares a la tasa de conversión elegida en una ley que debería entrar en vigencia a los 60 días de implementada la medida. Así, los salarios y precios dejarán de cotizar en bolívares, apunta.
Por otro lado, las tasas de interés se convertirán a la moneda de reemplazo mediante un comité de expertos independientes que debe quedar especificado en la legislación para elegir las tasas de interés de referencia en el bolívar y el dólar que tengan características similares en cuanto a vencimiento y liquidez en la medida de lo posible, detalla.
Significa entonces que entre la tasa de interés vigente en bolívares y la tasa de interés de referencia en bolívares se determinará la tasa de interés en la moneda de reemplazo (dólares), explica Hanke.
No obstante, en ningún caso las nuevas tasas de interés en la moneda de reemplazo resultantes del procedimiento de conversión excederán el 50 % anual.
Lo que le toca a Maduro
El dictador tendrá sus responsabilidades en el proceso. Deberá nombrar un comité de expertos en temas técnicos para que establezcan los cambios requeridos en las regulaciones que sean necesarias para la dolarización.
Señala que el marco que sea diseñado para regular las transacciones en dólares debe establecer a la divisa norteamericana como predeterminada en las operaciones que se realicen a través del sistema financiero, sin impedir que también puedan realizarse transacciones en monedas aceptables mutuamente.
Eso significa que mientras los bolívares permanezcan en circulación, el régimen tendrá que aceptarlos como pago de impuestos “sin prima a la tasa de conversión con la moneda de reemplazo” porque “la aceptación de bolívares no será obligatoria”, detalla el especialista del Cato Institute.
Con aceptación social
Una encuesta de Datincorp realizada en Caracas en 2017 reveló con “resultados alentadores” que 62 % de la población estaba a favor de la medida. Tres años después “no parece descabellado pensar que el índice de aprobación supere el 80 %”, subraya Hanke.
La tendencia habría provocado que «Maduro haya abrazado la idea de la dolarización. Después de todo, el público ya lo hace”. Ahora bien, ¿cómo se dolariza oficialmente un país como Venezuela? Con una “ley de dolarización” que Hanke ya redactó y difundió en Cato Institute.
En su estatuto modelo sugiriere «las principales características que son deseables para una ley de dolarización” y aclara que los tecnicismos legales pueden requerir que un estatuto real sea algo diferente.
Una medida sin gran velocidad
Los pasos andados por el régimen para adoptar la divisa estadounidense muestran que “Maduro avanza lentamente hacia la dolarización oficial”, a juicio de Hanke, tras considerar que los efectos de las reuniones del Banco Central de Venezuela con banqueros sobre las modalidades de creación de un sistema de compensación y liquidación en dólares estadounidenses requieren evaluación.
Pero cree que el dictador, «en una rara muestra de buen juicio, está dando un paso necesario” hacia la adopción de la moneda extranjera, propuesta que está sobre la mesa de Miraflores desde 1995, cuando el especialista fungía como el asesor principal del presidente Rafael Caldera.
De ahí que considere que “Maduro finalmente ha recibido el mensaje sobre la única forma que hay de detener la hiperinflación de inmediato”. Igualmente, esta dosis de sensatez que estaría aplicando el régimen para frenar la crisis económica tendrá efectos colaterales indeseados pues, aunque “aplastará la hiperinflación”, el economista pronostica que el socialista “permanecerá en la silla” si la medida tiene éxito.
Una situación sin sorpresas
El bolívar carece de valor y su tasa de inflación anual es la más alta del mundo, afirma el también miembro senior y director del proyecto Monedas en Problemas en el Instituto Cato, quien revela que mide diariamente la variable y “hoy es 2156 % anual”.
La cifra impulsa a los venezolanos a deshacerse de sus bolívares como si fueran “papas calientes” par reemplazarlos por dólares, destaca el analista de Cato. Eso solo evidencia “en gran medida” que Venezuela está “dolarizada extraoficialmente”, subraya.
Cinco años para sacar cuentas
El impacto en la dinámica económica exigirá que después de cinco años de la entrada en vigencia de la dolarización y la ley que la normará, el chavismo, o el gobierno que esté en el poder, “redimirá todos los bolívares venezolanos pendientes por la moneda de reemplazo o los cambiará por deuda pública que devenga una tasa de interés determinada por el mercado”, destaca Hanke.
Las leyes existentes que entren en conflicto con el marco legal que sea creado deberían derogarse. Mientras tanto, el venezolano de a pie seguirá moviéndose entre el bolívar, casi inexistente en efectivo, y el dólar, para el que nunca hay cambio y es rechazado si el billete tiene el más mínimo defecto.
Pero si éste es el camino que toma el régimen, representaría una “camisa de fuerza” que Maduro quizá no estaría dispuesto a llevar, proyecta el economista Asdrúbal Oliveros, para quien es más viable optar por “una dolarización avanzada sin renunciar a emitir moneda nacional porque ese es un grado de libertad muy importante para él”, divulga el medio.
Y tiene razón. Si la dolarización se formaliza, el chavismo perdería la capacidad de imprimir su propia moneda que le permite solventar gastos públicos.
Pablo Lucio Paredes, director del Instituto de economía de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), coincide y estima que dolarizar no resuelve todos los problemas, pero brinda una base de estabilidad para enfrentarlos.
Es un proceso que “necesitan países que se manejan de manera indisciplinada en el campo monetario y fiscal, donde se ha perdido la confianza en la moneda local”. Tal es el escenario indiscutible en Venezuela.
NotiVeraz