Unas zapatillas Nike por 20 euros, un bolso de Hermès por 100… Las redes sociales se han visto inundadas por anuncios de productos a precio de auténtico derribo y ha resultado excesivamente tentador para muchos no hacer clic.
Tras acceder a dichos anuncios, el usuario se topaba con una web con un aspecto exactamente idéntico al de la marca anunciada y resultaba casi imposible no aprovechar una presunta ganga que nunca llegaba a sus compradores. La Policía ha emitido un comunicado alertando de esta estafa y procediendo a bloquear estas webs fraudulentas.
La dinámica de esta estafa ha seguido siempre la misma operativa: los timadores clonaban las páginas web de las marcas que utilizaban de cebo, pero alojándolas en terceros países (según las autoridades, principalmente en servidores de Estados Unidos). Con estas tiendas ya duplicadas, el siguiente paso consistía en camuflar los dominios con extensiones regionales, esto es, en lugar del legítimo “Adidas.com”, empleaban una extensión local, de forma que, a simple vista, resultaba complejo detectar el fraude. Los estafadores empleaban posteriormente pasarelas de pago en Brasil, y una vez cobrada la venta, se quedaban con el importe sin enviar el producto.
Ha sido la propia policía la que inició una investigación a raíz de multitud de denuncias de usuarios timados mediante esta técnica. Desde el gabinete de prensa de la Policía han confirmado a EL PAÍS que han sido más de 200 denuncias, muchas de ellas empleando la dirección fraudeinternet@policia.es a este efecto. Los estafadores, además de utilizar los dominios de internet regionales antes indicados, modificaban en algunos casos la marca original. Desde la policía han informado a este medio que, por ejemplo, a la marca SCALPERS le añadieron una ese, o en el caso de Massimo Dutti, la modificación era más burda: “Massimo Clothing”.
La punta del iceberg
Pese a ser elevado el número de denuncias, las autoridades sospechan que podrían ser muchísimos más los afectados, ya que, debido a la baja cuantía unitaria del fraude, “no dan cuenta de los hechos” a las autoridades policiales. Los investigadores, en cualquier caso, ha bloqueado las webs denunciadas en colaboración con las empresas registradoras de dominios. Que esta campaña fraudulenta haya comenzado durante el Black Friday y haya continuado a lo largo de las Navidades ha complicado las cosas, puesto que en estas fechas los anunciantes intensifican sus campañas y es fácil que un anuncio fraudulento pase desapercibido en una publicación de Instagram.
¿Cómo es posible que sea tan sencillo llevar a cabo una estafa a esta escala? “Clonar una web es muy sencillo”, explica a EL PAÍS Fernando Suárez, presidente del Consejo General de Colegios de Ingeniería en Informática, “los estafadores simplemente se descargan la página y la clonan con otro dominio o añadiendo alguna letra a la marca”. Una estafa sencilla, puesto que “las redes sociales hacen que sean ofertas muy golosas”, explica en referencia a los anuncios de estas páginas con contenido clonado en redes sociales.
Cómo evitar el engaño
Esta estafa es una versión actualizada del popular “timo de la estampita”: los estafadores prometen un producto a un precio muy por debajo del mercado y salen corriendo con el dinero. Cambiemos “las estampitas” por ropa de “Massimo Clothing”, y se ha consumado la estafa. En este sentido, la primera señal de alarma debe ser la propia existencia de un chollo demasiado atractivo: “Hay que desconfiar de una oferta excesivamente barata”, explica Suárez.
Este experto recomienda una medida adicional, en cualquier caso: hacer una búsqueda de la marca afectada en Google y acceder al producto ofertado desde el buscador. ¿Qué se consigue con esto? Los estafadores juegan a corto plazo y no da tiempo a los motores de búsqueda a recoger estas páginas, con lo que el contenido que ofrecen los buscadores tiene más garantías de ser real.
Las autoridades, por su parte, recomiendan fijarse detenidamente en la URL del producto ofertado y desconfiar de cuanto haya algún dominio o extensión que no sean los propios de la marca. Suárez sugiere asimismo comprobar que la web de la oferta “tiene el candado” que verifica que la web es https (al comienzo de la dirección URL) y, por lo tanto, cifrada.
La Policía también apunta como elemento de sospecha las faltas de ortografía o inconsistencias del contenido, ya que los estafadores suelen dar prioridad a ejecutar la estafa y no cuidan los detalles: imágenes de poca calidad, malas traducciones, etc.
Un último consejo para las compras online, como propone Suárez, consiste en utilizar una tarjeta de crédito o débito específica para este propósito “que pueda ser fácilmente bloqueada por el propio usuario” y con un saldo limitado que pueda recargarse. En definitiva, y como norma general, aplicarse la máxima de “nadie da duros a pesetas”.
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