El eventual regreso al diálogo de México entre el gobierno de Nicolás Maduro y su oposición se enfocará en una agenda centrada en sanciones económicas y garantías electorales, pero sin mayor premura ni presión para el chavismo, según expertos consultados
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo en la clausura de la IX Cumbre de las Américas, hace dos semanas, que tanto el oficialismo como la oposición de Venezuela han manifestado su “intención” de reanudar las negociaciones de Ciudad de México.
Voceros de Estados Unidos anunciaron el mes pasado la flexibilización de algunas sanciones económicas contra el Gobierno de Maduro para permitir que compañías petroleras discutieran directamente con el poder político de Caracas su rol futuro en esa industria y, así, descongelar el diálogo en Venezuela.
El oficialismo venezolano, que se había retirado en octubre pasado del diálogo facilitado por Noruega, recibió con beneplácito el anuncio y su jefe delegado para las negociaciones, Jorge Rodríguez, se vio y estrechó de manos con su par opositor, Gerardo Blyde, a fin de recuperar “el espíritu” de Ciudad de México, según expresaron ambos representantes del chavismo y sus detractores.
Las semanas pasaron sin que se anunciara el esperado retorno a ese proceso de conversaciones y acuerdos, sin embargo. Noruega anunció la presencia de Rodríguez y Blyde en su foro de Oslo sobre mediación y pacificación de conflictos, del 21 al 22 de este mes, e hizo votos para que su participación abonara el camino para retomar el diálogo en Venezuela “en el corto plazo”.
Ricardo Sucre Heredia, politólogo, psicólogo social y comunicador venezolano, nota que el poder ejecutivo de Maduro “está en su dinámica” y no muestra que tenga presiones mayores para volver rápidamente al diálogo de México.
“Ya Maduro está viendo otra realidad política y la economía parece estar respondiendo. No noto al gobierno apurado”, comentó
El Palacio de Miraflores está también atento a los giros regionales hacia la izquierda, que le beneficiarían en el contexto geopolítico, como la reciente victoria de Gustavo Petro en Colombia, y con la esperanza de que uno de sus principales aliados, Luiz Inácio Lula da Silva, retorne al poder en Brasil.
Sucre Heredia dice no esperar “acuerdos rápidos” si ambos actores venezolanos deciden regresar a Ciudad de México en un futuro cercano. Anticipa, en cambio, un proceso “más largo” por el cambio de la dinámica en comparación con 2021.
El oficialismo anunció hace tres meses que apostaría por “reformatear” el diálogo y alegó que las negociaciones debían responder a la nueva “foto” de la política nacional, en referencia a su amplia victoria en las elecciones regionales de noviembre, cuando obtuvo la mayoría de las gobernaciones y alcaldías y en la que la oposición que difiere de la Plataforma Unitaria ganó algunos espacios.
Poco que ofrecer
Piero Trepiccione, politólogo e integrante del grupo de pensamiento y análisis político social de Venezuela Centro Gumilla, prevé que el gobierno de Maduro insista en el levantamiento de sanciones económicas y siga demandando la liberación de Alex Saab, empresario colombiano a quien Caracas identifica como enviado especial y miembro de su delegación negociadora.
Entre sus ofertas en México, el analista considera que se centrarán en las garantías de una “reinstitucionalización” que permita de nuevo abrir el juego democrático en Venezuela y, a su vez, acceder a financiamiento internacional.
Prevé que la oposición continúe exigiendo la libertad de presos políticos, la desjudicialización de partidos políticos intervenidos y la obtención de reglas “firmes y claras” para lograr una elección justa, transparente y libre.
“La oposición tiene muy poco que ofrecer. Se apoya en este caso en la Unión Europea y Estados Unidos en su materia de política exterior, que atañe a Venezuela. Tienen muy poco que ofrecer, por no decir nada”, insiste.
Sucre Heredia, por su parte, advierte que el gobierno de Maduro ya ha logrado mantener “un canal de comunicación directo” con Estados Unidos. La Casa Blanca envió en marzo una delegación de alto nivel a Caracas para conversar cara a cara con Maduro, en una reunión donde conversaron de temas políticos y de la posible reanudación de cooperación energética entre ambos países.
La oposición tendría ya poco que decir en ese asunto, opina. Recuerda que la administración del presidente estadounidense Joe Biden anunció recientemente el retiro de la lista de personas sancionadas de su Oficina de Control de Activos Extranjeros de Carlos Malpica Flores, sobrino político de Nicolás Maduro.
Malpica Flores estaba sancionado desde 2017 tras desempeñarse como vicepresidente de finanzas de la estatal Petróleos de Venezuela y comisionado presidencial para asuntos económicos y financieros. Los analistas interpretaron la medida a su favor como un gesto de Estados Unidos a favor del diálogo.
Trepiccione, a su vez, resalta que la guerra de Rusia contra Ucrania ha creado “una serie de necesidades” para actores geopolíticos involucrados en el diálogo de Venezuela, como la Unión Europea y el propio Estados Unidos.
“Hay mucha disposición a acelerar soluciones en el caso de Venezuela, pero no está claro. Siguen manteniendo múltiples posiciones y eso puede ralentizar el proceso. Pudiera eso ser una fuerza motriz que impulse la necesidad de un acuerdo en Venezuela sobre todo para garantizar el suministro energético clave”, concluyó,
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