Aun en medio de la turbulencia política, como enseña la historia, es probable que Estados Unidos no olvide ni siquiera las afrentas más recientes de regímenes totalitarios como el de Nicolás Maduro, que desprecian los derechos humanos, el Estado de Derecho y la democracia pero satanizan a Washington porque los combate. Y la respuesta se anticipa más contundente cuando se recuerda que el sistema judicial norteamericano, una de las instituciones que han resultado más fortalecidas en esta coyuntura, acumula paciente y cuidadosamente pruebas capaces de convencer a un jurado contra mafias que cuentan con luz verde de civiles y militares venezolanos agrupados en el Cartel de los Soles para la entrada y salida de drogas ilegales.
La alianza con la guerrilla colombiana data de 1999, cuando Hugo Chávez y las FARC decidieron “inundar” de cocaína Estados Unidos. Así se enriquecían y de paso le hacían daño al “imperio” con el flagelo de la droga que ha matado a tantos jóvenes en esa nación y corrompe su sistema financiero con el lavado de dinero negro del crimen organizado. Estados Unidos presentó el jueves 26 de marzo de 2020 cargos contra Nicolás Maduro por narcoterrorismo y por liderar el Cartel de los Soles. Las revelaciones en el encausamiento de 28 páginas citado por la Voz de América, tal vez opacadas por los titulares de prensa centrados en la recompensa de 15 millones de dólares que ofrece la DEA por la captura de Maduro, revelan la profundidad y minuciosidad de las investigaciones desde hace más de 20 años.
Militares venezolanos eran desde entonces los jefes operativos de los envíos de drogas pero más arriba figuraban Hugo Chávez y Nicolás Maduro, entre otros que aparecen en la lista de encausados. En 2004, Estados Unidos calculaba que 250 toneladas de cocaína estaban saliendo de Venezuela hacia ese país, vía Centroamérica y el Caribe. Para garantizar esos vuelos, indica el encausamiento, Maduro y sus socios recibían sobornos de las FARC a cambio de información sobre los radares aéreos y marítimos de Venezuela.
Más tarde, la producción de cocaína del Cartel de los Soles se apoyaba en los laboratorios que las FARC habían montado en territorio venezolano. Un primer laboratorio fue instalado en 2003 en Apure, cuando al jefe de las FARC Jesús Santrich le entregaron 300.000 dólares. Para facilitar aún más las operaciones criminales, Chávez expulsó la misión de la DEA en 2005.
El poder y negocio de Nicolás Maduro mejoró en 2006, cuando su jefe lo nombró ministro de Relaciones Exteriores. Ese año, según la acusación federal estadounidense, Maduro recibió a través de un intermediario 5 millones de dólares como resultado de una operación de lavado de dinero de las FARC provenientes de secuestros y narcotráfico, que él lavaría a su vez con ayuda de Chávez. En el mismo 2006, el Cartel de los Soles despachó un avión del hangar presidencial en Maiquetía con 5,6 toneladas de cocaína. La aeronave aterrizó luego en el aeropuerto de Ciudad del Carmen, en Campeche, México. Las autoridades mexicanas incautaron el cargamento.
“En 2013, Nicolás Maduro tenía que estar aquí en Estados Unidos, en una reunión de las Naciones Unidas, y él canceló a último momento porque, igual que había pasado en 2006, esta vez Francia había incautado toneladas de droga del Cartel de los Soles”, ha dicho Ariana Fajardo, fiscal del Distrito Sur de Florida, que participó en la formulación de cargos contra Maduro y sus socios en esa jurisdicción, Nueva York y Washington. La funcionaria confirmó que a la guerrilla colombiana no solo se le ha dado dinero y espacio en Venezuela para traficar droga, sino también armas y protección.
Las operaciones de organizaciones criminales para inundar de drogas Estados Unidos y Europa cuentan ahora con disidentes de las legalizadas FARC y sus nuevos socios del ELN, que opera junto con carteles mexicanos en la zona de contrabando colombiana de Catatumbo en la frontera con Venezuela. De la trama de la droga forman parte también personajes como Alex Saab. Pero el brazo largo de la DEA –que no olvida– apunta ya en esa dirección con la captura del testaferro de Maduro en Cabo Verde. El barranquillero, que el 21 de diciembre cumplió 49 años de edad, tiene grandes incentivos para colaborar con la justicia cuando sea extraditado a Estados Unidos. De manera que con la ayuda de la memoria de Saab, su experiencia en el lavado del dinero negro de la mafia y buena disposición para hablar, podrían quedar al descubierto secretos corrosivos para los jerarcas del régimen. Es posible conjeturar que ayudará a Estados Unidos a rellenar los huecos en el dibujo de las actividades del Cartel de los Soles.
Por: Carlos Silva
NotiVeraz