Un estudio realizado por la compañía S21SEC sobre la ciberseguridad en el sector financiero español en los últimos meses, determinó que los riesgos de ataques van en aumento día a día.
En 2019 los ataques contra las entidades financieras aumentaron un 20% con respecto al año anterior.
Asimismo, a lo largo del pasado año, se puso de manifiesto que el panorama de las amenazas era cada vez más diverso y con un mayor riesgo de sufrir ataques dirigidos y la presencia de una fuerza cibercriminal mejor organizada y equipada.
Jorge Hurtado, vicepresidente de Servicios Gestionados de S21SEC, señaló que » Hoy en día, los grupos establecidos de ciberatacantes disponen de un mayor número de recursos e invierten más en permanecer silentes dentro de las organizaciones, algo que pueden hacer durante meses e incluso años. Esta es una tendencia creciente y lo esperable es que en 2020 el cibercrimen se radicalice aún más».
La mayoría de los ataques del pasado año se llevaron a cabo a través de simples ataques de ingeniería social vía correo electrónico, con malware del tipo Emotet/Trickbot y también a través de intentos de BEC, caracterizados por la simpleza de las amenazas, y encontrando vías muy sencillas de penetración en las organizaciones financieras.
Las organizaciones financieras han sido muy azotadas estos últimos años por el cibercrimen y han tenido que naturalizar la ocurrencia de las brechas y acostumbrarse a que no sólo hay que protegerse, sino que también hay que trabajar en mejorar los tiempos de detección y las capacidades de respuesta”, agregó Hurtado.
Para el 2020 la industria financiera se enfrenta a dos desafíos fundamentales: La importancia del papel de las “personas”, su cambio cultural y su concienciación dentro de las organizaciones; y la hiperregulación del sector, que exigirá un tratamiento cada vez más diligente y estandarizado de la ciberseguridad.
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