Desde el 2018 está al frente de su propio partido y en una posición concreta: en la centroderecha. Delsa Solórzano anotó su nombre en la primaria opositora y apunta que hasta ahora «los hombres no han podido devolvernos la democracia«
Siempre anda de gira, dice. Aunque ahora está, oficialmente, en campaña. Hace años que vemos a Delsa Solórzano en diferentes frentes de la oposición al chavismo y en la defensa de los Derechos Humanos: en la Asamblea Nacional, en marchas, exigiendo la liberación de presos políticos… Abogada y diputada, el 13 de diciembre de 2018 firmó la partida de nacimiento de su propia organización política, Encuentro Ciudadano, un partido cuyo logo parece el de una editorial -serio, sin estridencias- y que en términos ideológicos se ubica en el centro, pero hacia la derecha.
Con ese partido que preside convocó, el 28 de enero, a un grupo de militantes y entusiastas -asegura que reunió a cerca de 3 mil personas en la Plaza Alfredo Sadel, en Caracas- para presentar su nombre como aspirante a la primaria de los sectores democráticos que elegirán contrincante para enfrentar a Nicolás Maduro en las futuras presidenciales.
-¿Por qué usted cree que es la mejor opción en esta fase de primarias en la oposición?
-Por varias razones. Creo que soy la única opción nueva, no solamente porque es la primera vez que pongo mi nombre, sino porque además representamos a un partido político nuevo, moderno, diferente y que se ha empeñado en construir desde las bases de la población en torno a una idea más que en torno a un liderazgo. Eso es importante. La segunda razón es porque siento que nuestro país necesita transparencia, necesita rendición de cuentas, necesita que tengas un plan de gobierno, que tengas claro lo que viene para Venezuela.
Lo que viene después de una dictadura como la que estamos viviendo hoy es un proceso de transición que será el que asiente las bases para la Venezuela democrática. Nosotros tenemos cuatro años trabajando un plan de gobierno para la transición, que evidentemente lo ponemos a la orden de la unidad, pero en primer término lo ponemos a la orden de Venezuela.
-¿En qué es diferente este partido?
-Somos un partido de centroderecha. Para llegar a este tema ideológico han pasado demasiados años de formación, de preparación, de entender que 90% del causante de la crisis es una ideología socialista que no hizo más que esclavizarnos. Y además, entender que los partidos tradicionales se han armado sobre liderazgos concretos y no sobre ideas. Para nosotros el tema de las ideas es fundamental.
-¿Qué es para ustedes ser un partido de centroderecha?
-Estamos muy conscientes de que el Estado está para servir a la gente, no para servirse de la gente. De que la economía no se puede sustentar en el rentismo, que el tema eléctrico es fundamental y de que si no traes inversión privada al país no puedes pretender que pueda haber un desarrollo económico.
Para nosotros, por ejemplo, este tema de la economía social de mercado es el eje sobre el cual se tienen que asentar las bases de la reestructuración económica del país. Que además, por ejemplo, en el tema de justicia hay una grave crisis, Venezuela tiene 99% de impunidad y además eso viene acompañado de jueces y fiscales que no son de concurso, que están allí por un tema ideológico-chavista y que la justicia tiene que ser reformada. Todas esas cosas están dentro de nuestra oferta de país.
-Son cosas que llevamos años escuchando… ¿El país está tan mal que al final todos ven que hay que hacer lo mismo?
-No creo… Aquí hay gente que cree en el rentismo como una parte de su esquema, de su visión de gobierno. Nosotros no creemos en el rentismo. No creemos que la solución a la crisis económica del país sea que yo te lleve una gotica de petróleo a tu casa, sino que la solución está en la producción nacional, que está completamente desvencijada.
No creemos en una economía de puertos, nosotros creemos con firmeza en que desde el trabajador hasta el empresario tienen que tener garantías y seguridad jurídica para poder producir para Venezuela.
-¿Ser mujer es, a estas alturas del siglo, una ventaja o una desventaja de cara a esta aspiración presidencial?
-Esa pregunta tiene muchas respuestas. Ser mujer en la política en Venezuela es muy difícil. Te enfrentas siempre a un tema de subestimación, o de que piensen que tú no puedes porque eres mujer o porque luces de determinada manera y es más fácil mirarte que escucharte. El primer reto es que logres ser escuchada. En la mayoría de los partidos políticos las mujeres no llegan a los esquemas de decisión más allá de que son la mayoría de las bases de los partidos.
En Encuentro Ciudadano no discriminamos por raza, por género, aquí la gente llega porque tiene talento. Sin duda alguna es un tema muy difícil en Venezuela, sin embargo hoy podemos decir que estamos convencidos de que ya nuestra nación está lista para ser dirigida por una mujer. Y al final del día, más allá de los esfuerzos que se han hecho -y que no los voy a desmeritar porque estamos conscientes en Encuentro Ciudadano de que el enemigo no está de este lado de la calle sino que está en Miraflores- pues la verdad verdadera es que hasta ahora los hombres no han podido devolvernos la democracia.
-¿No ser escuchada fue una motivación para fundar su propio partido?
-Sí, esa es una razón y tal vez la principal. Pero la segunda razón tiene que ver con que así como vas al colegio, a primaria, a bachillerato, vas creciendo, te vas formando, vas convirtiéndote en ese profesional capacitado, lo mismo pasa en la política. Si entiendes la política como una profesión vas creando tus propias ideas, vas construyendo tu propio liderazgo y es como una consecuencia natural.
-¿El programa de gobierno de Encuentro Ciudadano es de acceso público? ¿Dónde se puede leer esa propuesta?
-Lo va a ser muy pronto. En el marco de la campaña para las primarias estamos empeñados en que esto sea una campaña de ideas y no una batalla a ver quién insulta o quién grita más. Nosotros no profesamos eso como práctica política. Una de las cosas que está prevista dentro de la campaña es presentarle al país nuestro programa de gobierno, que además está construido por profesionales extraordinarios y que se enriquece todos los días.
Es un programa que está hecho para la transición, eso es fundamental si no queremos volver a vivir una dictadura como la que tenemos hoy, se tiene que pulir todos los días.
-¿Cómo se concibe en el partido esa transición?
-Lo primero, es entender que viene una transición, que no es cierto que con el cambio de gobierno es suficiente. Tiene que haber un cambio del sistema, cómo construyes ese cambio del sistema, cómo reestructuras las instituciones del país que hoy no existen, cómo reconfigurar el aparato estatal o la función pública, cómo atender a los adultos mayores, cómo atender a las juventudes que hoy sienten que el futuro no está en Venezuela sino atravesando la selva del Darién, cómo decirle a un chamo que quiere ser periodista que vale la pena serlo si en Venezuela todos los días cierran medios de comunicación y sufren censura, o a un médico que va a ganar 6 dólares mensuales…
Todo ello tiene que ver con ese necesario pensamiento de la transición y con cómo generas memoria histórica para que no vuelva a ocurrir lo que está ocurriendo, reconciliación nacional y justicia.
-Todo eso suena como a que primero hay que sacar a todo el estamento chavista del poder…
-Así es. Y para eso es la primaria, para que la gente decida quién es esa persona que debe conducir los destinos del país en dos etapas: la primera, ganar la primaria. Y la segunda, que puedas lograr que haya condiciones para tener unas elecciones.
-¿En esa concepción de transición dónde queda el pueblo que sigue apoyando al chavismo?
-Eso es parte esencial de la transición. Una de las razones por las cuales fracasó el proceso de paz en Colombia es porque no escucharon a la gente. Si no escuchas a la gente, si no tienes contacto permanente con la nación, si no le explicas a la nación que en este proceso de transición tiene que haber una reconciliación nacional… Pero antes de esa reconciliación es necesario primero que haya justicia. Todo se conjuga en escuchar a la ciudadanía.
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