Inseguridad a cualquier hora del día. Estudiantes, profesores y demás trabajadores de las universidades públicas en Barquisimeto no se sienten resguardados ni dentro ni fuera de las casas de estudio; la falta de vigilancia y hasta de rondas policiales hace que en cualquier sitio sean víctimas de robos.
En la Unexpo cuentan con más de 40 hectáreas de terreno, estudiantes y docentes aseguran que mientras ellos se trasladan de un punto a otro son víctimas de robos. «Los delincuentes aprovechan de meterse y se esconden entre la maleza», dijo Eduardo Goyo, miembro del Movimiento Estudiantil de la Unexpo. Agregó que caminar desde el edifico central hasta la biblioteca es como ir directo a la «boca del lobo», pues es una zona oscura y sola.
El estudiante cuenta que la poca presencialidad en la universidad, aunado a la escasa vigilancia hace que la inseguridad se mantenga a cualquier hora del día. En la Unexpo están activos de dos a cuatro vigilantes, cuando por lo extenso del terrero deberían ser más de 10.
Goyo comentó que la universidad tiene tres entradas y salidas; la principal ubicada en la avenida Corpahuaico, la segunda con dirección a la avenida la Salle y la tercera hacia Los Horcones. Sin embargo, esa última fue clausurada por la misma comunidad universitaria por ser considerada una de las más peligrosas por la soledad de la zona.
«Más que todo, las mujeres eran víctimas hasta de acoso porque les decían cosas y algunos las robaban», denunció Goyo.
Aunque las otras dos entradas también son consideradas peligrosas ante la falta de rondas policiales, las mantienen activas para el tránsito de quienes acudan a la casa de estudio; sin embargo, toman la previsión de estar en grupos para evitar ser robados.
En la UCLA la situación es similar. La falta de vigilancia se afinca en los decanatos más extensos y alejados, como de Agronomía y Veterinaria, ubicado en Tarabana, municipio Palavecino.
Allí el personal de vigilancia es poco y los «amigos de lo ajeno» aprovechan no sólo de robar y hurtar, sino también de vandalizar las áreas; hace dos semanas denunciaron un hecho en el que presuntamente prendieron en candela algunas zonas de los talleres de la universidad.
En el Decanato de Ciencias y Tecnologías y de Ingeniería Civil, los estudiantes deben caminar largos trechos para poder agarrar el transporte público y justo en esos momentos son víctimas de robos. «Antes sucedía más porque teníamos que ir de un decanato a otro para hacer uso del comedor, pero como eso dejó de funcionar ya no caminamos tanto», dijo Alejandro Sluzer, estudiante de la UCLA, haciendo referencia a un terreno baldío que separa a ambas sedes.
En algunos decanatos los estudiantes han buscado opciones para intentar resguardar la universidad. En el Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales, los chamos se han reunido para tener vigilancia, mientras que en Civil colaboran con una bolsa de comida; sin embargo, no es suficiente para el resguardo.
En la UPEL, por tener una entrada por la avenida Corpahuaico, también se ha convertido en una zona peligrosa para los estudiantes. La ONG Aula Abierta contabilizó 24 incidentes de inseguridad en seis universidades del país en lo que va de año. La UCLA está incluida
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