Por estrategia e ideología los regímenes de Irán y Nicolás Maduro fortalecen cada vez más su relación con el propósito de aliarse contra Estados Unidos a través de las armas.
Ellos están “en el mejor momento de la relación histórica», vocifera Jorge Arreaza en redes sociales, canciller de Nicolás Maduro. Los hechos acompañan la afirmación.
“La cooperación es multidimensional y de interés mutuo”, destacó Luis Fleischman, profesor en Palm Beach State College, presidente del Palm Beach Center for Democracy & Policy Research y experto en Medio Oriente y América Latina en entrevista con Infobae.
A su juicio, “ambos son antiamericanos y buscan reducir el poder de Estados Unidos en sus respectivas regiones y, si es posible, en el mundo”.
El régimen socialista requiere las capacidades subversivas de Irán para impulsar una guerra asimétrica, expandir su revolución en América Latina y defender al régimen ante una eventual invasión estadounidense o extranjera.
Para más peligro
Esta dupla se forma con el propósito de sumar tácticas de Teherán en la construcción de un régimen totalitario-revolucionario.
A cambio la cúpula bolivariana permite a Hezbollah y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán entrenar soldados de la revolución en campamentos venezolanos, además del diseño y operatividad de la “Escuela de Comando Anti-Imperialista” en Bolivia con ayuda de Venezuela.
Pero el especialista insinúa que “estas acciones pueden poner a los Estados Unidos a merced de ataques terroristas no sólo de Hezbollah, sino de cualquier otro grupo terrorista que establezca una alianza con Irán, incluido el Estado Islámico o Al Qaeda.
Recuerda que Irán tiene capacidad de llegar con sus misiles y eso le otorga posibilidad de acceso a perpetrar ataques en los Estados Unidos.
Buscan una coartada
Atribuir a ataques terroristas las explosiones en las instalaciones petroleras de Venezuela es el argumento que teje la dictadura bolivariana para comprar armas a Irán.
El vicepresidente sectorial de Economía y ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami, lo usó en el reciente estallido de la refinería Amuay, ubicada en el occidental estado Falcón, perteneciente al Centro de Refinación Paraguaná (CRP), uno de los más grandes del mundo reseñado por CNN.
«Se trata un acto terrorista, deliberado, debidamente planificado de forma quirúrgica con saña, crueldad, para causar daños a objetivos estratégicos, fundamentalmente a esta planta”, dijo el titular de la cartera petrolera.
Ahí subrayó la utilización de un misil a distancia lanzado desde un avión no tripulado o una embarcación.
Sin presentar pruebas del proyectil o de quien lo habría lanzado, Tareck El Aissami culpa a “grupos terroristas vinculados a la extrema derecha venezolana”.
Esto es una sospecha reiterada. En marzo del año pasado tras un apagón habló de “guerra eléctrica” perpetrada por la oposición y por Estados Unidos.
La pretensión de Teherán
«Irán está muy interesado en mantener vivo a su aliado al igual que lo está haciendo con Bashar Al Assad en Siria desde hace años. Irán valora a sus aliados y los cuida. Las actividades criminales de Irán son un componente clave de esa estrategia”, apunta Fleischman, al señalar que el espíritu subversivo de Irán lo representa Hezbollah.
La organización se considera creación y pieza clave en las actividades criminales del país con los carteles de la droga.
Y las actividades criminales de Irán aumentarán al ritmo de las sanciones en su contra y su falta de liquidez mediante barcos, aviones y compañías de transporte para el tráfico de drogas y alcohol, contrabando de petróleo y tráfico de armas en gran escala.
Lejos del conflicto
Rusia y China no buscarían confrontación militar con los Estados Unidos y menos para proteger a Irán o a Venezuela. Esa es la estimación de profesor en Palm Beach State College.
Propone un bloqueo naval a Venezuela para evitar que armas y cargamentos de Irán, Rusia y China sigan llegando. Aunque es un acto de guerra porque hay movilización de fuerzas, no necesariamente encendería la llama de una acción bélica.
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