La intervención de Tupamaro por parte del TSJ del régimen para entregárselo a otras personas, es una señal de temor de Nicolás Maduro, ante la evidencia de que está en marcha una rebelión de los pequeños partidos chavistas que representan una amenaza para su propósito de volver a controlar la Asamblea Nacional.
La periodista Sebastiana Barráez indicó que Maduro está usando al TSJ para atacar a los partidos chavistas que amenazan su poder absoluto en la AN.
«Nicolás Maduro está dispuesto a controlar la Asamblea Nacional (AN) como sea. Pero esta vez hay varias organizaciones del Polo Patriótico que se niegan a seguir siendo usadas», alertó Sebastiana Barráez, en su blog.
«La estrategia de quitarle las tarjetas de algunos partidos que reclamen no solo ha traído consecuencias contra la oposición. También ha sido contra organizaciones del Polo Patriótico. Para eso Maduro usa al TSJ que decide qué directiva estará al frente del partido», agrega.
Recordó que hasta ahora, esos partidos se han usado en las elecciones solo para aportar votos y luego ser desechadas o ignoradas. «De ahí surge no solo la Alianza Popular Revolucionaria (APR), que agrupa a varias organizaciones y dirigentes del chavismo. También a pequeños grupos que desde siempre han acompañado a la revolución Bolivariana que deciden ir separados del PSUV. Esto les permitirá tener pequeños triunfos con voz y voto», explicó la periodista.
Luego de la decisión del TSJ sobre Tupamaro, esta organización rechazó la medida. Aseguró que no se dejarán imponer ninguna autoridad que no salga del seno de la organización.
También destaca la respuesta del PCV. Repudiaron el «atropello y eso uso del TSJ para «inmiscuirse en asuntos internos de los partidos.
Luchas entre partidos desde hace tiempo
La lucha interna por la conquista del poder existe hace tiempo, dice Barráez. «Desde que Maduro llegó a la presidencia se ha encargado de imponer acciones y candidatos que han resquebrajado al partido de Hugo Chávez. El presidencialismo, sin considerar la gobernabilidad, ha hecho estragos. A medida que conquista espacios va eliminando liderazgos de la revolución que puedan amenazar su permanencia en el poder», afirma.
Uno de los casos más emblemáticos es el del otrora poderoso Rafael Ramírez. «Se alzaba con el peso de poder, quizá más importante del Gobierno, como era la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa). La convirtió en la chequera de los caprichos que a Hugo Chávez se le ocurría. Maduro liquidó a Ramírez, a quien no solo le quita el poder de la industria petrolera, sino que lo envía fuera del país para finalmente considerarlo un traidor a la revolución».
Ahora le queda Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, en ese orden. El primero tratando de demostrar que tenía un cargo importante como presidente de la ANC. También dentro del estamento militar. Pero Maduro le quitó el piso al desincorporar a 53 oficiales de su promoción. Y ahora, anunció el fin de la Constituyente que «llega a diciembre».
Barráez recuerda que Tareck El Aissami quería apoderarse de Tupamaro. Por eso el procedimiento contra su líder tradicional, José Pinto. Él está preso, acusado de asesinato.
Maduro se propone algo similar con Patria Para Todos (PPT). Es un partido de cuadros y la segunda organización del Polo Patriótico. Ahora es aliada en la llamada APR, en el que hay varias organizaciones.
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