En Venezuela se vive una ola de asaltos, hurtos y agresiones contra personal de la salud y pacientes. Es resultado de la enorme precariedad de los servicios públicos y del deterioro de la infraestructura hospitalaria combinada con la poca vigilancia y la mucha impunidad.
A este problema se suman amenazas estatales y detenciones a médicos y enfermeros que intentan denunciar la crisis del sistema sanitario que no parece tener fin.
l Hospital Dr. José Ignacio Baldó se le conoce como El Algodonal. Se encuentra al oeste de Caracas y fue construido en 1940. Durante años fue referencia para la atención de enfermedades respiratorias como neumonía o tuberculosis. Hoy luce abandonado, solo, oscuro, derrumbado. Los largos pasillos de este hospital apenas cuentan con uno o dos bombillos. En las habitaciones, los familiares de pacientes deben encargarse de improvisar su propia iluminación si no quieren quedarse a oscuras al caer la noche y quedar a merced del hampa.
Testimonios obtenidos para este reportaje de la Alianza Rebelde Investiga (ARI) integrada por TalCual, El Pitazo y Runrunes, junto con la plataforma periodística CONNECTAS, confirman que el deterioro de la infraestructura física de los grandes centros asistenciales venezolanos, como El Algodonal, es aprovechado por los delincuentes para cometer robos y atentar contra las personas. Pasillos, escaleras y ascensores sin luz, sin cámaras de vigilancia, al igual que sus alrededores, son escenarios de diversos ataques.
La emergencia humanitaria compleja que vive Venezuela golpea con fuerza al sector sanitario desde 2015. En los hospitales se registra una precarización que se ve reflejada en una crisis asistencial, así como en un alto índice de inseguridad y una violencia contra los trabajadores de la salud nunca antes vista en este país. “Hay un nivel de deterioro en las condiciones sociales y de carencias tan extremas que se vuelve muy complicada la vida en estos lugares”, sostuvo Roberto Briceño-León, director de la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
La Federación Médica Venezolana (FMV) señala que la red hospitalaria integrada por 301 centros de salud en el país, muestra un cierre técnico de 80% debido a la falta de mantenimiento de sus instalaciones, falta de equipos, implementos de trabajo, vigilancia, electricidad y agua, entre otros. “El personal es víctima de agresiones, trabaja en un ambiente de inseguridad permanente. Están dando la cara en los hospitales y arriesgando la vida a todas horas”, afirma el presidente de la FMV, Douglas León Natera.
Informes de gremios del sector sanitario y de instituciones académicas muestran la difícil situación que viven estos centros. El más reciente es de la Organización Médicos por la Salud publicado en 2020. Revela que 12 de 40 hospitales registraron algún tipo de violencia contra el personal sanitario, pacientes o familiares “con 158 eventos, lo que significa un reporte cada 2,3 días. Los estados con los centros asistenciales con mayor cantidad de incidencias son Nueva Esparta y Caracas”.
Ya antes la Encuesta Nacional de Hospitales de esta misma organización médica mostró cifras aún más alarmantes. Informó que 30 de los 40 hospitales que evaluaron para la medición reportaron asaltos o hurtos dentro de sus instalaciones, con 490 episodios registrados en 2019, lo que representa 1,3 eventos diarios.
Estos casos ocurren en un contexto en el cual los robos en todo el país continúan en alza. Según las últimas estadísticas del OVV, en 2021 hubo un aumento de 10% de este delito. Los datos muestran que, al menos, 20% de la población fue víctima directa de un atraco y 26% aseguró tener un familiar que sufrió robo.
En El Algodonal ya casi no hay personal sanitario; ahí puede verse a una sola enfermera que cubre todo un turno, cuando deberían ser cinco. El área destinada para los pacientes masculinos fue demolida hace al menos seis años y, desde entonces, sirve como vivienda de indigentes o baños improvisados.
El transporte está en manos de una línea de taxi que opera hasta las 4:00 de la tarde, por lo peligroso del lugar. Los trabajadores del turno nocturno deben bajar en grupos por una carretera larga, oscura y rodeada de maleza.
Bordeando el hospital hay espacios dirigidos a la siembra para las familias del barrio cercano; sin embargo, trabajadores y pacientes aseguran haber visto cómo por esa montaña bajan delincuentes que roban celulares y otras pertenencias a quienes están en el centro de salud y escapan por la misma vía.
Silvia Martínez labora en el área de mantenimiento de El Algodonal. Cuenta que frecuentemente sufre el robo de sus implementos de trabajo y pertenencias personales. “Esto tiene mucho tiempo. Es una situación que no se resuelve a pesar de las denuncias”.
La falta de electricidad es una de las principales causas del aumento de los delitos en los centros asistenciales, sostiene Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud). Destaca que no se han destinado recursos suficientes para el mantenimiento de los hospitales.
“Vemos cómo el Clínico Universitario, el J. M. de Los Ríos y el Pérez Carreño tienen de nueve a diez ascensores y ninguno funciona; buena parte de las instalaciones está a oscuras y hay ambulancias deterioradas, por ejemplo. Hay mucha soledad. Desde hace muchos años ya no contamos con la presencia de funcionarios policiales. Hoy en Venezuela tenemos instituciones altamente vulnerables”, añade.
Mientras se observa este panorama, los pacientes esperan por una recuperación de todo el sistema hospitalario. “Si el gobierno no mejora la atención y el servicio de salud, no garantiza la electricidad para que haya iluminación en los pasillos ni ataca la inseguridad, pues dudo mucho que la situación se arregle en los centros de salud”, afirma Margarita Márquez quien agrega que reza todos los días “para no volver a tener otra dolencia que me lleve a parar a un hospital”.
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