El expresidente Alberto Fernández viajará en las próximas horas a Venezuela para oficiar como veedor de las elecciones del próximo domingo. El expresidente anticipó que en Caracas se reunirá con dirigentes opositores al chavismo “para escuchar preocupaciones” y le advirtió a Nicolás Maduro que, “si es derrotado, lo que tiene que hacer es aceptarlo”.
“Estoy yendo para poder hablar con la oposición, escuchar antes sus preocupaciones y ver si puedo ayudar a corregirlas. Lo que quiero es que haya una elección transparente. Venezuela necesita recuperar su convivencia democrática y que los están deambulando por el mundo porque se fueron del país por la causa que fuera puedan volver”, dijo Fernández.
El exmandatario lanzó una advertencia para Maduro, que busca una nueva reelección y habló de un posible “baño de sangre” en caso de perder: “Si es derrotado, lo que tiene que hacer es aceptar; como dijo (el presidente de Brasil) Lula (da Silva), el que gana, gana, y el que pierde, pierde. Punto. Se terminó. Así es la democracia”.
Consultado sobre las funciones de su rol en Venezuela, Alberto explicó: “Yo no voy a legalizar a nadie, sino que voy a hacer lo que me pidieron, que es ser un veedor de las elecciones para que todo funcione bien”.
Este lunes, Luiz Inácio Lula da Silva había presionado a Maduro para que respete el resultado de los comicios. El presidente brasileño reconoció haberse “asustado” por la advertencia sobre el “baño de sangre” que lanzó el dirigente chavista.
“Me asusté con las declaraciones de Maduro, de que si él pierde las elecciones habrá un baño de sangre. Quien pierde las elecciones toma un baño de votos, no de sangre”, afirmó Lula en diálogo con periodistas extranjeros en Brasilia.
Y cuestionó con dureza a Maduro, uno de sus aliados en la región: “Tiene que aprender: cuando ganas, te quedas (en el poder). Cuando pierdes, te vas. Y te preparas para disputar otra elección. Espero que eso sea lo que pase, por el bien de Venezuela y por el bien de América del Sur”.
Venezuela celebrará el domingo unas elecciones presidenciales que representan el mayor desafío para el chavismo en sus 25 años en el poder, con una oposición que por primera vez aparece favorita de la mano del candidato Edmundo González Urrutia, exembajador en la Argentina y que tomó la posta de la popular dirigente María Corina Machado, cuya candidatura fue vetada por el Colegio Electoral al estar inhabilitada por 15 años para aspirar a cargos públicos por apoyar las sanciones de Estados Unidos a Venezuela.
Maduro, de 61 años, presidente desde 2013 y aspirante a un tercer mandato de seis años, planteó el proceso como una elección entre “paz y guerra”. Además, insultó a Javier Milei y lo vinculó a un supuesto plan para sabotear las elecciones.
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