Durante ocho meses el Banco Central ha logrado que la cotización del dólar se mantenga estable en un rango de entre 4 y 4,5 bolívares, pero la administración de Nicolás Maduro inició un giro que obliga a tomar medidas extra para mantener el anclaje.
El gobierno dejó atrás el recorte del gasto público y comenzó un ciclo de mayores egresos, por lo tanto, habrá más bolívares que podrán utilizarse para comprar dólares y el aumento en la demanda de dólares amenazará la estabilidad del tipo de cambio.
Para manejar la presión el Banco Central comenzó a vender bonos a fin de absorber parte de los bolívares que comienzan a fluir por la tubería del gobierno. Los bonos tienen condiciones distintas para las empresas, las personas y las entidades financieras.
En el caso de las empresas y los particulares, los bonos tienen el atractivo que mantienen su valor en caso de que el bolívar se devalúe y reportan un rendimiento anual de entre 3% y 3,25% sobre la variación del precio del dólar.
Para las entidades financieras el bono reporta un rendimiento de 1% sobre la variación del dólar. Las empresas y los particulares pueden comprar bonos a plazos de 28 y 56 días, en el caso de los bancos, solo a 56 días.El Banco Central dijo en un comunicado que con los bonos “se intenta una mayor incidencia, tanto en la trayectoria de los agregados monetarios, como en el comportamiento del mercado cambiario, ya que ofrecen un rendimiento más alto a sus inversionistas con respecto a mantener coberturas en divisas”.
Nueva etapa
Tras el colapso de la economía socialista, Nicolás Maduro alargó la agonía con racionamiento de alimentos básicos y persecución al mercado negro, pero a partir de 2020 acabó con el control de precios, el control de cambio, permitió la libre circulación del dólar e implantó un severo recorte del gasto que pulverizó el salario y las pensiones.
Ahora en un entorno en que el aumento de la producción petrolera y el alza del precio del barril incrementan el ingreso y la mayor actividad del comercio eleva la recaudación de impuestos, el gobierno comienza a gastar más, principalmente mediante el aumento del salario de los trabajadores públicos y las pensiones.
Síntesis Financiera señala en su informe El Tesorero, que en el primer trimestre de este año el gasto del gobierno se ubicó en el equivalente a 1.670 millones de dólares, una cifra que representa un aumento de 19% respecto al cuarto trimestre de 2021.
Si bien siguen siendo insuficientes y no cubren las necesidades básicas las pensiones, por ejemplo, aumentaron desde 7 bolívares hasta 130 bolívares y en lo que va de año, señala Síntesis Financiera, cada pensionado ha recibido el equivalente a 53,6 dólares mientras que en el mismo lapso de 2021 apenas 9,4 dólares.
“El plan es utilizar el aumento del ingreso petrolero y en la recaudación de impuestos para mejorar la calidad de vida, sobre todo de cara a 2024 cuando habrá elecciones presidenciales”, dice un técnico del Banco Central.
De acuerdo con las proyecciones de Ecoanalítica este año el gobierno recibirá ingresos por la vía petrolera en el orden de 16.200 millones de dólares, un aumento de 183% respecto a 2020.
Anclaje presionado
El ajuste que aplica Nicolás Maduro tiene como principal componente la estabilidad del dólar para abaratar el costo de las importaciones y cambiar las expectativas con un signo de solidez, tras cuatro años en los que la hiperinflación dinamitó la confianza en el bolívar.
El anclaje del dólar es fundamental para explicar la desaceleración de la inflación que en los últimos siete meses se ha mantenido en variaciones de un dígito. En marzo de este año, según datos del Banco Central se ubicó en 1,4%, la menor tasa intermensual desde agosto de 2012.
Pero en empresas y entidades financieras crecen las dudas sobre la sostenibilidad de la estabilidad del tipo de cambio. Si bien los bonos del Banco Central pueden ayudar a contener la demanda de dólares hay una serie de elementos en juego.
Para mantener estable la cotización del dólar cada semana el Banco Central vende a través de las entidades financieras dólares que obtiene por la venta de petróleo en China y que recibe a través de la banca rusa. Esta triangulación, le permite al gobierno de Maduro evadir las sanciones de Estados Unidos.Las sanciones a Rusia tras la invasión a Ucrania generan incertidumbre sobre si el esquema se verá afectado y bajará la oferta de dólares del Banco Central, algo que atentaría contra la estabilidad del tipo de cambio.
Otro factor a tomar en cuenta es que Rusia comenzó a venderle petróleo con descuento a China, el mercado donde Venezuela coloca 90% de sus exportaciones. La competencia de los barriles rusos podría restarle espacio a los de Pdvsa y disminuir el flujo de petrodólares que recibe el gobierno.
El tema fiscal también es relevante. Mientras la cotización del dólar se ha mantenido en torno a 4,30 bolívares la inflación, si bien se ha desacelerado, sigue siendo elevada al punto que las cifras oficiales indican que en los últimos doce meses acumula un salto de 284%.
Esto pone en marcha una cadena preocupante: Pdvsa recibe petrodólares que vende al Banco Central a la tasa de 4,30 bolívares. Luego, le entrega estos bolívares al gobierno para que gaste, pero la inflación hace que cada mes estos 4,30 bolívares tengan menos poder de compra.
José Guerra, exgerente de investigaciones económicas del Banco Central, explica que “si Pdvsa vende los dólares a 4,30 y la inflación es alta esos bolívares no rinden. En algún momento van a tener que corregir el tipo de cambio. La experiencia venezolana dice que mientras más se retrasa la corrección más fuerte es la devaluación”.
El informe de Latin Focus al cierre de marzo indica que el promedio de las proyecciones de sus panelistas que incluye a bancos y firmas como Oxford Economics, BancTrust y Moody’s Analytics, indica que este año el tipo de cambio cerrará en 12 bolívares por dólar.
La asfixia del crédito también puede hacerse insostenible. A fin de que no los bancos no otorguen créditos en bolívares que puedan ser utilizados para comprar dólares el Banco Central obliga a las entidades financieras a inmovilizar 73% de los depósitos.
La consecuencia es una economía con muy poco crédito donde las empresas y los emprendedores sufren una severa restricción de financiamiento que limita el crecimiento.
Dato polémico
Durante los cuatro años en que Venezuela estuvo sumergida en la hiperinflación el Banco Central ocultó las estadísticas. Esto propició que el Observatorio Venezolano de Finanzas comenzara a medir la variación de precios y se convirtiera en una referencia.
Su dato de inflación de marzo difiere por completo con el del Banco Central. De acuerdo con el Observatorio los precios registraron un alza de 10,5%, por el impacto del aumento en los servicios públicos y el anuncio del impuesto a las transacciones en dólares que el gobierno puso en marcha para incentivar un mayor uso del bolívar.
José Guerra, quien se desempeña como director del Observatorio, afirma que “la cifra de inflación de marzo del Banco Central es un absurdo. El Observatorio tiene los registros de cada producto del índice de precios, no es creíble”.
Daniel Cadenas, economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela, considera que “la mayoría de los países están reportando una aceleración de la inflación en marzo, por el incremento en los precios de materias primas, energía y alimentos como consecuencia de la invasión a Ucrania. En un país que importa casi todo, está cifra de inflación no es creíble”.
Desde su punto de vista Venezuela sufre lo que denomina inflación importada, es decir, como los precios están aumentando en la mayoría de los países donde Venezuela adquiere productos de todo tipo esta inflación se traslada, por ejemplo, desde Estados Unidos a los supermercados de Caracas.
“La inflación anualizada en Estados Unidos se aproxima a 8% cuando lo normal es 2%. En un economía que depende en gran medida de la importación de bienes finales y donde lo poco que produce necesita un alto componente de materia prima importada, el mecanismo de transmisión de la inflación global es importante”, dice Daniel Cadenas.
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