La regularización de los venezolanos que se encuentran en países como Brasil, Chile, Ecuador y Perú permitiría que se les incluya de forma más ordenada y controlada en los programas de vacunación contra el COVID-19, dijo el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que Grandi dirige, está trabajando con los países latinoamericanos que acogen a venezolanos “para ayudarlos a avanzar hacia la solución colombiana y esto significa la regulación”, reveló durante un evento para las redes sociales dedicado al efecto de la pandemia entre los refugiados.
El alto comisionado elogió la regularización masiva de venezolanos anunciada recientemente por el Gobierno de Colombia, a través de la creación de un esquema denominado “Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos”, del que se podrían beneficiar hasta dos millones de personas.
Grandi dijo que esa decisión ha sido una de las más valientes y oportunas que ha visto en tiempos recientes.
“Además de todas las razones conocidas que hacen importante una regularización, tenemos la pandemia. Esto es necesario para tener una inclusión ordenada de los venezolanos en los programas de vacunación, de la misma forma que antes se les ha dado acceso a los servicios de salud, a la educación y al mercado de trabajo”, explicó.
“La regularización hace que esto sea más sencillo también para el gobierno, que puede hacer un mejor seguimiento de los individuos. Y no se trata de un asunto de control, sino del buen manejo de las cosas y también puede tener efectos positivos en la seguridad”, continuó durante la discusión organizada desde Ginebra.
Una vez más, el alto comisionado encomió a los países sudamericanos que han recibido a cientos de miles de venezolanos que han huido en los últimos años de la crisis humanitaria en su país.
El éxodo ha superado los cinco millones de personas, de los que la gran mayoría ha permanecido en la región.
Grandi aseguró que “con la regularización todos ganan”, aunque reconoció que se trata de un tema “políticamente sensible” en momentos en que todos los países involucrados están duramente golpeados por la pandemia, con el consiguiente aumento de la pobreza y la marginación en sus propias poblaciones.
A nivel global, ACNUR ha recibido la confirmación de 106 países que acogen refugiados de que los incluirán en sus programas nacionales de inmunización contra el COVID-19 y el organismo está hablando con otros 30 países para que hagan lo mismo.
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