Un mensaje de un número desconocido aparece en la bandeja de entrada de WhatsApp. Se trata de una oferta de empleo de una empresa sin reconocimiento alguno que propone ingresos extraordinarios a cambio de tareas simples o un esquema de inversión con retornos garantizados. Probablemente sea una estafa piramidal.
Este tipo de fraudes, también conocidos como Ponzi, implican esquemas de «inversión» sin ningún sustento real, ningún activo subyacente que respalde la inversión. Están diseñados de manera tal que necesiten el ingreso de nuevas personas que aporten fondos, con los cuales se recompensa a los miembros más antiguos.
El capital fluye desde los eslabones más bajos de la cadena hacia los más altos, pero llega un momento en donde no es posible sumar a más personas al esquema, el flujo de dinero entrante se cierra y el sistema colapsa.
Debido a estas características, la única forma en la que pueden establecerse estos esquemas es convenciendo a las potenciales víctimas a invertir dinero. Es por eso que las redes sociales están plagadas de ofertas con estas características, promovidas bajo la premisa de la generación de ingresos en poco tiempo a cambio de muy poco esfuerzo, esquemas diseñados meticulosamente para engañar a los más necesitados de ingresos inmediatos, trampas confeccionadas para apelar a las necesidades de individuos en situaciones de precariedad financiera.
La crisis económica venezolana termina convirtiéndose en un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de este tipo de «oportunidades de negocio» que acaban destapándose como fraudes que arrastran a decenas de personas.
A mediados de 2019, Shana Rodríguez estuvo cerca de convertirse en una de estas víctimas. Tanteó terreno en una oportunidad de negocios que tenía todas las características de una estafa piramidal.
La precariedad económica que padecía en aquel momento —al igual que la mayoría de la población por la fuerte crisis de los años 2018 y 2019— la llevó a contemplar un sistema que ofrecía ganancias fáciles.
«Por mi situación en ese momento, necesitaba dinero, así que me llamaba la atención. Me llegó la propuesta porque se sabía que estaba en una situación crítica de dinero. Por suerte, la persona que me abordó fue lo más sincero posible conmigo», relató.
El esquema al que se acercó Shana prometía dos mecanismos para ganar dinero: el pago de supuestos cursos para aprender a operar en mercados financieros y un sistema de «referidos» mediante el cual se obtenían ingresos cada vez que la persona convenciera a nuevos inversionistas a pagar el curso. Tenían un sistema de niveles con mejores recompensas por cada escalón.
«Tenía unos niveles en los cuales invertías y, con eso, empezabas a hacer trading. Puedes ganar haciendo trading o atrayendo gente a las charlas. Dependiendo de la cantidad de referidos, subías de nivel. A mí me daba igual el trading. Me interesaba la parte de los referidos. Entrabas como tal ya cuando ponías la plata, pero yo no logré convencer a nadie y me salí», explicó.
Este testimonio va de la mano con las características principales que posee una estafa piramidal, según el experto financiero José Miguel Farías, quien destacó factores comunes en esquemas de tipo Ponzi, como las promesas de retornos excepcionalmente altos, el reclutamiento masivo de nuevos miembros y el aprovechamiento del desconocimiento de los inversores principiantes.
«Se basan en el reclutamiento agresivo de nuevos miembros, en lugar de vender un producto o servicio real. El verdadero negocio es enganchar a más personas dentro del esquema. Suelen valerse de técnicas de persuasión y presión psicológica muy fuertes. Los estafadores suelen ser extremadamente convincentes y carismáticos. Te hacen sentir que perderás la oportunidad de la vida si no te unes», advirtió Farías.
Además, la expansión del mercado de las criptomonedas ha exacerbado estas estafas. Sus impulsores se aprovechan del complejo marco tecnológico de la blockchain para esconder esquemas ponzi aún más refinados. Como resultado, en los últimos años se ha apreciado un aumento radical en fraudes financieros.
El proyecto Ponzitracker hace seguimiento de estos casos en el panorama internacional y detectó que en 2022 se rompió el récord histórico de este tipo de estafas, con 57 esquemas encontrados que generaron pérdidas estimadas en $5.300 millones para sus inversores. Aunque se trata del panorama internacional, los venezolanos no quedan exentos de este peligro. Por lo tanto, es importante estar atentos y evitar caer en estos esquemas.
¿Cómo evitar una estafa piramidal?
A pesar de lo convincente que puedan parecer los argumentos de los promotores de este tipo de esquemas, una correcta documentación y educación financiera puede ayudar a despertar sospechas o descartar por completo la participación en sistemas piramidales.
Demasiado bueno para ser cierto
No todo lo que brilla es oro. Toda oportunidad que implique la generación de ingresos sin un mayor esfuerzo o aplicación de conocimientos, es cuando menos sospechosa.
En redes sociales abundan los ejemplos. Una cuentas tiene publicidades en las que promete un retorno diario de 3% a 3,2%. Afirman que aportando $500, se generarán diariamente $15, unos $675 cada 45 días y un monto de $5.475 al año. Esto quiere decir que el retorno de la inversión es de 1.095% anual, lo que se escapa de toda lógica en cualquier mercado financiero.
Por supuesto, esta cuenta de Instagram no ofrece ningún tipo de detalles sobre la naturaleza del negocio ni cómo se originan los intereses que pagan a sus inversionistas.
«Desconfía profundamente de cualquier oportunidad que prometa ganancias excesivamente altas en muy poco tiempo y con poco o ningún esfuerzo. Los negocios legítimos requieren trabajo duro y los retornos se dan de forma más modesta y paulatina. Las promesas de hacerte rico rápido son una enorme bandera roja», aconsejó Farías.
Documentación e información
La información es la mejor aliada de las inversiones. Entre más detalles conozca la persona, mayor grado de confianza genera el negocio.
Las estafas piramidales apenas aportan información sobre su operatividad y, ya que los fraudes de este tipo son delito, sus promotores suelen operar en las sombras, sin sociedades mercantiles estructuradas ni demasiada exposición al público.
Por lo tanto, si una supuesta empresa que promueve inversiones apenas ofrece datos sobre su modelo de negocios y el equipo de trabajo que está detrás de la estructura, las alarmas deben sonar.
«Investiga exhaustivamente la empresa, sus antecedentes, reputación en el mercado y trayectoria. Las oportunidades de inversión sólidas suelen tener presencia establecida, regulaciones que las avalan y resultados verificables a través de los años. Desconfía de las empresas nuevas o de reputación turbia», señaló Farías.
También resulta de utilidad explorar en internet y en redes sociales los nombres asociados con la supuesta empresa, pues es probable conseguir alertas de fraude emitidas por expertos financieros o incluso por personas que ya fueron estafadas.
De igual forma, una empresa fidedigna no se negará a mostrar documentos y papeles que respalden la institucionalidad y la legalidad de las operaciones a sus clientes, así que cualquier negativa ante una solicitud de información o de documentación es una bandera roja evidente.
«Pide toda la documentación, contratos, proyecciones y detalles sobre la inversión. Si son reticentes a darte información completa y transparente, es una mala señal. Los negocios serios son diáfanos», agregó Farías.
Esperar ganancias moderadas
Si bien es cierto que existen casos muy puntuales de retornos descomunales en cortos períodos de tiempo, estos son excepciones a la norma y a situaciones particulares de los mercados, como ocurrió con la popularidad de las criptomonedas en 2017 y posteriormente en 2020, que llevaron a bitcoin y compañía a multiplicar su valor en el mercado en tiempo récord.
Por lo general, los mercados financieros no operan de esta manera, e incluso en estos casos atípicos, se trata de inversiones volátiles que están sujetas a un altísimo riesgo, pues invertir en el momento incorrecto puede conllevar pérdidas importantes.
Las inversiones menos arriesgadas conllevan retornos mucho más modestos. Por esta razón, cualquier promesa de retornos altos garantizados es una mala señal.
Javier Ignacio Mayorca, periodista especializado en seguridad ciudadana, también aconseja ser escéptico ante oportunidades de negocio que ofrezcan ganancias tan elevadas.
«Uno debe desconfiar de aquellos mecanismos de inversión que ofrecen intereses extraordinariamente por encima del mercado. Si el mercado te da un interés de 15% y te metes en un mecanismo de inversión que te ofrece 125%, tienes que sospechar y entender que se trata de una inversión de altísimo riesgo y que probablemente no sea del todo legal», resaltó.
Pedir asesoría
En caso de que la persona no sea versada en mercados financieros, la idea más prudente antes de ingresar en cualquier esquema de inversión es solicitar asesoría especializada.
Hay personas con los conocimientos y la experiencia necesaria como para ayudar a tomar las mejores decisiones posibles al momento de invertir.
Contratar a un gestor de inversiones con un historial comprobable puede ser una buena idea si se busca una inversión para obtener rendimientos razonables.
«Considera asesorarte con un consultor financiero acreditado, al menos inicialmente. Un profesional puede orientarte y evitar costosos errores. Consulta con expertos financieros de confianza y reputación sólida antes de hacer un movimiento. Ellos pueden ayudarte a analizar la legitimidad y riesgos de la inversión», recomienda Farías.
NotiVeraz