La llegada de los tres buques iraníes con supuestamente 820.000 barriles de gasolina a principios de este mes, más los anuncios del 5 de octubre del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, sobre una inesperada reactivación de la producción en las refinerías venezolanas y la reapertura 1.568 estaciones de servicio en todo el país, crearon un espejismo sobre la distribución de gasolina en Venezuela, que hoy, lunes 19, se desvanece y amenaza con prolongarse como una pesadilla infinita para los venezolanos.
No se engañe si vive en Caracas, sobre todo en el Este y cerca de alguna estación de servicio con precio internacional. Solo allí, muy específicamente en esa zona de la capital venezolana, encontrará colas muy cortas que fluyen a una velocidad que para otros connacionales resultan unas quimeras.
Al revisar los mensajes claves de El Aissami de inicio de octubre sobre el restablecimiento de la venta de gasolina en 1.568 estaciones de servicio, según un cronograma organizado de acuerdo con el número final de placa, comenzamos a ver las falsedades fluir más rápido que la volatilidad del combustible.
Entre el 5 y el 7 de octubre, los corresponsales de El Pitazo en el Oriente venezolano reportaron protestas por la falta de gasolina, así como la mentira de la tan cacareada reapertura de estaciones de servicio.
Esa realidad viene acompañada de denuncias sobre que los policías y militares obligan a vender solo 20 litros por vehículos, para en unas cuatro horas informar que se acabó el combustible. Pero luego, cuando la mayoría de los usuarios se retiran, cansados de la larga espera, llegan las camionetas último modelo para surtirse a precio internacional, más la respectiva mojadita de mano del funcionario.
Solo este viernes 16 en la noche, luego de las protestas ciudadanas, la gobernadora de Monagas, Yelitze Santaella, intervino para exigir que no se limite la cantidad de vehículos a abastecer, así como garantizar la venta de un máximo de 40 litros por vehículo .
Esa realidad viene acompañada de denuncias sobre que los policías y militares obligan a vender solo 20 litros por vehículos, para en unas cuatro horas informar que se acabó el combustible. Pero luego, cuando la mayoría de los usuarios se retiran, cansados de la larga espera, llegan las camionetas último modelo para surtirse a precio internacional
Las manifestaciones y quejas por ese espejismo roto del suministro de carburante no solo se remite al Oriente del país, ocurren también en Mérida y en todos los Andes, así como en Zulia y Lara, donde los conductores andan a la pesca de un lugar donde echar gasolina subsidiada o al menos la que deben pagar a 0.50 dólares.
No crea, que la segunda opción es muy frecuente. En algunos casos es más fácil hallar la gasolina por el mercado negro, a tres dólares, que hacerlo en las bombas internacionales.
Mientras la realidad invalida esa promesa del ministro del Petróleo, otros de sus anuncios chocó de frente con la realidad este sábado. La refinería de Cardón volvió a fallar. De acuerdo con trabajadores de Pdvsa, producía 56 mil barriles diarios de producto. Pero el polvo amarillento que salió de la chimenea denotó, para el personal del área, quienes también son vecinos de la zona donde se ubica el complejo, que la planta catalítica falló.
Unas fuentes internas de la estatal petrolera contaron que se dañaron dos bombas de la planta catalítica. El personal está muy nervioso por la presencia de funcionarios del Sebin. Temen ser acusados y detenidos por los problemas que ocurren en la refinería, inconvenientes que son el resultado de la falta de mantenimiento.
Las manifestaciones y quejas por ese espejismo roto del suministro de carburante, no solo se remite al Oriente del país, ocurren también en Mérida y en todos los Andes, así como en Zulia y Lara, donde los conductores andan a la pesca de un lugar donde echar gasolina subsidiada o al menos la que deben pagar a 0.50 dólares
Tampoco es que Cardón y Amuay produzcan gasolina con los estándares a los que nos acostumbramos los venezolanos. Cuenta una fuente de la industria que se estaban produciendo mezclas para juntar con la gasolina iraní y hacer rendir el combustible importado desde el país persa.
Mientras esto se ve en las estaciones de servicio o en el humo amarillento que sale de la refinería de Cardón, alrededor de Pdvsa andan desesperados buscando empresas que quieran asumir la reactivación de campos petroleros, por lo que la gerencia ofrece pagar hasta con chatarra de la estatal petrolera, porque dinero no hay, como lo reportó la agencia Bloomberg.
En tanto, los trabajadores, jubilados y sus familiares mueren de mengua. No hay para pagar servicios médicos. La respuesta de la gerencia del área es que deben acudir a los entes públicos, como Centros de Diagnóstico Integral, manejados por personal médico cubano, para recibir la atención. Ninguna clínica privada quiere recibir a quienes portan la ficha de Pdvsa.
El contexto terrible se complementa con el descenso del consumo de petróleo en el mundo en 2020, lo que pareciera que se extenderá más allá de la pandemia, dando lugar a, como lo plantea el energista Nelson Hernández, la necesidad de establecer urgentes políticas públicas para reactivar la producción petrolera con la ayuda del sector privado, antes de que se nos quede el petróleo en el subsuelo.
Ese sería un futuro tal vez terrible, aunque quizás no peor a la pesadilla actual, cuando, al igual, tenemos el petróleo en el subsuelo, pero no se transforma en suficiente gasolina para ser distribuida por toda Venezuela.
NotiVeraz