Miles de cuentas clones de Facebook han proliferado en los últimos días en Filipinas, falseando perfiles de universitarios, activistas y periodistas, en un país que algunos analistas consideran el «paciente cero» de los experimentos con granjas de trolls que desvirtúan el discurso público.
La mayoría siguen activas como cuentas fantasma -sin amigos, sin fotos, ni publicaciones-, pero después de que el escándalo saliera a la luz y miles de afectados lo denunciaran públicamente en las redes sociales, algunos de estos perfiles clonados comenzaron a mandar mensajes amenazantes o insultantes a las cuentas que replicaban.
«Eres hijo de una puta terrorista», escrito en tagalo, fue el mensaje más común que recibieron decenas de estudiantes de la Universidad de Filipinas, aunque también hubo amenazas de muerte o acusaciones de pertenecer a la guerrilla comunista.
Un grupo de Facebook creado específicamente para denunciar estos perfiles duplicados ha documentado más de 5.000 y algunos afectados tienen hasta una decena de perfiles paralelos con su nombre.
Granjas de trolls
La proliferación de estos perfiles clónicos es vista ampliamente como el trabajo de las granjas de trolls, que operan con impunidad en Filipinas, pero supone un paso más allá en su actividad, ya que hasta ahora se ocupaban fundamentalmente de difundir «fake news» al servicio de la propaganda oficialista.
«Es un fenómeno nuevo. Pero no lo veo como una clara intención de manipulación política. Me preocupa más que sea una violación de la seguridad para acceder a información privada», señaló el filipino Jonathan Corpus Ong, profesor de comunicación la Universidad Massachusetts Amherst.
Ong publicó el año pasado una exhaustiva investigación sobre cómo las granjas de trolls operan en Filipinas y su influencia en la decisión de voto en las últimas campañas electorales del país, la presidencial de 2016 y la legislativa de 2019.
Según Ong, detrás de esta operación puede haber alguna empresa de manejo de datos, una industria al alza en Filipinas, al estilo de Cambridge Analytica, a la que se atribuyó el éxito del Brexit o el triunfo presidencial de Donald Trump en EEUU, pero también un escándalo de robo de datos y violación de la privacidad online.
Los ejecutivos de la extinta compañía usaron Filipinas como campo de pruebas en 2015 y, según presumían en su página web ahora cerrada, construyeron el perfil de hombre duro e implacable contra el crimen del ahora presidente Rodrigo Duterte.
«Acceder a información privada de posibles votantes es importante para conseguir contratos para dirigir la campaña de posibles candidatos. Las próximas elecciones en Filipinas son en menos de dos años», indicó Ong.
Momento político crispado
Sin embargo, estos perfiles llamados «clon» o «sombra» han surgido en un momento muy crispado del debate político en Filipinas a causa de la una controvertida ley antiterrorista, impulsada por aliados de Duterte y muy criticada por expertos legales, oposición y activistas.
La ley, aprobada por el Congreso y que solo requiere la firma de Duterte, amplía el rango de delitos considerados terrorismo, incluido «incitación o amenaza de cometer actos terroristas», punibles con 12 años de prisión, provisión que para muchos supone un intento de castigar el disenso, ya que se podría catalogar como terrorismo cualquier protesta contra el gobierno.
De hecho, estas cuentas clon comenzaron a aparecer el pasado fin de semana, después de que cerca de un centenar de activistas y estudiantes convocaran protestas contra la ley en diferentes campus de la Universidad de Filipinas, que en la ciudad de Cebú se saldaron con siete detenidos.
Algunos activistas críticos con la administración Duterte han expresado su temor a que estas cuentas paralelas, creadas por trolls al servicio de su gobierno, puedan pretender suplantar la identidad de opositores y activistas para imputarles actos delictivos en la red, que serían sancionables bajo esa ley antiterrorista.
No en vano, una ley aprobada en marzo para otorgar poderes especiales a Duterte durante la pandemia incluía una provisión que castigaba la difusión de bulos que entorpecieran la respuesta. Bajo esta norma, decenas de personas han sido imputadas e incluso arrestadas por criticar en redes sociales la estrategia del gobierno frente a la COVID-19.
Presión al disenso y prensa libre
Activistas y grupos de izquierda son los blancos habituales de los ataques de los trolls, aunque los periodistas críticos cada vez padecen más hostigamiento online en uno de los países asiáticos que más presumía de libertad de prensa.
El Sindicato Nacional de Periodistas de Filipinas (NUJP, en inglés) ha registrado unos mil casos de cuentas clones entre reporteros en esta extraña operación que excepcionalmente también ha afectado a corresponsables extranjeros.
«Me aventuraría a decir que el gobierno está detrás de los perfiles clon, que empezaron con los estudiantes que protestaron en los campus, luego con periodistas y siguieron con todo el que de alguna manera ha expresado su oposición a la ley antiterrorista», apuntó el presidente del NUJP, Nonoy Espina.
El sindicato de periodistas y otros grupos civiles están recopilando toda la información para denunciar colectivamente ante Facebook la proliferación de clones, ya que la mayoría de reportes individuales han obtenido como respuesta que esos perfiles no violan las normas de la plataforma.
El papel de Facebook
«Las personas que se involucran en este tipo de comportamiento son persistentes, a menudo están bien financiadas y constantemente desarrollan tácticas para evadir nuestros sistemas», indicó Facebook en un comunicado sobre las cuentas clones, fenómeno que se comprometió a investigar.
El Departamento de Justicia de Filipinas también prometió investigar el asunto, aunque matizó que probablemente se trate de un «fallo técnico», una explicación que convence a pocos.
Facebook ha sido acusado en numerosas ocasiones por prestar poca atención a la proliferación de cuentas falsas y campañas de desinformación en su red, un vacío que en Filipinas -país que más tiempo consume en esa red social- han aprovechado ampliamente estas granjas de trolls, que el propio Duterte admitió haber utilizado, aunque «solo durante la campaña presidencial».
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