Demócratas y republicanos incómodos por la estrecha relación entre Petro y Maduro

Después de que el presidente Gustavo Petro le solicitara a Nicolás Maduro que Venezuela actúe como garante dentro de los diálogos de paz con el ELN, el nuevo vínculo entre ambos países quedó en evidencia ante el mundo. Más que una alianza estratégica, para muchos se trata de una apología a las múltiples acusaciones que se le han hecho al régimen venezolano.

De los primeros en reaccionar fueron los estadounidenses, donde, en ambos partidos, surgen voces de rechazo a la nueva movida del presidente Petro.

El senador demócrata Bob Menendez, del partido del presidente Joe Biden, no le ve el lado favorable al acercamiento: “La realidad es que lo que está garantizando Maduro en este momento es darle refugio al ELN para hacer actos de terrorismo contra Colombia. No entiendo esa postura como algo que sea positivo para Colombia”.

Marco Rubio, quien señaló los supuestos riesgos de la presidencia de Gustavo Petro desde el principio, confirmó sus sospechas: “Sabíamos después de las elecciones que teníamos una nueva administración en Colombia que iba a acercarse un poco más al régimen de Maduro”.

María Elvira Salazar, otra congresista crítica, señaló que se trata de “un terrorista pidiéndole a un cómplice de terroristas” que garantice el diálogo con el ELN. Jim Rish, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, se manifestó en contra, asegurando que Petro “debería reconsiderar poner la seguridad de Colombia en manos de Maduro, un fugitivo internacional”.

Rush, del Partido Republicano, toca el tema central dentro de la polémica. Nicolás Maduro, a quien el presidente Petro trata como su homólogo y con quien Armando Benedetti ríe en las fotografías, es un fugitivo de la justicia estadounidense, acusado en la Corte del Distrito Sur de Nueva York de cargos como narcoterrorismo, corrupción y tráfico de drogas.

En la acusación, emitida en 2020, también se incluye a Iván Márquez y Jesús Santrich, quienes presuntamente colaboraron con el Gobierno venezolano en dichos ilícitos.

Por estos cargos, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, por medio del Programa de Recompensas de Narcóticos, ofrecía hasta 15 millones de dólares por información que llevara a la captura de Nicolás Maduro. Por sus aliados, Estados Unidos ofrecía otros 10 millones de dólares, incluido Diosdado Cabello.

Incluso, la administración de Joe Biden, que suavizó las sanciones contra Venezuela para que continuaran las conversaciones con la oposición, permitiéndole comercializar su petróleo, comienza a mostrar dientes en contra del régimen.

El presidente estadounidense le advirtió a Maduro que su paciencia no es “infinita” y que intensificaría las sanciones si las negociaciones, que se llevan a cabo en México, no se reanudan tras haber sido suspendidas por la extradición del señalado testaferro del mandatario venezolano, Alex Saab.

“Nicolás Maduro comete un error grave si piensa que nuestra paciencia es infinita y que las tácticas dilatorias le van a servir”, dijo Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.

Un Maduro incumplido, que se sale con la suya y que se afianza en el poder, puede ser motivo de discordia entre Estados Unidos y el Gobierno de Gustavo Petro en Colombia. Con hacerlo garante de los diálogos de paz con el ELN y la promesa de retirar la denuncia presentada por el expresidente Iván Duque ante la Corte Penal Internacional, el Gobierno colombiano le da oxígeno al régimen autoritario, ávido de legitimidad.

La relación entre Joe Biden y Gustavo Petro comenzó en los mejores términos posibles. Después de la victoria, el mandatario estadounidense llamó a Petro en tiempo récord. Los funcionarios para el hemisferio, al unísono, expresan su admiración por la trayectoria de la vicepresidenta Francia Márquez. Incluso, los norteamericanos aceptan que el presidente colombiano les diga que se debe repensar la política antidrogas.

Sin embargo, por la reacción bipartidista a raíz del nuevo vínculo entre Petro y Maduro, todo apunta a que la manzana de la discordia entre Estados Unidos y Colombia será la apología al régimen venezolano.

Notiveraz

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