Ronald Javier Ortiz Jiménez, de 44 años, está desaparecido desde el martes 17 de agosto, cuando junto a otro sujeto hurtaba un aire acondicionado del tercer piso de una clínica de Coro, capital del estado Falcón; por este hecho, está detenido el dueño del centro de salud, Diego García, de quien sospechan que lo mató y, posteriormente, lanzó el cuerpo al Haitón de Guarataro, una cueva de piedra caliza ubicada en el Parque Nacional Juan Crisóstomo Falcón, en la carretera Coro-Churuguara.
Según trascendió de las investigaciones que llevan a cabo funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) delegación municipal Coro, el martes 17 de agosto, el hombre hurtaba, por segunda vez en menos de un mes, en la clínica, junto a otro sujeto que ahora se convirtió en testigo clave de la desaparición de Ortiz Jiménez, ya que mientras cometían el hurto, el acompañante escuchó los gritos de Ortiz y, posteriormente, un disparo de escopeta que lo ahuyentó del lugar. Al día siguiente acudió la familia, pero no había rastro de Ortiz.
La familia, desesperada por la noticia, puso la denuncia ante el Cicpc, organismo que inició las investigaciones de rigor y que también llevaba las averiguaciones por un hurto cometido con anterioridad en ese centro de salud privado. Según trascendió por fuentes ligadas a la pesquisa, al momento de hacer la visita en la clínica, hallaron restos de sangre que se vieron reflejadas con la técnica de luminol, tanto en la infraestructura del tercer piso como en la camioneta del dueño del lugar. Desde ese momento quedó detenido.
Se supo que en las primeras indagaciones del Cicpc, presuntamente el médico Diego García fue asistido por uno de sus hijos para deshacerse del cadáver, que fue introducido en una pipa para luego lanzarlo al vacío al Haitón de Guarataro. El hijo del doctor es activamente buscado por las autoridades.
Familiares piden justicia
Los familiares de Ortiz pidieron que se haga justicia, porque aunque admiten que su doliente estaba cometiendo un delito, consideran que ningún hecho es motivo para quitarle la vida a otra persona y tomar la justicia por sus propias manos.
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