Sin duda, una implicación primordial de la pandemia del coronavirus ha sido el aumento de delitos cibernéticos, además del tráfico de armas. Interpol y la Iniciativa Global Contra la Delincuencia Organizada Transnacional #covidcrimewatch destacan el aumento de estafas del tipo phishing, en que los delincuentes se hacen pasar por fuentes confiables —como la Organización Mundial de la Salud (OMS)— en correos electrónicos o mensajes SMS con frases como “conoce la nueva cura contra el coronavirus” o “estas son las nuevas recomendaciones de la OMS contra la pandemia”.
Al ingresar, se conduce a la víctima a páginas de la deep web que difunden malware —un programa informático que vulnera sus equipos— o a brindar información personal, al introducir direcciones de correo y contraseñas, con lo que se accede a sus cuentas.
Al respecto, la Unidad de Delincuencia Financiera de Interpol está ayudando a los países miembros a interceptar el dinero enviado por las víctimas.
Otro ciberdelito creciente son los ataques con ransomware que toman digitalmente como rehenes a hospitales, servicios médicos, organizaciones y a desarrolladores de vacunas, impidiéndoles el acceso a archivos y sistemas fundamentales hasta que se pague cierto rescate.
Interpol y el Programa PAcCTO de la Unión Europea advierten sobre estafas en línea de sitios web fraudulentos, plataformas de comercio electrónico y redes sociales que utilizan nombres de empresas conocidas y solicitan pagos por transferencias bancarias; así como de extorsiones telefónicas de parte de falsos representantes del sistema de sanidad pública por un presunto pariente hospitalizado; y el uso de “cibermulas” que facilitan transacciones mediante criptodivisas en mercados de la deep web.
En zonas con altos niveles de marginalidad y pobreza, diversos estudios alertan sobre el mayor riesgo de explotación sexual en línea para niños en situación de calle o sin escolaridad.
En el caso de México, según datos de Interpol y del Instituto de Acción Ciudadana, continúa el tráfico y abuso sexual de mujeres y niñas al interior del país, a la par que en las últimas semanas ha aumentado la actividad de pederastas que buscan material en línea con contenido de abuso sexual de menores.
En este rubro, el PAcCTO advierte sobre la ampliación de delitos contra las personas: desde el tráfico y la trata de víctimas mediante la explotación sexual por medio de páginas web y a domicilio, reduciéndose su visibilidad, hasta el bullying y la extorsión sexual a jóvenes.
Asimismo, la población extremista o sectaria ha aumentado delitos de odio, mientras se registran incrementos en los niveles de violencia doméstica y de género.
En México, tan solo en marzo, los servicios de llamadas de emergencia reportaron más de 26 mil registros de violencia contra mujeres, el nivel más alto desde el establecimiento de este servicio. También hubo un incremento de 77 por ciento de mujeres y menores que buscaron apoyo en refugios a partir del confinamiento.
Y en abril murieron 11 mujeres por día, uno de los meses más letales en años recientes, frente al registro de 10 mujeres por día en 2018 (Inegi), con 6 de ellas de manera violenta según Data Cívica. Por lo anterior, se espera que el total de feminicidios en 2020 supere los mil 12 registros de 2019, con un creciente uso de armas de fuego. Ciertamente el tráfico lícito de armas continuará en ascenso en el escenario poscovid-19.
Su proliferación y gran cruce transfronterizo llevó en mayo a Interpol a firmar un convenio con la Organización Mundial de Aduanas (OMA) para acceder en tiempo real a su base de datos —con 1.4 millones de registros— y a su tabla de referencias (IFRT) para evitar que estas lleguen a redes criminales.
En el caso de EUA, el brote llevó a un pico en la compra de armas a inicios de abril: los ciudadanos se apresuraron a comprar armas para protegerse de robos por el cierre de negocios o liberación de prisioneros.
Tan solo en marzo, el FBI realizó 3.7 millones de registros de antecedentes en compra de armas, un récord para un único mes desde que se abrió este sistema en 1998.
Para mayo, la organización Gun Violence Archive reportó 59 incidentes de disparos masivos —con 40 asesinatos y 249 heridos—, el doble de abril y el más alto desde 2013, de un total de 158 ataques masivos en lo que va de 2020 con 641 heridos y 146 homicidios, siendo un tercio de ellos cometidos por víctimas de violencia doméstica.
A lo anterior se añade la custodia armada de comercios en ciudades del centro de ese país, frente a las recientes manifestaciones en toda la Unión Americana por la brutal muerte del afroamericano George Floyd, y la portación de armas por los repartidores de droga a domicilio, según datos de Interpol.
Destaca que la empresa Walmart retiró temporalmente en varias de sus tiendas de ciertas ciudades de EUA la venta de armas de fuego y municiones, a raíz de las manifestaciones en contra del uso excesivo de la fuerza policial y la injusticia contra los afroamericanos en ese país.
Un daño colateral a la creciente compra de armas en el contexto de encierro y crisis económica es el potencial incremento de los suicidios, causa de 50 por ciento de muertes por armas de fuego en EUA, según datos de la organización Everytown for Gun Safety. De igual manera, 61 por ciento de los homicidios armados ocurrió dentro de los hogares en los últimos 10 años, especialmente en casos de violencia doméstica.
Esta fuente revela que cada mes mueren 53 mujeres por un arma en manos de un familiar; casi un millón son heridas cada año, y muchas más han sido amenazadas con un arma por una pareja violenta.
Advierte que la presencia de armas en el hogar eleva tres veces la posibilidad de suicidios, dos veces la de homicidios y 5 veces que una mujer muera por una pareja violenta, en crímenes intencionales.
Por otro lado, registra que la mayoría de las compras de armas desde marzo ha sido de nuevos clientes, con escasa experiencia en su manejo y almacenaje; y alerta sobre las muertes accidentales por armas, que cobran 478 vidas cada año, al vivir 4.6 millones de niños y jóvenes en hogares con armas.
En suma, la pandemia está afectando la actividad criminal en todo el mundo y en todos los niveles: local, nacional e internacional. La expansión global del coronavirus ha requerido toda nuestra atención y la ha enfocado en salvar vidas.
Es un hecho que ante la quiebra de diversos tipos de empresas por el confinamiento, y la dificultad de lavado de activos en el turismo, hotelería y construcción, el crimen organizado empezará a invertir en la economía formal. Irá más allá del asalto a viviendas mediante la falsa realización de servicios de asistencia, mantenimiento o reparación; del robo a fábricas o locales comerciales desocupados y al patrimonio histórico y artístico; de la extracción ilícita de minerales, maderas, vida silvestre y contaminación clandestina, que incluye desechos sanitarios y residuos de covid-19 y por sustracción o contrabando de combustible.
En esta nueva etapa de desconfinamiento gradual, debemos ser fuertes para poder cerrar la puerta al oportunismo criminal y a su penetración en los sistemas de salud, económico y social.
NotiVeraqz